BLUE PHOENIX ↯ JUSTICE LEAGUE|✔

EIGHT • INSANE.

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01 • CHAPTER EIGHT:
INSANE.

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Tres meses después...

LA JOVEN SULLIVAN MIRÓ las paredes acolchadas que desde hacía tanto tiempo se habían vuelto tan familiares para ella. Soltó un suspiro mientras recargaba sus pies desnudos encima de la pared de acolchado blanco.

Hacía más de tres meses la habían enviado a juicio luego de tener las evidencias en su contra, siendo acusada del asesinato de sus padres, y de una manera que ella no supo descifrar, también fue culpada por el asesinato de su hermano Tripp, con el juez alegando que hubieron encontrado rastros de su ADN —de Blue— en la muestra de la autopsia que le hubieron hecho a su hermano. Fue enviada al manicomio Arkham, debido a que los pueblerinos de Smallville pensasen que una cárcel común —o un reformatorio, en su caso— no fuese suficiente para pagar su castigo.

Había pasado tres meses siendo estudiada por un psiquiatra certificado en esquizofrenia, siendo pinchada por todos los lugares posibles con distintos fármacos que surtían efectos bastante perturbadores para ser cierto. Había sido tratada como un animal de zoológico, y ahí seguía, manteniéndose cuerda en secreto cuando no se encontraba siendo sedada luego de la visita con su psicólogo. Era mucho más fácil hacerle creer a todos que era una esquizofrénica gracias a las frecuentes alucinaciones que tenía con su hermano Tripp. Tal vez sí estaba loca pero no lo sabía, tal vez solo no quería admitirlo porque sabía que si lo hacía, la tratarían peor que antes y eso era lo menos que quería.

Sintió el soplo de aire helado contra su nuca y al girar la cabeza, observó a su hermano mayor sentado en la esquina más próxima a ella con las piernas extendidas. Se veía traslúcido, pero todavía podía divisarse un poco su antiguo color de piel. Sus ojos como siempre, eran un par de trozos de azabache incrustados en su rostro y la frialdad que destilaba era el sentimiento más familiar que ella tenía de él.

— ¿Pensando en la vida de mierda que tienes? —Lo escuchó decir—. No te culpo si piensas eso, pasaste de ser la oveja negra de la familia a ser la loca asesina de Smallville.

— ¿Sabes? Tus palabras no son muy reconfortantes que se digan —Blue miró a su hermano—. ¿Por qué no mejor te vas a embrujar alguna casa o hacer que otra persona se vuelva loca?

—Los muertos no tenemos tacto ni filtro cuando hablamos, hermana —alegó—. Además, tú no estás loca.

— ¿Sí? Pues dile eso a mí psiquiatra, el cual piensa que soy esquizofrénica.

—Si pudiera, créeme que ni siquiera hubieses pisado este manicomio.

Y tan rápido como apareció, se esfumó.

La joven Sullivan volvió a suspirar. ¿Estaría o no estaría loca? Tal vez sí lo estuviese, nunca se podía confiar en una alucinación. Maldición, una persona que no estuviese loca ni siquiera vería alucinaciones. Pero ella estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor, estaba consciente de todo lo que hacía y no hacía. Sabía cada cuantas horas le daban su medicina y cuantas veces al día le inyectaban lo que sea que le inyectasen. Sabía que los martes, jueves y sábados eran los días de sus visitas al psiquiatra.

Blue sabía que no estaba demente.

¿O tal vez si lo estaba?