Cartas de Nitroglicerina

˙·٠•●♥[ Cerillos ]♥●•٠·˙

Salió a comprar comida. Quizá con eso olvidaba todo...

Imposible.

Miró como todos caminaban a su lado como sí nada. Riendo, enojados, agotados. Es como si absorbieran su energía, no gustaba de salir.

Regresó a casa con el mandado, y miró su mesilla, no había nada, miró el suelo y ahí estaba de nuevo. Comenzó a llorar.

—Ya para, detente —se tiró de rodillas al suelo con las bolsas en las manos. —Ught.

Era una tortura psicológica.

Tomó la carta y entró a acostarse en su cama. Era extraño, no era como sí le dijera “Sé todo sobre ti” que le pusiera los pelos de punta, era un “Quizá pueda estar contigo” que la llenaba de ansiedad y miedo.

Era frustrante, no sabía nada, nada. Quién, cómo, cuando, dónde, por qué.

❝Siempre estás sola, eso es muy peligroso. Hay muchos bastardos en el mundo ¿No te da asco el mundo cariño? El mundo se está pudriéndo...

Olvídalo.

He llegado a la conclusión de que eres una fanática de lo dulce, por el contrario yo lo llego a odiar en ciertas ocasiones. Me gustan más las cosas picosas. Veo que siempre haces todo por las mañanas y terminas perdida en la nada durante la tarde, pues todo dentro de tu casa se queda en silencio hasta la mañana siguiente. ¿Y tus padres? ¿Y tus amigos? ¿Están muertos? ¿Te han abandonado cara de ángel? ¿Tratas de huir? ¿De qué? ¿De las voces?
¿Tienes novio? ¿Tienes hermanos? ¿Cuál es tu color favorito? ¿Te gusta alguien?

Me gustan las flores, odio la rosas, me gustan los peluches, odio los peluches de osos. Me gustan las frutas cítricas, odio la fruta porosa. Odio a la luna, pero me encantan las estrellas fugaces, aveces vago por todas partes: persiguiendo algo que no sé. Joder...

Han pasado unos años desde que me he atrevido a mover mis engranajes

¿Siempre estás sola?
Quizá no somos tan diferentes cariño❞

Terminó de leerla, y la guardó en el cajón especial para su acosador. Estaba sola, si, pero está acostumbrada, tanto que incluso aveces habla con ella sola para rellenar el silencio...

Pero alguien a estado mirándola y ha tenido el descaro para entrar a su hogar a hacer mierdas. Mudarse sería lo mejor, pero no tenía suficiente dinero para darse esa posibilidad, además de que sus padres  están haciendo  lo mejor para  darle todo  lo que necesita y decirles que se quiere mudar sería un caos.

Es demasiado.
Se paró de golpe, sacó todo y corrió a la gran ventana, ya no lo toleraba.

—¡¡Vete!! —boziferó lanzando todo al aire.

Las cartas cayeron al suelo, y apretó los labios.
Cerró su ventana y bajó a echarle llave y seguro a todo.
Marcó por celular;

—Izuku

—¿Ochako qué sucede?

—Ven a casa.

—¿Por qué?

—Ven a casa ¡No quiero dormir sola!

—Pero estoy con Tsuy-

Lanzó el celular lejos, y bajó de nuevo corriendo las escaleras maldiciendose mil veces. Tiró cartas al lado de su casa, donde su vecino no tenía culpa de nada para que le ensuciara todo.
Salió de mala gana y tomó las cartas que pudo para después entrar y arrojarlas a su bote de basura.

Tomó los cerillos, abrió la puerta y puso el bote en el umbral, el humo se desprendió por la fricción y dejó caer la flama entre los papeles.

Corrió al teléfono de casa.

—Shoto ven a casa.

—¿Estás bien?

—No.

—¿Por qué?

Lo pensó, ¿Qué debía decir?
‹Denki está jugando muy pesado y ahora tengo paranoia porque me llegan cartas, ah y hacen cartas para mí con mis cosas en casa, ven por favor que ya me vieron dormir una vez y temo que se repita. Coño no he dormido en una semana porque siento que alguien en cualquier momento irrumpira en mi casa, sería estupendo tenerte aquí ¡Maldita sea tengo miedo, sólo ven!›

—Tengo miedo —masculló— por favor.

—En media hora llego.

Los miedo se disiparon y colgó aliviada. Sólo media hora y ya.

Salió y miró las tenues llamas, suspiró y se sentó al frente mirando a la pocas personas que la miraban extrañadas desde la calle.

Jamás mirar fuego lento le fue tan reconfortante.

—Ochako-chan ¿Qué haces?

Todoroki entraba por su patio con una ceja arriba, ella no dudó un segundo y rompió en llanto.