10. Save myself

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Life can get you down so I just numb the way it feels

I drown it with a drink and out-of-date prescription pills

And all the ones that love me they just left me on the shelf

No farewell

So before I save someone else, I've got to save myself


Negación.

Ira.

Negociación.

Depresión

Aceptación.

Aparentemente esas son las cinco etapas por las que un ser humano debe pasar para superar la pérdida de un ser querido.

Entre los servicios que ofrece Juilliard a los estudiantes, se encuentra la ayuda psicológica gratuita. Aitana no tiene que insistir demasiado para que su asesor la derive a ese departamento.

Desde el nuevo año sus estudios se resienten considerablemente, incluso en las asignaturas prácticas en las que brillaba sin apenas esfuerzo. Los exámenes se acercan a la misma velocidad a la que disminuyen sus posibilidades de aprobarlos.

De modo que la envían a una sesión con el jefe del departamento de orientación, el doctor William Ballard.

Aitana no tiene idea de la pinta que se supone que debe tener un psicólogo pero el hombre que la recibe a principios de febrero le recuerda poderosamente a Papa Noel.

Más o menos de su altura, con una generosa barriga y una poblada barba blanca. Si no fuese por el traje de tweed azul oscuro, Aitana estaría segura de estar ante el mismísimo Santa.

Quizá sea por eso que pronto se relaja y empieza a desahogarse.

Si al doctor Ballard le parece extraño que ella esté convencida de que su ex novio ha vuelto de la tumba, no dice nada al respecto. De vez en cuando hace alguna anotación pero, en general, la deja hablar.

Al final de la primera sesión le explica en una voz pausada y profunda las cinco etapas de duelo.

Negación. Ira. Negociación. Depresión. Aceptación.

Describe como definen los terapeutas cada una de ellas.

Aitana creía haberlas superado todas tiempo atrás.

Creyó haber experimentado negación cuando se negaba a llorar o a sentir dolor porque Luis y ella ya no eran nada el uno para el otro.

Creyó haber sentido ira cuando entendió lo mucho que le dolía en realidad y cuanto se arrepentía de no haber hecho las cosas de otra forma.

Negoció consigo misma la posibilidad de volver a ser la persona de la que Luis se había enamorado para volver a ser feliz.

Y lloró, lloró hasta que creyó que se le había acabado las lágrimas para siempre y entonces volvió a llorar.

Y estaba convencida de que su sueño, su hermoso sueño en el que había vuelto a ver a Luis, le había ayudado a pasar página y empezar una nueva vida.

Evidentemente estaba equivocada, porque ha vuelto a la etapa de la negación al imaginar que existe la posibilidad de que Luis siga vivo.

Le explica todo eso, deteniéndose en cada palabra, no porque tuviese que buscar una traducción correcta para cada una de ellas, que también, sino porque necesita que el amable hombre de la barba blanca le ofrezca una fórmula mágica para no seguir sintiéndose al borde del abismo.

Sin tierra ni sueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora