12. No fue mentira

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No fue mentira, no fue desastre,
tan solo vimos fugar nuestra estrella al pasar.
He venido a que me cuentes tu historia,
no a que arranques con tu piel mi memoria
.
No fue mentira, no fue desastre,
tan solo vimos fugar nuestra estrella al pasar. 

Aitana se jura a misma que no se va a desmayar en esta ocasión.

Pero más allá de ese firme propósito inicial, no tiene ni idea de cómo continuar.

De entre todas las estrategias para afrontar el duelo ninguna te prepara para la posibilidad de que la persona que has perdido vuelva a tu vida.

Durante unos segundos considera seriamente la posibilidad de que se trate de un sueño.

No sería la primera vez que le cuesta distinguir la realidad.

Alguien debería pellizcarla a ella o pellizcarle a él o sacar la cámara oculta y comunicarle que todo ha sido una broma macabra.

Sus piernas empiezan a temblar y pronto siguen sus manos. Siente que no retiene el más mínimo control sobre su cuerpo y no es hasta que nota las lágrimas llegando a la comisura de sus labios que se da cuenta de que está llorando. 

Por más que lo intenta, es incapaz de hablar para formular uno de los millones de preguntas que debería hacer.

No se atreve siquiera a cerrar los ojos por miedo a que si lo hace el hombre que está junto a ella desaparezca.

No sabe si gritar o reír. Abrazarle o agredirle.

De estar presente el doctor Ballard, le habría explicado que se encuentra en estado de shock. Pero en ese momento solo están ella y Luis y miles de neoyorquinos que pasan junto a ellos sin ser conscientes de la magnitud del evento que acaba de tener lugar.

Un hombre acaba de volver de entre los muertos.

Aleluya.

Ni siquiera en una ciudad como Nueva York puede ser algo que suceda con tanta frecuencia.

Es Luis quién parece primero recuperar algo de la calma perdida y baja la voz para dirigirse a ella. Hay cierta urgencia en sus palabras. 

- Escúchame bien, no puedes decirle absolutamente a nadie que me has visto o que estoy aquí. Es importante Aitana ¿lo entiendes?

En realidad no. Aitana no lo entiende.

Cuando se encontró con ese hombre por primera vez en el aeropuerto, cuando estuvo segura de que se trataba de Luis, barajó varias teorías. 

Que hubiera perdido la memoria era la que le parecía más plausible y está claro que no ha sido así. Luis sabe perfectamente quien es ella. 

Después de todo no había ninguna explicación lógica para que Luis Cepeda hiciese pasar por semejante dolor a toda la gente que le quería. Aitana había estado en aquel cementerio y no había forma de que el dolor de sus padres y su hermana fuese fingido.

- Esta noche iré a tu piso y te lo explico todo, te lo juro, pero ahora tienes que hacer como si no hubiese pasado nada.

Aitana ve sus labios moverse explicándole como sabe cual es su dirección y sabe que debería prestar atención pero no se siente capaz de distinguir las palabras, más allá del sentido general, que es que pretender marcharse otra vez. 

Enfoca la vista en la persona que tiene enfrente y hace un esfuerzo supremo.

- No

No piensa perderle de vista un solo segundo. No sabe si tiene miedo a que todo haya sido mentira o un sueño o que él aproveche para escaparse y desaparecer de su vida una vez más, pero hasta que tenga todas las respuestas que necesita no piensa permitir que se aparte de su vista.

Sin tierra ni sueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora