4: Tú

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- ¡Cumpleaños felíz, cumpleaños felíz!

El cántico de los chicos terminó con un estruendo de aplausos y carcajadas. Sobre uno de los pupitres del centro de la clase había una tarta con velas y, dispuesta a soplarlas, Mina, una chica de cabellos rosas que sonreía a sus compañeros y a la profesora.

Izuku observaba las dieciocho llamitas desde su posición apartada y cuando se apagaron, sintió una punzada en el corazón. Dentro de poco también le tocaría a él cumplir la mayoría de edad y podría decidir si quedarse o marcharse. Al menos en teoría.

- ¿Vendrás a la fiesta, Izuku?- le preguntó Denki, agitando la tarjeta de invitación que Mina acababa de repartir a la clase.

- Quizá- respondió con vaguedad. Detestaba las fiestas, sobretodo las de cumpleaños, aunque no siempre había sido así.

- Deduzco que no- añadió Denki- Deduzco que no eres el típico chico que va a la discoteca y demás eventos mundanos.

- Efectivamente, no- suspiró Izuku.

- No vas a la playa y no vas a fiestas. Entonces ¿Qué haces para divertirte?

Parecía realmente interesado en el tema e Izuku se preguntó por qué. Eran dos extraños encerrados en un mismo lugar por pura casualidad. Pero Denki despertaba su curiosidad. Toda su persona desprendía alegría. Por un segundo, Izuku lo envidió

- Me gusta dibujar y escuchar música.

- Ya, y a mí también. Pero me refería a lo que haces para divertirte con los demás. Ya sabes, con la gente, con nosotros, pobres mortales.

- Yo diría que nada. No conozco a nadie.

- Me conoces a mí.

- Es cierto, pero en el fondo no te conozco, ya sabes a lo que me refiero.

- Para nada- respondió Denki.

   - ¿Yagi?- lo llamó la profesora- Ya que pareces tener un cociente intelectual más elevado que el de tus compañeros ¿te importaría echarme una mano con este listado? Será sólo un minuto.

   Izuku asintió y se acercó.

   - Veamos, díctame las faltas de Bakugo, dime las fechas exactas.

   Mientras recorría con el dedo las líneas horizontales del listado, Izuku pensó que aquella tarea era inútil. Desde principio de curso, Katsuki Bakugo no había ido a clase casi nunca. De hecho, él nunca lo había visto. Se limitó a dictar las fechas a la profesora sin hacer preguntas.

   - Se está pasando- comentó la profesora- Sé que repitió un año en su antiguo instituto. Si sigue así, tendremos que avisar a la familia.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

   Cuando esa mañana entró en clase, su sitio habitual estaba ocupado.

   En el había un chico desconocido. Izuku lo miró y por un segundo no consiguió apartar la vista de sus ojos rojos y serios. Él lo escrutó como preguntándose por qué demonios lo miraba fijamente. Alzó el mentón un milímetro, pero no era un gesto de saludo.

   - Estás sentado en mi sitio- le dijo Izuku, inclinando la cabeza ligeramente, de modo que el pelo le cubría el rostro.

   - No he visto tu nombre escrito en ningún lado.

   La respuesta fue tan inesperada que Izuku se quedó con la boca abierta.

   - Pero yo...

   - Búscate otro sitio. Quiero quedarme aquí- lo interrumpió con cara de pocos amigos.

   Izuku sintió que la cara le ardía, pero no dijo nada. Se escabulló hasta el único sitio libre, junto a Denki, con los ojos inundados de lágrimas e indignación. Había reprimido el impulso de darle una bofetada tan sólo porque había visto en sus ojos algo que no le gustaba. Tenía la mirada turbia.

Die TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora