TEN • UNKNOWN.

3.3K 429 46
                                    


╔═══════════╗

01 • CHAPTER TEN:
UNKNOWN.

╚═══════════╝

BLUE PASÓ DE USAR SUDADERAS OSCURAS a una camisa de fuerza. Pasó de tomar vitaminas y medicina para la alergia a ser medicada con diversos fármacos de los cuales había algunos que cuyos nombres ni siquiera sabía pronunciar. Había pasado de ser cuidada por su mejor amigo a ser custodiada por un enfermero que ni siquiera la miraba a los ojos por el pavor que le tenía. Había pasado de ser Sully a ser una joven que presuntamente había asesinado a sus padres, y en serio que no le gustaba ser temida por nadie. Eso no era vida, era todo lo contrario.

Aquel día, cuando su enfermero estaba a punto de drogarla con el montón de fármacos que tenía que ingerir y sedarla con su habitual calmante, la puerta de la celda fue abierta, revelando a uno de los guardias que custodiaban la entrada.

—Hay que trasladarla al área b —indicó el hombre—. Tiene visitas.

El enfermero —cuyo nombre Blue desconocía— miró al guardia con un signo de interrogación grabado en sus facciones.

—Pero... Desde el incidente del área de visitas principal quedó estrictamente prohibido que ella recibiese visitas a menos que fuese de un familiar —replicó el muchacho.

—Sí bueno, olvida todo lo que escuchaste sobre la restricción de vida social de esa chica y ayúdame a trasladarla al área privada —ahora fue el turno de Blue de fruncir el ceño confundida. ¿Quién demonios habría ido a visitarla? No le permitían a Mitchell hacerlo, y solo podían visitarla sus familiares—. Tengo órdenes directas de Barnes para trasladarla, ahí verás tú si quieres perder tu empleo, niño bonito.

Luego de una breve discusión, el par de hombres levantaron a Blue y la llevaron caminando a través de un pasillo repleto de puertas metálicas que rezaban los nombres de sus reclusos en chapas metálicas ya desteñidas y desvencijadas. Blue supuso que la puerta de su celda debía ser igual a esas, indicando su nombre en una chapa. Pero se olvidó de todo en el momento en el que giraron en el cruce y la llevaron por un pasillo mucho más solitario, hasta llegar a la presunta área b, en la cual solo había una celda sin chapa ni nombre, y presuntamente sin acolchado blanco en las paredes y suelo, eso si en verdad se trataba de un área exclusiva de visitas.

—Más te vale no hacer el truquito del fuego, Sullivan —musitó el guardia sujetándola con fuerza mientras la guiaba hacia el interior de la celda—. No queremos una demanda por tu culpa.

Blue alzó la vista con lentitud, y dijo:

—Vete al infierno, Darling.

Sí, ella conocía el apellido del guardia gracias a su hermano Tripp, quien la mantenía informada sobre todo lo que sucedía en el manicomio y le indicaba quién era quién para que no se sintiese tan desorientada. Al parecer tratarlo a las patadas cuando él la trataba así tenía sus beneficios después de todo.

Se sentía como si tuviese su propio Casper, la única diferencia de todo, era que su hermano resultaba ser de todo menos tierno y amistoso. Añadiendo el hecho de que solo ella, la loca esquizofrénica, podía verle.

Genial, ¿o no?

El guardia Darling la dejó en un asiento al otro lado de una mesa cuadrada forjada de hierro, en frente de una silla que se encontraba vacía en esos momentos. Paredes grisáceas y manchas por todas partes, y un solitario bombillo guindando unos metros por encima de su cabeza.

Menuda área exclusiva de visitas, pensó la ojiazul.

Si así lucía el área exclusiva, no quería imaginarse como se veía la V. I. P.

El chirrido de la puerta de metal la sacó de su ensoñación, por lo que alzó la vista, fijándose en el hombre de traje elegante que caminaba escoltado por el guardia Darling. Ella fulminó con la mirada al guardia, recibiendo la misma mirada de regreso, y luego observó al elegante hombre que se había sentado en frente de ella. Uno que nunca en su maldita vida había visto, pero que a la vez se le hacía bastante familiar para ser cierto.

— ¿Quién demonios eres tú? —Inquirió la joven con intriga y de una manera tosca.

Lo vio esbozar una sonrisa ladina.

Oh, genial. Sí, ríase de la loca.

—Soy el hombre que puede ayudarte a descubrir el misterio de tu maravilloso don —respondió con simpleza.

Ella alzó ambas cejas.

—Bueno, ese es un nombre muy largo para una persona. ¿Estás seguro de que así te llamas? —Añadió la joven Sullivan.

No tenía muchas oportunidades de burlarse de las personas gracias a su constante estado de fuga gracias a todos los fármacos que le eran administrados, tenía el derecho de por lo menos burlarse de aquella presunta visita a la que ni siquiera conocía.

—Soy Bruce Wayne —dijo y se inclinó sobre la mesa para mirar a la ojiazul un poco mejor—, y tú, Blue Sullivan, vendrás conmigo.

Ella soltó una risa carente de humor, y miró con un semblante sardónico al presunto Bruce Wayne. Bien, tal vez ella era quien portaba la camisa de fuerza entre los dos, pero definitivamente él era el que estaba demente.

— ¿Iré contigo? ¿Quién te dijo semejante mentira? —Ella volvió a alzar las cejas en un gesto de incredulidad—. ¿A caso no ves en dónde estoy? ¡Esto es Arkham, hombre! Y dudo mucho que esas personas dejen que me vaya así como así.

—Cuando se tienen los recursos que yo poseo, es fácil obtener lo que deseas —respondió Bruce—. Estoy buscando personas como tú, Blue. Y alguien con tus maravillosos dones me vendría como anillo al dedo.

—Créeme que si pudiese deshacerme de mis poderes y embotellarlos, te los regalaría —ladró la ojiazul—. Pero no son unos maravillosos dones, ni para mí ni para nadie.

—Solo tienes que aprender a controlarlo.

Ella bufó, al parecer el hombre sí iba enserio con lo del asunto de ir con él. Blue no lo conocía, solo había escuchado un par de veces su nombre cuando los empleados de Arkham hablaban en frente de ella y aun así él parecía conocerla mejor de lo que se conocía a él mismo; Era casi imposible que la dejasen salir del manicomio, mucho menos con un desconocido, pero al mismo tiempo deseaba salir de ahí para ir a ver a Mitchell y que este le abrazase todo lo que quisiera porque ella lo necesitaba, porque extrañaba a su mejor amigo tanto como extrañaba a su difunto hermano mayor, Tripp.

— ¿Qué tengo que hacer para que me dejen salir?

Bruce sonrió con satisfacción.

—Tú tranquila, yo me encargo de todo —respondió—. Te veré pronto, Blue Sullivan.

—Sí, lo que digas, Bruce Wayne.

BLUE PHOENIX ↯ JUSTICE LEAGUE|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora