Mientras ambos compartían el beso más apasionado del mundo la lluvia comenzó a caer en las afueras de su nueva casa, ninguno de los dos se daba cuenta de ese romántico efecto, sus miradas marcaban la travesura que ambos iban a cometer.
Por alguna razón Victory sentía a Ciro como un hombre implacable, de esos a los que se les debe tener respeto, aunque lo deseaba con todo su ser; había una parte de ella que sentía su presencia muy intimidante, él que siempre estaba tan seguro de su mismo y nunca se echaba para atrás, un ser indomable.
Victory metió sus manos por debajo de su playera para así sentir cada uno de sus perfectos músculos, también pudo sentir como Ciro se estremeció, y al querer sentir más de esa clase de sensación se quitó su gabardina negra con la ayuda desesperada de Victory a quien le urgía hacerse de él. De inmediato Victory se puso a horcajadas sobre él, con ese movimiento totalmente voluntario le permitió a Ciro eliminar su chamara y después con cierta habilidad controlada su playera, parecía que Ciro miraba como caía su cabello en cascada sobre sus hombros, despacio acarició con ambas manos su costillas hasta que llegó al broche de su sostén y antes de desabrocharlo por completo pasó sus dedos por la línea de la columna, al tiempo que besaba su cuello y poco a poco dejaba una ligera mordida en el lóbulo de su oído.
Al ritmo incalculable de la lluvia Ciro dejó a Victory de bajo de él, bajó demasiado lento la licra que envolvía las perfectas piernas de Victory haciendo la espera incesante.
—Solo quítalos ya... —suplicó con la voz entre cortada y Ciro con el fleco algo caído la miró con una sonrisa perversa.
—Te haré sufrir dulzura... quiero que me lo pidas... pídemelo. — le aclaró mientras su respiración también se hacía cada vez más pesada, Victory sonrió entendiendo su juego.
—Solo date prisa...—Ciro negó sonriente y subiendo su brazo le dejó ver como comenzaba a crecer una pluma perfecta y negra para después arrancarla y con ella comenzó a hacerle cosquillas desde el inicio de su pie siguiendo el camino hasta sus muslos, pasando por su abdomen y llegando a su pecho.
—Gata mala, ¿no me oíste? Quiero me que lo pidas, no era una pregunta. —Ordenó con tono serio y autoritario quitando la sonrisa de Victory haciendo que se mordiera los labios. —Pídemelo...— repitió pero esta vez le dio una nalgada impresionando a Victory... más allá de ofenderla la dejó completamente encantada, entonces su boca se abrió.
—Hazme el amor ya. —Ciro sonrió satisfecho y se bajó de la cama, tranquilo se comenzó a desabrochar el pantalón y ahí estaba Victory observando el mejor de los espectáculos, lo miró de pies a cabeza y él no se movió dejando que ella viera lo que quisiera.
—Ven aquí pequeña dulzura... —le ordenó de nuevo y la gata obediente se enderezó y comenzó a andar a gatas sobre la cama hasta llegar a la orilla donde él se encontraba, ella empezó a levantarse besando cada parte de sus abdominales, también pasó por sus pectorales y terminando por su cuello hasta que sintió la mano de Ciro entrar por su cabello y tiró de él obligándola a mirarlo con cierta rudeza. Él estudió su mirada, sabía que era lo que ella ansiaba pero no cedería tan simple, la besó con más deseo del planeado, mordió su labio separándose de ella y de nuevo la miró serio. —Pídemelo de nuevo dulzura...
—Hazme tuya... —susurró reponiéndose de aquel beso, Ciro con un ligero empujón la volvió a tirar de espaldas a la cama y de arrojó sobre ella, acarició toda su pierna separándola de su compañera para posicionarse en medio de ellas, y mientras de nuevo besaba a Victory recargándose en ella aprovechó para hundirse en aquello que más anhelaba en ese momento, Victory gimió al sentirlo por completo, arañó por impulso su espalda y se arqueó dejándole el paso libre para todo aquello que él quisiera hacer con ella. Después de mordidas, besos, araños y completo desenfreno sus cuerpos se tensaron uniéndose en un completo éxtasis.
Sus piernas temblaban por todo aquello en lo que ambos se habían perdido pero no les importaba, el cansancio los rindió y ambos durmieron uno sobre otro.
Cuando Victory abrió los ojos ahora todo estaba oscuro, gracias al gen minino podía ver a Ciro aun durmiendo profundamente, sonrió recordando lo que había pasado y tocó sus labios sintiendo aun la presión de los suyos, se paró despacio poniéndose una bata y lo cobijó para no despertarlo, llegó feliz a la cocina y entonces al prender la luz para ver mejor todas las decoraciones de su nuevo hogar estaba sentado en el comedor Cristopher aplaudiendo serio, Victory se detuvo de golpe y su felicidad se fue por la borda.
—Puedo ver que te divertiste con Ciro... ¿hace bien el amor? ¿Mejor que yo?
—Mucho mejor que tú, quiero que te vayas de mi casa Cristopher, no eres bienvenido aquí, déjame en paz.
—Fui muy claro cuando te dije que no me rendiría contigo, Ciro es una simple basura que puedo patear lejos del camino, te tendría solo para mí, el jardín es hermoso... ¿te imaginas a nuestros hijos corriendo por ahí?
— ¡Cristopher! ¿Estás sordo? No te quiero, no te amo y quiero que me dejes en paz, me hiciste daño... cosas como las que tú haces no se hacen a quien amas, por favor... solo detente.
— ¿Qué te parece si jugamos? Si lo encuentras te lo quedas y si no... yo me quedó contigo, juntos para siempre.
— ¿encontrar qué?
—Pues a Ciro... —Victory abrió los ojos a más no poder y corrió de nuevo a la habitación donde él dormía pero simplemente ya no estaba, su respiración se agitó y sentía que su corazón saldría de su pecho.
— ¡Ciro!...—gritó desesperada y regresó a la sala para reclamarle a Cristopher pero tampoco estaba ahí, solo había un ramo de rosas en la mesa del comedor y una tarjeta con un mensaje.
"Ya verás que nos divertiremos mucho Vic, no lo olvides, si no lo encuentras tú y yo permaneceremos juntos.
Te amo, C.Delaney.
—No es cierto... Ciro no pudo haberse dejado secuestrar tan fácil, es un gran hechicero, no puede ser... ¡Ciro! ¡Por favor si estas en la casa responde! —Victory guardó silencio pero nunca llegó su respuesta, desesperada caminó de un lado a otro, no sabía por dónde empezar, así que sacó su celular.
— ¿Acaso no entendiste las reglas mi amor?— preguntó Cristopher al instante.
—Si... si tú le pones un dedo encima a Ciro me las pagarás maldito, no me conoces, no tienes idea de con que demonio te metiste... me acabas de quitar al amor de mi vida, ¿Cuántos soldados tienes? Haz la cuenta Cristopher... porque yo voy a matar a uno por uno ¡y no voy a parar hasta que me ruegues maldita mierda andante! Grábate bien lo que te estoy diciendo... porque voy a llegar hasta ti y si Ciro no está bien... te juro por mi vida que te descuartizaré para después dejar que los Lycans te devoren.
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Engatozada: Bloody Victory
Fantasía(ENGATOZADA Parte 5) ¡Victory Krentz no quería matarlos a todos!... ¡es broma! si quería. ¿Como es posible pasar de ser la mejor Abogada de Londres, para después convertirse en una demente asesina serial? Simple, tras el frío asesinato de su pro...