6: Conectando.

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   Sí se distraía, la mano se movía sola. Puede que siguiera sus pensamientos ocultos.

   Cerró el cuaderno de bocetos, sin llegar a borrar el retrato que acababa de pintar y que le provocaba náuseas al mirarlo, y volvió a meterlo en la mochila. Denki estaba parloteanddo pero él llevaba un rato sin escucharlo, y de repente se sintió culpable.

   Trató de prestarle atención, pero su mirada siempre acababa en aquel sitio vacío que una vez fuera suyo. Katsuki había vuelto a faltar. Él día de antes le había dado plantón y hoy no había ido a clase: estaba visto que no tenía ninguna intención  de disculparse.

   - Puede que le haya sucedido algo- pensó en voz alta.

   Denki cerró la boca y lo miró.

   - Pero ¿ de quién estás hablando? No me estás escuchando.

   - Perdona- respondió Izuku.

   Denki suspiró y a continuación se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

   - No es asunto mío- comentó en un tono que sugería lo contrario- pero si quieres mi consejo, pasa de él.

   - Ahora eres tú el que habla a la ligera- replicó Izuku, esbozado una sonrisa.

   - Pero si se te nota a la legua- insistió Denki con un destello de malicia en los ojos.

   Izuku parpadeó, perplejo. Quizá la clave de aquella extraña afirmación estaba en el monólogo que acababa de perderse.

   - Te gusta ése.

   - No me gusta nadie- replicó Izuku con rapidez. Sabía a quién se refería Denki, pero no era verdad. Tan sólo estaba enfadado porque lo había dejado solo  en mitad de la ciudad vieja.

   - Circulan rumores extraños sobre él- continuó Denki, se le notaba que tenía ganas de cotillear- De hecho, también los hay sobre ti, si te interesa saberlo.

   - ¿Serviría de algo si me negara?- preguntó Izuku con un suspiro.

   - No.

   ¿Qué dirían de él por ahí? ¿Se habrían enterado de su historia? ¿Y cómo lo habían hecho? Seguro que recabar información no era problema para aquella gente.

   En ese momento alguien llamó a la puerta. Katsuki Bakugo entró en  clase con un justificante de entrada a segunda hora que la profesora firmó, echándole una mirada de reproche evidente.

   Mientras atravesaba el aula en dirección a su sitio, los ojos de Katsuki se encontraron con los de Izuku, que fingió no haberlo visto y continuó con la cabeza vuelta en dirección a la pizarra. Sentía sus ojos encima.

   - ¿Lo ves?- le susurró Denki con una sonrisita- Te has puesto colorado.

   Izuku no respondió. Durante la hora siguiente, mientras corría por el gimnasio junto al resto de sus compañeros, notó que Katsuki no estaba.

   Abandonó la fila en la que se encontraba y pidió permiso a la profesora para ir al baño.

   En lugar de eso, corrió a la planta de arriba y entró en clase, debería haber estado vacía aunque probablemente no lo estuviera.

   Cuando vio a Katsuki sentado en su pupitre, con su cuaderno de bocetos en la mano, absorto en los dibujos que él había hecho durante los últimos días, le entraron ganas de gritar.

   - ¿Quién diablos te crees que eres?- dijo en voz baja, y mientras Katsuki alzaba la mirada, le soltó un puñetazo. Katsuki se movió con una rapidez sorprendente y le bloqueó la mano justo a un centímetro de su cara. Mientras sujetaba la muñeca con firmeza, levantó el otro brazo con el cuaderno de dibujo. Sobre la página blanca había un rostro dibujado.

Die TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora