If heaven and hell decide that they both are satisfied
And illuminate the no's on their vacancy signs
If there's no one beside you when your soul embarks
Then I'll follow you into the dark
Pasan dos semanas antes de que Aitana vuelva a dedicarle un pensamiento siquiera al hombre de la fiesta.
Sucede una mañana de domingo que Martin se queda a dormir en su casa y se levanta temprano para ir a jugar al baloncesto.
Al mencionar al grupo con el que juega todas las semanas, la imagen del hombre en la torre de la mansión la golpea de repente.
Aún entonces su recuerdo está tan tamizado por el alcohol que Aitana duda de que sea real y no producto de una pesadilla.
Incluso a finales de noviembre en la cena de acción de gracias de Klaus y Alice cuando alguien menciona de pasada que Pablo ha tenido que salir de viaje y por eso no puede acompañarlos esa noche, Aitana tarda un buen rato en reconciliar su imagen de pesadilla con ese nombre.
Pero en seguida la conversación toma otros derroteros y Aitana se esfuerza en no perderse cuando todos empiezan a hablar a la vez.
Mientras tanto y paso a paso, la nueva vida de Aitana encuentra finalmente su ritmo.
Disfruta de las calles engalanadas para la navidad, se atreve a enfrentarse a la marea de gente que hace sus compras en Macy's y convence a Martin para desafiar su escaso sentido del equilibrio y patinar en el Rockefeller Centre. Nueva York en temporada festiva es otra historia y Aitana está dispuesta a disfrutar de cada minuto.
Y se sorprende al sentir cierto rechazo cuando llega el día en que debe coger el vuelo de vuelta a Barcelona para pasar esas fechas con su familia. Recuerda lo pequeña y asustada que se sentía sus primeros días allí y le maravilla lo mucho que puede cambiar la vida en solo tres meses.
Aunque no debería sorprenderse tanto. No es la primera vez que le sucede.
Es extraño que al asegurarse de apagar todas las luces del apartamento sienta que está dejando su hogar en lugar de regresando a él. Es notable que, al despedirse de Martin, esté tan segura que le va a echar de menos y acuerden intentar buscar vuelos para regresar el mismo día.
No se lo dice a nadie, pero en esta ocasión en lugar de volar a Barcelona, vuela a Santiago de Compostela. Es una decisión de última hora y le cuesta cambiar el vuelo y hacer cuatro horas de escala en Londres.
Tiene planeado el viaje al minuto para que, cuando al día siguiente aterrice el Prat, absolutamente nadie se dé cuenta de que ha hecho una parada antes.
Mientras conduce el coche alquilado por las carreteras gallegas aún se maravilla por el verde paisaje como si fuese la primera vez que lo ve.
Tampoco es que haya estado tantas veces allí y, desde luego la última vez no estaba en condiciones de apreciar la belleza de los bosques gallegos. Muchos menos de orientarse, por lo que agradece las indicaciones de su GPS para encontrarse atravesando, una vez más, los muros de piedra encalada del cementerio.
El término de la vida aquí lo veis, el destino del alma según obréis
A pesar del tiempo que ha transcurrido las palabras siguen marcadas a fuego en su memoria.
No se le escapa la ironía de la lluvia que cae a raudales sobre Ourense en esta ocasión en contraste con el calor sofocante del día del entierro.
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Sin tierra ni suelo
FanfictionLa muerte de un joven afecta a todos los que le conocían y querían. A algunas personas incluso puede cambiarles la vida de forma irrevocable.