No good deed goes unpunished
No act of charity goes un-resented
No good deed goes unpunished
That's my new creed
My road of good intentions
Led where such roads always lead
No good...
2022
Hasta que la muerte nos separe.
Mencía no había estado enamorada de Luis, ni él de ella y, sin embargo, habían estado juntos hasta que una muerte, la de ella, los separó.
No hay absolutamente ninguna frase que sea apropiada en ese momento del relato
Aitana es una mera espectadora del dolor desgarrado que invade a Luis sin poder articular una palabra adecuada.
Qué se le puede decir a alguien ha observado lo más vil y abyecto del ser humano.
Un asesinato.
Una mujer de veintiséis años no llegaría a ver su siguiente cumpleaños y cuyo pecado era haber ansiado la libertad para decidir por sí misma.
Un hombre de veintinueve años había tenido que renunciar a toda su vida anterior por cometer el error de querer hacer el mundo un lugar un poco mejor.
Sin haber conocido nunca a Mencía, Aitana se siente horrible por haber sentido celos de ella en el primer momento.
Y entiende por fin lo que le ha estado diciendo el hombre que tenía enfrente. Que no es Luis.
Al menos no el Luis que ella conoció.
Porque lo que sucedió una noche de julio junto al mar en Galicia, le cambió para siempre.
2019
Aunque su vida dependiese de ello, Luis no podría contar como había salido de aquella playa de Cambados.
Recordaba el frío, a pesar del calor de la noche de verano, recordaba la humedad penetrando en cada uno de sus huesos, y también haberse despertado en un tren camino de Madrid a la mañana siguiente.
Y sobre todo recordaba, con todo detalle, el horror absoluto ante la escena de la que había sido testigo.
Cada vez que cerraba los ojos podía ver la mirada de Mencía al comprender que iba a morir, se reproducía en su mente la secuencia desde que Alberto le había inyectado con lo que fuera que la había matado hasta que su cuerpo se había alejado en una planeadora hacia alta mar.
En León se bajó del tren y tomo el siguiente de camino a Ourense.
Desconocía si la gente de Alberto Mariño le seguía observando, aunque era más que probable, pero necesitaba, más que respirar, abrazar a su madre.
Encarna no dijo nada cuando Luis apareció en su puerta horas mas tarde. Apenas dijo unas palabras antes de tumbarse en el sofá de la cama familiar y quedarse dormido.
Cuando por fin se despertó, muchas horas mas tarde, tenía fiebre.
Como si volviese a ser un niño, Encarna lo llevó a su antigua habitación y le dio un antitérmico.
Su fiebre fue tan alta durante los siguientes días que a su madre no le resultaba extraño que no pronunciase más que monosílabos sueltos.
Tampoco es que fuera la persona más locuaz del mundo en circunstancias normales.
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Sin tierra ni suelo
FanfictionLa muerte de un joven afecta a todos los que le conocían y querían. A algunas personas incluso puede cambiarles la vida de forma irrevocable.