Cartas de Nitroglicerina

˙·٠•●♥[ Adicto ]♥●•٠·˙

Miró a la pared, dió un gruñido y después sonrió de lado.
Acarició las fotografías y pasó con delicadeza sus dedos por sobre de su favorita. La despegó de la pared y pasó suavemente su lengua sobre toda la extensión de ella, la miró analíticamente y después la lanzó al suelo.

Sacó de su mochila la cámara y entró a la habitación con luz roja.
Esperó unos minutos con calma a que las fotografías se revelaran y cuando eso pasó las tomó y las colocó sobre los vidrios rotos de su décimo tercer espejo.
Sacó vendas de uno de sus cajones y pateó los floreros rotos para tener espacio para alcohol y agua oxigenada.
Recogió las fotografías que no había podido pegar a su muro de arte y las comenzó a ojear una por una admirando con atención cada una de ellas.

Hay pasiones encendidas que incineran todo a su paso: pensamiento y razonamiento, conciencia y cordura. Qué arrasan con todo lo que tocan. Y las manchan de amor color del carmín tinto.

Suave... Violento...Cálido... Sofocante.... Frío y gélido..... Amable y despiadado, hermoso y doloroso, cruel y necesario.

El veneno se expande por todo su torrente sanguíneo y lo seda con ¿Amor? Si, amor.
Con el deseo de atrapar a esa mariposa en específico y mantenerla en un frasco siempre a su vista, para sólo saber él de su existencia, y encerrarla para que el mundo no pueda dañar sus delicadas alas.

Si, el verdadero amor.

Llamar su atención y que se la dé sólo a él, arrastrarla a sus garras para acunarla entre besos y caricias para que jamás deseé irse de su lado, es su objetivo.

Si, eso;

Amar en verdad.

Si, que lo mire sólo a él, que le sonría sólo a él, que no ame a nadie más que a él.
¡Si, el verdadero amor!
Amor por montones, amor que mata, amor que gusta, amor que embriaga, amor que envenena y condena.

Vagar por el Limbo acompañado de ella... Amor eterno.

Engullir su corazón y atesorar cada cosa que provenga de ella, aspirar su aroma siempre, probar de la dulce miel de sus labios, mirar esos hermosos ojos color de la caoba chocolate; lo quiere, lo desea, lo anhela, lo sueña. Lo necesita.

Derretirse como un helado cada que ella sonríe se a vuelto costumbre. Mirarla salir a regar aquellas flores lilas... Se a vuelto tan vital.

Tomar su corazón y acunarlo en su pecho es lo que más añora;

Besar suavemente sus mejillas regordetas, mirarla dormir cómodamente, despertar y zambullir su nariz en su cabello de chocolate, beber café todas la mañanas mirándola fijamente, abrazar su cuerpo y besar su frágil corazón es lo que más desea con todas sus fuerzas porque ni siquiera el infierno mismo podrá hacerle cambiar de opinión.

«La carta»

Jaló su silla y tomó el montón de lapiceros sobre su cama y acomodó las hojas blancas golpeandolas sobre su escritorio.
Acercó hojas de colores, tijeras y pegamento.

Chasqueó la lengua; mover sus manos dolía, y para aminorar el ardor pasó su lengua sobre sus muñecas. Revolvió su cabello ceniza y se echó para atrás buscando las palabras perfectas.

—Cariño...

Las cosas se distorsionaron, el sonido se disipó y todo comenzó a ser frío y caliente al mismo tiempo. Su corazón se aceleró y gruñó profundamente reviviendo el momento en que pudo aventurarse dentro de su hogar para verla dormir mientras acariciaba su cabello. Recordó esa inmensa sed de ella, interminable.

Adictivo, adictivo...

—Como la cafeína.

❝Hola cariño...