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THIRTY NINE • DON'T LET HER GO.

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03 • CHAPTER THIRTY NINE:
DON'T LET
HER GO.

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LAS VACACIONES DE SEMANA SANTA FUERON las más largas de todo el mundo, por lo menos así lo pudo sentir Bruce Wayne.

Aunque los días posteriores, fueron todo un drama, a decir verdad. Él había decidido que, como Damian se quedaría a vivir en la mansión Wayne con Blue y Mitchell (y ocasionalmente Dick) también iría a la escuela... Pero el problema era que, Damian no sabía cómo adaptarse a la escuela, puesto que nunca fue a ninguna, todo lo que sabía, se lo habían enseñado su madre y su abuelo, encerrado en esa gran fortaleza en la cual vivían.

Bruce había tenido que asistir en variadas ocasiones durante la primera semana de Damian en la escuela, por distintos asuntos. Ni siquiera Blue en su modo desenfrenado le había causado tantas molestias. Aunque con el pasar de las semanas, con bastantes charlas y ayuda tanto de Bruce como de Diana, Damian había logrado salir poco a poco adelante y a meterse menos en problemas, a diferencia de Blue, quien ultimadamente estaba causando más problemas que nunca.

Y todo empeoró una noche, unas semanas antes del baile de fin de año escolar: Blue había quedado en salir con el guaperas a una cita, a pesar de que Bruce y Diana se lo hubieron prohibido terminantemente.

Esa noche, Barry se había quedado en la mansión Wayne puesto que, era el más rápido y si Blue intentaba escaparse, él podría detenerla. Dick y Mitchell se encontraban en la cocina mientras Barry veía una película en la sala de estar, manteniéndose alerta por si escuchaba un sonido extraño que le avisase que Blue estuviese a punto de escapar o de bajar las escaleras.

Escuchó un estruendo desde la planta superior, en el pasillo de las habitaciones, por lo que olvidó por completo la película que se encontraba viendo y subió las escaleras, caminando directamente hacia la habitación de Blue; El lugar estaba vuelto un desastre, aunque no fue eso lo que le llamó la atención, sino que fue la ausencia de la joven Sullivan. Su instinto le dijo que ingresase al cuarto de baño, así que lo hizo, y la encontró desmayada en el suelo. Frunció el ceño y se arrodilló al lado de la joven Sullivan, tomándola entre sus brazos. En ese momento, olvidó por completo que se sentía bastante desilusionado con ella e ignoró el hecho de que se encontraba vistiendo un precioso vestido rojo demasiado llamativo y ajustado.

La acunó entre sus brazos y acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja. Barry podía jurar que en esos momentos, Blue era una especie de ángel.

La vio abrir sus ojos con lentitud y lo miró a los ojos. Barry esbozó una ligera sonrisa y dejó que se incorporase, aunque cuando estuvo a punto de preguntarle por qué se había desmayado, ella lo besó.

Era un beso muy distinto a los primeros que hubieron compartido, era rudo y lleno de fiereza, pero a pesar de eso, Barry no tuvo la suficiente voluntad para separarse de Blue; Posó sus manos encima de la cintura de ella y la atrajo hacia su cuerpo, estrechándola contra él. Los dedos de ella se dirigieron hacia el cabello de él y jalaba sus hebras de vez en cuando.

Barry sentía como si tuviese una especie de hechizo encima, un hechizo inducido por gruesos y enloquecedoramente expertos labios de Blue. Se sentía tan bien pero a la vez estaba tan mal... Estaba mal porque ella tenía un novio que a pesar que no le simpatizase a él, continuaba siendo su novio, y ella había herido sus sentimientos al portarse tan perra como lo había hecho durante todos esos meses.

El muchacho rompió el beso bruscamente para tomar aire e intentó alejarse de la joven Sullivan.

Y en un rápido movimiento, ella se levantó y lo golpeó en la cabeza con lo que parecía ser una tabla de madera suelta, dejándolo tirado en el suelo del baño, herido e inconsciente.

La Sombra que la controlaba la hizo arreglarse el maquillaje, y salió por la ventana, escapándose de la mansión Wayne con una sonrisa sádica adornando su rostro.

Manipular y dejar fuera de juego al velocista había sido más fácil de lo que había pensado, todo porque él era débil cuando se trataba de ella.

Porque el amor los hacía débiles a todos, y ella se aprovecharía de eso, porque mientras continuase manteniendo el control del cuerpo de Blue y la mantuviese encerrada en su propia mente, no volvería a ser débil.

No volvería a amar de verdad.

• • •

Dick y Mitchell hubieron encontrado a Barry cuando se hubieron percatado de su larga ausencia, suponiendo que se encontraba vigilando a Blue más de cerca, aunque no se esperaron encontrarlo inconsciente en el suelo del baño de la habitación de Blue. Damian también se hubo percatado de lo sucedido, debido a que sentía la ausencia de la presencia oscura en la casa.

Entre Dick y Mitchell llevaron a Barry a su propia habitación y hubieron limpiado el rastro de sangre seca que provenía de su cráneo, aunque intentaron buscar la herida, se dieron cuenta de que ya no la tenía, por lo que supusieron que el factor curativo del velocista hubo efectuado su acción mientras éste continuaba inconsciente. Damian les siguió el paso y se quedó parado en el marco de la puerta, apoyando su hombro contra este y cruzaba sus brazos contra su pecho.

— ¿Qué te pasó? —Inquirió Mitchell mirando al velocista.

—Blue fue lo que pasó —respondió este incorporándose con algo de esfuerzo—. Fingió un desmayo y cuando me... Distraje, me noqueó.

Damian notó la vacilación de Barry al decir que se hubo distraído, y a pesar de que suponía que Blue había tenido que ver con eso, lo dejó pasar.

—No te culpo, ella se aprovechó de tu preocupación —comentó Dick, y luego miró a Damian—. Llama a Bruce y a todos los demás, diles que Blue escapó de la mansión y hay que buscarla, yo llamaré a unas personas que espero y puedan ayudarnos.

El joven asintió y a pesar de no quererlo, fue a llamar al equipo, mientras Dick llamaba a esos conocidos suyos y Mitchell le avisaba a Axel, puesto que él también podía ser de ayuda en la búsqueda y neutralización de Blue.

—Todo es mi culpa —se lamentó Barry—. Nada de esto hubiese pasado si yo no...

—Si tú no...

—Si yo no estuviese enamorado de ella —admitió finalmente, agregando un suspiro al final de la oración.

Mitchell esbozó una mueca de comprensión y Dick le palmeó el hombro. Ambos ya se suponían que Barry estaba enamorado de Blue, y que él lo admitiese por fin en voz alta, era medianamente bueno, porque por fin, estaba siendo honesto consigo mismo.

—No te culpes por eso —dijo Mitchell—, la Blue de la que te enamoraste era una buena chica... Pero necesitas mantenerte fuerte ante la Blue perra.

Él asintió de manera desganada.

Blue había escapado, y todo era por su culpa. Él la había dejado escapar por mostrarse vulnerable ante ella, y ella se hubo aprovechado de esa vulnerabilidad.

Todo porque él la amaba, sin importarle que tan mala fuese.