𝐭𝐡𝐚𝐧𝐤 𝐮, 𝐧𝐞𝐱𝐭 ➶ 𝓐𝓻𝓲𝓼𝓽𝓮𝓶𝓸

XLIX

Estoy en la habitación de Ari donde solíamos pasar las tardes en nuestra etapa de secundaria y prepa. 

Él está inconsciente sobre su cama, paso un trapo por su frente para quitar las gotas de sudor que tiene.

Verlo después de todo éste tiempo es muy distinto.

Cuando lo vi entrar sentí como mi corazón salto al pensar en aquel Aristóteles cariñoso y protector con el que pase los pasados meses. Pero cuando vi sus ojos me di cuenta de lo vulnerable que se veía, muchas cosas han cambiado en él, sólo me dieron ganas de cuidarlo y no dejar que nada le afecte. Me pregunto si yo también cambié de alguna manera.

No ha pasado ni media hora desde que Aristóteles se desmayó pero si llega a pasar la hora inconsciente lo llevaré a un doctor.

Reviso mi celular mientras espero hasta que me siento observado, confundido alzo la mirada encontrándome con Ari despierto.

–Hola ¿Cómo te sientes? –me acerco a él tratando de no verme intenso.

Él no me responde, sólo recorre mi rostro con su mirada. Alza su mano hasta tocar mi mejilla. Su piel está fría.

–¿Estás aquí?

–Sí, estoy aquí.

Se incorpora para abrazarme. Le regreso el abrazo pero no con la misma fuerza, en verdad me da miedo lastimarlo.

Se separa mostrando sus ojos algo rojos pero aún así me regala una sonrisa.

–Acabo de llegar, supongo, ¿te quieres quedar a cenar? No creo a que mis papás les moleste.

Mi corazón se oprime al ver sus ojos tan ilusionados.

–Ari, hay algo que debes saber.

Le trato de dar una de mis mejores sonrisas pero hasta yo siento como las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas.

–No llores mi amor.

Eso es lo que acaba con mi fortaleza, me aferró a él y lo abrazo como si fuera a romperse en cualquier momento pero soy yo el que se desmorona frente a él. Pero no, debo de dejar de ser egoísta por un momento y pensar en su bienestar.

–Ari, me tienes a mí para todo, lo sabes, ¿verdad? –me alejo de él viéndolo de frente.

–Ahora sí, sé que todo mejorará. –toma de mis manos con la misma mirada de ilusión que no ha abandonado sus ojos.

–Ari... tú papá falleció.