- Estoy seguro de que, cuando pase un tiempo, tú también te convencerás de que ésta era la mejor solución para todos.Izuku miró a su padre con escepticismo y cogió la maleta, dispuesto a montarse en el tren que lo llevaría lejos de allí para siempre.
- Saluda a tu madre de mi parte- añadió el juez- Nos vemos pronto.
Hizo un ademán de darse la vuelta pero Izuku lo llamó.
- ¿Papá?
- ¿Sí?
- Ten cuidado por favor.
Él asintió con una sonrisa triste.
- No te preocupes. No hace falta estar en el lado de los malos para saber pelear.
Izuku lo vio partir, mientras las puertas de su vagón se cerraban. No se sentó en su sitio hasta que desapareció en el interior de la estación, ya con el tren en marcha.
Sentado en su asiento, no se fijó en las personas que se movían a su alrededor, charlando, sacando revistas y móviles. Tras la ventanilla discurría la que había sido su ciudad por unos meses, de la que se llevaba recuerdos imborrables para el resto de su vida. Milán le iba a resultar distinta y quién sabe si ahora la rechazaría o la aceptaría.
- Te está sonando el teléfono- un hombre sentado junto a él le había rozado el brazo, despertándolo. No era consciente de haber cerrado los ojos ni de que el móvil le hubiera sonado. A juzgar por la insistencia con la que lo hacía, Izuku supuso que era su madre. Logró pescarlo dentro de la mochila que tenía entre los pies y aceptó la llamada.
- ¿Mamá?
- ¿Has salido ya? Acabo de hablar con tu padre.
- Llevamos media hora de camino- respondió Izuku, somnoliento. Le picaba los ojos tras la noche de insomnio. Se había quedado en la terraza, envuelto en el edredón, para ser testigo del nuevo amanecer. La última hora.
- Iré a recogerte a la estación- comentó su madre.
- No hace falta, cogeré el autobús.
Al llegar, necesitaría estar un rato consigo mismo para reponerse y aceptar el hecho de que estaría de nuevo en el punto de partida, con los mismos problemas si resolver y muchas, muchísimas más heridas.
"Seguimos siendo los mismos, allá donde vayamos."
- ¿Estás seguro?
- Sí.
- Bueno, entonces que tengas un buen viaje.
Cuando colgó, el tren estaba aminorando la velocidad y las dos señoras sentadas frente a él se estaban levantando y preparándose para bajar.
- ¿Tú también bajas aquí?- preguntó el hombre sentado a su lado. Izuku lo miró fijamente, tenía los ojos celestes y rasgados.
- No, voy a Milán- le respondió.
Sintió que algo rígido le apretaba el costado, a través del jersey.
Bajó la mirada y vio el cañón de una pistola. El hombre la sostenía de un modo que no se notase, escondida en la manga del abrigo negro, bajo la mesita que había ante ellos.
- Pues yo diría que ésta es tu parada.
- Yo no...- exclamó Izuku, pensando en ponerse a gritar.
- Sí gritas, te disparo. Si no me obedeces de inmediato y sin montar jaleo, el resultado será el mismo- Lo amenazó el hombre en voz baja- La pistola tiene silenciador. La gente pensará que te ha dado un patatús, y antes de que alguien se de cuenta de que te han disparado, estarás ya muerto ¿Entendido?

ESTÁS LEYENDO
Die Together
Fanfiction¿Qué pasaría si el hijo de un juez se cruzara en el camino de un joven mafioso? ¿Y si se enamorasen a pesar de que su relación estuviese condenada desde el principio? Izuku y Katsuki se conocen en el instituto, ambos comparten una vida marcada por l...