Goodbye to you
Goodbye to everything that I knew
You were the one I loved
The one thing that I tried to hold onto
No está muy segura de como ha conseguido llegar hasta ahí con su escasa experiencia al volante.
Por fin el mes pasado, después de tres suspensos, consiguió aprobar el examen práctico y tiene el permiso de conducir.
Pero aún se tensa detrás del volante y mucho mas por carreteras que no conoce, así que es realmente notable que, de alguna forma, haya alcanzado su destino.
Siente el sofocante calor de agosto que la rodea y agradece el frescor de la hierba cuando se quita las sandalias para caminar sobre ella.
Se aparta el cabello que lleva considerablemente más corto desde hace un tiempo, a un lado de la nuca y recorre la extensión verde en busca un lugar concreto.
Le sorprende lo vacío que está el césped junto al río. No es lo habitual, desde luego.
Desde muy lejos, el viento trae el sonido de las campanas de una iglesia y poco más. Todo está en silencio.
Ella también ha aprendido a disfrutar los silencios y no querer llenarlos con palabras vacías.
Al acercarse a la orilla escucha el gorjeo del agua contra las piedras. De alguna forma, recuerda que para llegar tiene que seguir el cauce de río y caminar un buen rato.
El sendero es empinado, pero no está cansada. Quizá debiera molestarle la arena del río en los pies descalzos, aunque apenas lo nota.
Tiene ganas de llegar a su destino, pero no se apresura.
Disfruta de las sensaciones que el paseo le proporciona. El calor del sol sobre sus hombros desnudos y alguna gota de agua fresca de río que le salpica de vez en cuando las piernas.
Lleva un buen rato caminando cuando, en un momento dado, se detiene y se da cuenta de que por fin ha llegado. No ha encontrado a nadie en el trayecto así que no le sorprende encontrar las rocas junto a la poza vacías.
Agradece el agua fría en sus pies y en sus piernas cuando se sienta y los sumerge.
Como se había imaginado, él no tarda mucho en llegar.
No escucha ruido de pisadas a sus espaldas, pero cuando se gira ya está sentado a su lado. No se asusta.
Le estaba esperando.
Le observa un buen rato recreándose. Han pasado más de dos años desde la última vez que le vio sin ser en una foto o en una pantalla.
Pero, lógicamente, esta exactamente igual que la última vez.
No ha llegado hasta allí para quedarse callada.
- Hola Luis
Sonríen los dos. Sabe que le gusta que le llame por su nombre y no por su apellido. Respira profundamente y se prepara para su respuesta. Tiene muchas ganas de escuchar su voz.
- Hola Aitana.
Algo más de dos años desde que le vio por última vez y algo menos desde que le enterraron en un nicho del cementerio de Ourense.
Hay una distancia de unos veinte centímetros entre el uno y el otro y Aitana se pregunta si también podrá tocarle de la misma forma en que puede oírle.
Decide no tentar su suerte de momento.
- Te he echado de menos.
Luis solo asiente. Supone que lo sabe. No le contesta que también la ha echado de menos. Es diferente para él.
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Sin tierra ni suelo
FanfictionLa muerte de un joven afecta a todos los que le conocían y querían. A algunas personas incluso puede cambiarles la vida de forma irrevocable.