XXII

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-Vamos Ari, busquemos a Diego -trato de jalarlo un poco pero él se queda en el mismo lugar. Le envío un mirada de ayuda a Melly pero ella se encoge de hombros. Gracias.

-No, espera Temo, deja que te cuente, a Aristóteles siempre le has gustado. Inclusive lo admitió en mi cara. No me sorprende que se haya lanzado a ti en cuanto terminaste conmigo -la sonrisa socarrona de Nicolas me causa tantas ganas de vomitar.

-Deja de hablar estupideces -Ari está apunto de alzar el puño pero una mano se interpone deteniéndolo.

-Llegas a comenzar una pelea en ésta cena y te corto tus rulos mientras duermes. -Diego aleja a Ari de Nicolas, lo suficiente para que Amelia y yo lo sostengamos, voltea regalándole una mirada llena de veneno al hombre frente a nosotros.- Mira Nicolas, podrás ser muy hermoso por fuera con tu piel canela y tus ojos miel llamando la atención de todos. Pero estás tan podrido por dentro que me asquea pensar que tal vez en este momento pueda estar respirando tú dióxido de carbono. Te pido con toda la educación posible, porque respeto no te tengo, a que te pases lo que resta de la noche en el otro lado del salón que ver tus cejas mal depiladas me causa una pena tremenda que ésta noche no tengo ganas de sentir. No te agradecemos tu presencia y métete de una vez en la cabeza que ya no pintas nada en la vida de mi amigo. Él ya te olvidó. Ahora tú supera que alguien dejó de quererte porque nunca mereciste el amor que sintió por ti.

Todos nos quedamos callados viendo el rostro de Nicolas demacrarse con cada segundo que pasa. Hasta Aristóteles logró calmarse. Diego voltea con una atisbo de sonrisa, empuja de nosotros para volver a la mesa.

𝐭𝐡𝐚𝐧𝐤 𝐮, 𝐧𝐞𝐱𝐭 ➶ 𝓐𝓻𝓲𝓼𝓽𝓮𝓶𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora