XLIV

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Una taza de té es colocada frente a mi.

-Ten hijo, supongo que el de manzanilla sigue siendo tu favorito. -mi padre se sienta a mi lado. Lo aprecio viendo como los años han pasado por él.- Ahora sí, cuéntame, ¿por qué después de tanto tiempo se te antoja visitarnos?

Sé que no es su intención, pero no puedo pasar por alto el tono rencoroso que marca su voz.

Trato de no incomodarme mientras tomo de la taza.

Acepto mi error, desde que comencé a estudiar mi carrera me alejé de mi familia, al principio sólo los visitaba en las festividades pero con el tiempo me llenaba de excusas para no viajar si quiera para saludar.

Por ello es que no me sorprende su actitud ante mi llegada. Seis horas en un autobús tampoco me dejaron muy feliz que digamos.

-Creo que necesito descansar, en estos meses han pasado muchas cosas. Yo... Simplemente necesito un respiro, no he tomado las mejores decisiones y siento que ya no sé que es lo que quiero. Siento que ya no puedo tomar una decisión por mi cuenta, como si no conociera quien soy y que elegiría.

El silencio inunda la sala.

Veo su rostro, me analiza.

-¿Qué hay de tus amigos?

-¿Qué tienen que ver ellos?

-Creí que vivir cerca de ellos te sería suficiente para estar tranquilo. Diego y Aristóteles te han acompañado durante mucho tiempo.

Evito mostrar mi tensión ante su nombre.

-No es necesario hablar de ello papá. Ellos no han sido de tanta ayuda como quisiera.

Llaves se escuchan, la puerta de la entrada es abierta.

-Sebastian deja de enfadar a Lupita.

Susana entra a la sala seguida por mis hermanitos.

-Ella se enoja solita.

Los cuatros se detienen al verme.

-Tenemos un invitado familia.

-¡Temo! -mi hermana es la primera en correr, me levanto para poder recibirla en mis brazos, da un gran salto y de una manera nostálgica me doy cuenta de que ya no puedo cargarla como antes. Ha crecido demasiado y me lo he perdido.- No me vuelvas a dejar sola.

El pequeño susurro que me dedica me deja sin aire. La estrecho más a mis brazos disfrutando de la sensación.

Me alejo de ella para poder apreciarla. Su vestido floreado resalta su palida piel, su cuerpo se ha desarrollado, su antigua larga cabellera ahora está por encima de sus orejas dejando su delgado cuello a la vista, sus ojos siguen destacando pero ahora en un rostro más maduro. Es una hermosa joven de dieciséis años.

-Tenía que volver a casa Lupe.

Se retira con sus ojos vidriosos.

-Siempre tendré los brazos abiertos esperándote. -me dedica una sonrisa.

-Temo, te he extrañado tanto hijo. -Susana se acerca a mi.

Dejo que me envuelva en sus brazos, mentiría si digo que no la he extrañado. Me entrego a la sensación maternal que me demuestra, hay veces que necesitamos tanto un abrazo sin saberlo.

-Te extrañé tanto mamá. -se separa viendome con una sonrisa ilusionada, hace  tanto que no le digo así. Cuando empecé a pasar por una etapa, digamos "rebelde" fui grosero con muchas personas, incluyéndola.

También en ella puedo apreciar como los años han hecho de las suyas, pero eso no quita lo hermosa que se ve.

-Te haré tus enchiladas favoritas, también haremos un asado para recibirte, mandaré a alguien por el agua de horchata que tanto te gusta.

Se separa caminando con emoción, cada tanto se gira a verme, como si creyera que voy desaparecer en algún momento.

-Lo disfrutaré mucho, gracias. -la miro sonriendo, ella me mira por última vez antes de correr a preparar las cosas.

Siento un peso en mi costado.

Giro encontrándome con mi padre sobando mi hombro.

Debajo de su bigote algo canoso, me regala una sonrisa. Después de su leve gesto se retira siguiendo a su esposa.

-Que alegría volverte a ver hermano.

Sebastian se acerca dándome una abrazo tosco, le correspondo con unas palmadas en la espalda.

-Lo mismo digo Canelito, mírate, se ve que has avanzado en el fútbol. -hablo refiriéndome al cuerpo que ha desarrollado, su espalda ancha destaca sobre su figura, ha crecido lo correcto para su edad, aunque siendo honesto, los niños de hoy crecen impresionantemente, no falta mucho para que me alcance.

-Algo así, soy defensa, hablando de eso, este fin de semana tengo un partido. ¿Te quedarás para verme? -sus ojos me ven esperanzados.

-Me quedaré por mucho tiempo, tú no te preocupes, me tendrás ahí para apoyarte. -paso mi mano por su pelo desordenándolo. Suelta una risa tranquila.

-Perfecto, ahora debo irme, tengo entrenamiento, nos vemos en la cena.

Se va con una sonrisa.

Veo a mi alrededor, busco a mi hermano, lo encuentro recargado debajo del umbral de la entrada.

-Julio...

Su mirada me deja helado, trato de calmarme para no mostrar mis nervios.

Es sólo un poco más bajo que Sebastian, su cuerpo es delgado pero se pueden apreciar muy bien sus músculos, su estilo es muy formal, pantalón liso, negro, se pega a sus piernas. Usa una camisa que igual se pega a su torso, no me sorprendería si me entero que tiene su ropero lleno de camisas.

Mi hermano ya creció.

-Cuauhtémoc. -su voz fría llena la habitación de un tenso ambiente.- Te acordaste que tienes familia.

Paso saliva.

-Yo nunca los he olvidado...

-Sht. -alza dos dedos callándome. Me da una última mirada antes de darse la vuelta para caminar por el pasillo que lleva a las habitaciones.- Mejor no te acostumbres Lupe, en cualquier momento se irá.

-Julio. -nuestra hermana trata de llamarlo pero él ya desapareció por el pasillo.- No lo escuches Temo.

-Está bien Lupita, tiene derecho.

-Claro que no, sabemos que tu actitud no fue la mejor, pero todo pasa por algo y sé que no la has tenido fácil.

Frunzo el ceño ante sus palabras.

-¿De qué hablas?

-De alguna manera tenía que averiguar sobre tu vida. Tengo mis contactos. -me sonríe inocente.

-Fue Diego ¿Cierto?

-Sí.

Suelto un suspiro.

-Bueno, admito que no estoy tan sorprendido.

La veo acercarse a mi, pasa sus manos por el cuello de mi camisa acomodandolo.

-Sabes que puedes hablar conmigo lo que sea, aprecio a Ari pero jamás terminamos de conocer a las personas. -su mirada muestra preocupación.

-Te contaré todo pero por ahora vayamos a ayudar a mamá con los preparativos.

Su mirada muestra el debate que tiene pero al final cede.

-Bien, ¿No te molesta que invitemos a Dave a la cena verdad?

-Claro que no. Mejor cuéntame cómo te ha ido con él.

-Uy, por dónde empiezo.

Toma de mi brazo y nos encaminamos al jardín para hablar más cómodos.



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Perdonen tanto tiempo sin actualizar.
Feliz año nuevo :)
Traigo un capítulo algo largo para remediar mi ausencia pero sé que no es suficiente.

Sé que pueden estar sacados de onda por el cambio que se ha dado pero creo que todo está planeado, estamos en la recta final chicxs.

Gracias por su paciencia y sus votos.















𝐭𝐡𝐚𝐧𝐤 𝐮, 𝐧𝐞𝐱𝐭 ➶ 𝓐𝓻𝓲𝓼𝓽𝓮𝓶𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora