So close, no matter how far
Couldn't be much more from the heart
Forever trusting who we are
And nothing else mattersNever opened myself this way
Life is ours, we live it our way
All these words I don't just say
And nothing else matters
Aitana se despierta primero.
En realidad no ha llegado a descansar ya que estaba convencida de que cuando abriese los ojos, Luis habría desaparecido.
Lo poco que ha dormido, supervivencia pura, se aseguró de interponerse entre Luis y la puerta, de forma que no tuviese más remedio que despertarla para abandonar la cama.
De modo que cuando él se despierta se encuentra con que ella le pierde de vista.
- Tengo que irme
Ni tan siquiera un buenos días para suavizar el golpe.
Aitana lo esperaba pero no hace que duela menos.
Mientras le observaba dormir, indefenso ante ella, recordó todo lo que había contado esa noche.
Pensó en el miedo que debía haber pasado, el miedo que aún le dominaba ahora.
Y entendió que era la única opción viable.
Escapar, marcharse, huir, desaparecer.
Abandonarla de nuevo.
Eso no significa que esté preparada para aceptarlo.
Necesita tiempo, solo un poco más.
- ¿Un café?
Se levanta de la cama y se dirige a la cocina en busca de un poco de valor líquido en forma de cafeína.
No se gira cuando le escucha moverse a sus espaldas. Todavía vestido con el estúpido traje de Pablo Martinez y sus estúpidas lentillas.
- Tengo un bote para las lentillas en el baño- le dice sin mirarle mientras sigue preparando la cafetera- me imagino que te deben estar matando.
En el baño Luis se quita las lentillas y se mira en el espejo.
Acepta su nombre de nacimiento por primera vez en mucho tiempo. Le gustó oírlo de labios de ella.
Sabe lo que tiene que hacer, y que tiene que hacerlo cuanto antes, pero no tiene el coraje para arrancar.
Quizá solo un poco más de tiempo.
Aunque cada minuto con ella les ponga a ambos en riesgo.
Hay dos tazas de café en la barra de la cocina y una caja de galletas. Aitana, ahora con sus gafas, balancea un pie sentada en el taburete con un zumo en la mano.
La escena es tan doméstica que le provoca ganas de gritar y llorar a partes iguales.
Gritar contra la injusticia del mundo.
Llorar porque nunca volverá a repetirse.
No dice una palabra antes de sentarse frente a ella y empieza a tomar el café.
- Si te pregunto a dónde vas a ir, no me lo dirías ¿verdad?
Podrían estar hablando de quien tiene acordarse de pagar el alquiler ese mes o recoger la ropa de la lavandería, tal es su naturalidad al hablar de abandonar la vida que conoce.
- No lo sé- al menos en ese punto es sincero- pero si lo supiese no te lo diría no.
A Aitana se le cierra la garganta y se le hace difícil tragar el siguiente sorbo de café.
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Sin tierra ni suelo
FanficLa muerte de un joven afecta a todos los que le conocían y querían. A algunas personas incluso puede cambiarles la vida de forma irrevocable.