Sin tierra ni suelo

7.- Bell, book and candle

White horses on a troubled sea

Your smile will flash through time

Up ahead a blackbirds wing

Your hair will come to mind

Every time I see your face

When I have to pray

I need a bell, book and candle

To keep your ghost away

Hay una muy buena razón para que Martin sea arquitecto y  es que es un absoluto enamorado de lo que hace. Además, adora Nueva York y le que no aparecen en las guías turísticas ofreciéndole una perspectiva nueva de aquellos otros que ya ha visto hasta la saciedad.

Le explica los secretos que esconden los edificios, los parques e incluso el pavimento de las aceras. Y Aitana se descubre disfrutando de sus explicaciones y, sobre todo, de pasar tiempo con él.

Mientras pasean por las extraordinarias casas de estilo tudor de Pomander Walk, Aitana está tan fascinada por la incoherencia de esas casitas en medio de los rascacielos que apenas lo nota cuando Martin le roza sus dedos con su mano como pidiendo permiso para agarrarla.

Paseando entre las tumbas del cementerio de Saint Paul, los dos fingen que un gato extraviado que aparece sobre una lápida les ha sobresaltado lo suficiente para necesitar refugiarse en los brazos del otro entre risas.

Y quizá en su cuarta cita, puede Martin escoja llevarla a Coney Island y montarse en la noria para tener la excusa perfecta para besarla ignorando las vistas de Manhattan.

Martin es educado, atractivo, inteligente y respetuoso. La hace reír y, aunque no las conoce exactamente y tampoco pregunta por ellas, entiende que Aitana tiene razones para querer tomarse las cosas con mucha calma.

Aitana no acaba de entender, o más bien se niega a analizar los motivos por los que todavía no ha dado el siguiente paso con Martin, pero ha decidido disfrutar de la travesía mientras dura.

Entendiendo que no hay manera de que apruebe la asignatura de Nathan Shields, decide dejar de perder esa hora en el aula todas las mañanas y sustituye sus tediosas explicaciones sobre la música en el barroco por desayunar con su hijo en un Starbucks a medio camino entre Columbia y Juilliard.

La última semana de octubre, Aitana está tan fascinada viendo como la gente se pelea por conseguir sus pumpkin spice latte que no se da cuenta cuando Martin se sienta en la silla frente a ella.

- ¿Has visto eso? - dice por fin cuando él consigue atraer su atención- Nunca he probado una bebida más asquerosa en mi vida y se están peleando por probarla primero

A pesar de haber crecido cerca de una gran ciudad, hay cosas de Nueva York que todavía se le escapan.

- ¿Tienes un disco de platino?

Aitana se gira hacia Martin y se da cuenta de que la observa con gesto muy serio. No sabe si la información procede de su padre, que no soporta que se vean o de la búsqueda en Google que uno suele hacer cuando empieza a salir con una persona.

Se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y sorbe su café para ganar algo de tiempo y pensar la mejor forma de contestar.

- En realidad, más de uno.

En caso de duda, la verdad es siempre la mejor opción.

La mirada de Martin es desconfiada al principio cuando le habla de la Academia, francamente sorprendida cuando le explica el éxito de su primer disco y todas sus campañas publicitarias para tornarse conmovida cuando, por fin, le habla de Luis Cepeda Fernández, su historia en común, su muerte y sus razones para cambiar de vida.