20. When you say nothing at all

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 Se me ocurrió el otro día que Luis huye y se hace pasar por un profesor en un colegio religioso. Pequeños detalles aparte, la historia de este FF es básicamente la de Sister Act II.

Hay una escena  en este capítulo que está muy inspirada en una de mis series favoritas, pero no voy a decir cual serie, ni qué escena, porque hacer spoilers al principio es una costumbre muy fea que intento evitar en la medida de lo posible. 

En cualquier caso, aunque no lo diga siempre, lo siento siempre. Gracias por leer, por comentar, por sufrir conmigo y con ellos y por disfrutar a pesar del drama. 

Millóns de bicos. 



The smile on your face lets me know that you need me

There's a truth in your eyes sayin' you'll never leave me

The touch of your hand says you'll catch me if ever I fall

You say it best when you say nothing at all  


- ¿Me hiciste creer que estaba loca?

Ve la copa volar en dirección a su cabeza y hacerse añicos contra la pared, pero no tiene tiempo de reaccionar cuando ella se pone de pie y se lanza hacia él furiosa. Tiene que decidir entre preocuparse por los trozos cristal a su alrededor o protegerse de la hidra furiosa que comienza a atacarle.

- Me

Patada

- Hiciste

Patada

- Creer

Golpe

- Que

Patada

- Estaba

Patada, patada, patada

- Loca

Por puro instinto la agarra del tobillo para frenar las agresiones y hace que Aitana pierda el equilibrio, frenando su caída con su propio cuerpo para que no se haga daño con los pedazos de la copa que les rodean.

Es infinitesimal, no llega a ser un segundo en el que sus cuerpos entran en contacto. Apenas un latido, un pestañeo, el aleteo de un colibrí.

No es la primera vez que sus cuerpos entran en contacto desde que se volvieron a ver, pero si la primera vez que son conscientes de ello.

El aire cargado hasta ese momento de reproche, culpas y miedo se carga durante un brevísimo instante de algo diferente.

No es racional ni apropiado, no lo pueden controlar, son, simplemente, sus cuerpos reaccionando a algo primitivo.

Sus miradas se cruzan y sus respiraciones se hacen pesadas. Sus pieles se erizan.

Y tan pronto como llega se va.

Aitana se concentra en la rabia inicial que la ha impulsado a lanzarle una copa a la cabeza.

Se aparta y se pone en pie y afortunadamente sus pies están aún calzados porque oye crujir las esquirlas de cristal bajo el peso de sus zapatillas.

- ¿Me hiciste creer que estaba loca?

Ya no hay tanta rabia como dolor en la tercera vez que pronuncia esa frase y Luis se arrancaría el corazón del pecho con sus propias manos si pudiera evitarle esa sensación de traición.

Sin tierra ni sueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora