8: Aizawa's

3K 384 134
                                    


   Cuando Katsuki entró en la habitación, con un ligero retraso, los ojos de Shota Aizawa se iluminaron, algo que no pasó desapercibido a Shinso, que encendió un cigarrillo y lo miró con odio.

   - Disculpadme, he tenido un contratiempo- dijo, quitándose la cazadora y colgándola del respaldo de la silla que le habían dejado libre. También sacó la pistola que tenía en los vaqueros y la dejó sobre la mesa.

   - Dame un abrazo, hace semanas que no te veo- le ordenó Shota, mientras abría los brazos en un gesto paternal. El aspecto tosco y la barba de varios días contrastaban con su ropa refinada.  Mientras lo abrazaba, Katsuki aspiró el olor a aftershave y a tabaco que tanto le recordaba a su infancia.

   - Estoy muy orgullosos de este chaval- dijo Shota a los allí presentes, diez hombres de edades comprendidas entre dieciséis y setenta años- Unas notas estupendas en el instituto, buena presencia, mano firme. Hará grandes cosas por nosotros.

   - No más de lo que tú has hecho por mí- replicó Katsuki, agradecido. Shota asintió y luego miró a su hijo mayor, Shinso, y suspiró con gesto teatral.

   - En vuestra opinión, cuando el entrenador de un gran equipo de fútbol tiene que elegir a su capitán ¿cómo hace para saber quién tiene madera de líder?- preguntó a su público.

   La pregunta era retórica. Todos sabían que cuando Shota hablaba, exponía su propia postura. Shota no esperaba respuestas, sino total atención. Y devoción. Incluso ahora que la edad comenzaba a hacer mella en él, tenía en sus manos las riendas del negocio con la elegancia que siempre lo había distinguido del resto de los boss de la zona.

   - Desde el principio he tenido una gran visión para los negocios. Vosotros lo sabéis. Me gusta pensar que soy más bien un mánager hábil frente a un grupo de especuladores, que un rey con un feudo que defender. Quizá porque la historia nos enseña que los mánager se salvan mientras que a los Reyes le cortan la cabeza.

   Muchos rieron del chiste, sobretodo Katsuki, que adoraba la filosofía sencilla y aguda de Shota. Tan sólo Shinso permaneció con el gesto torvo, de pie junto a la puerta, porque lo sabía, sabía desde hacía días lo que iba a suceder. Se podría decir que estaba fuera de control, pero tonto no era.

   - Es por esto que creo que, cuando hace falta escoger al líder del equipo, hace falta razonar como mánager y no como rey.

   Aquellas palabras fueron seguidas de un silencio total. Desde hacía meses, los chicos del clan y sus afiliados se lamentaban de la marcha de las cosas. Se habían roto muchos acuerdos y el tema de los residuos no acababa de arrancar tan bien como habría debido. Los cadáveres que habían dejado tras de sí eran ahora demasiados.

   - Shinso.

   Al oír las palabras de su padre, él chico se dio la vuelta. Tenía los ojos rojos de tanto beber y un gesto amenazador. Se acercó hasta la mesa tal y como se esperaba de él, disimulando la rabia ciega que no le había dejado pegar ojo en toda la noche.

    - Te enseñé a disparar cuando tenías nueve años- dijo Shota con un deje de nostalgia en  voz- Eras un niño despierto, preciso, sabías hacerte respetar. Eras un auténtico Aizawa.

   Shinso permaneció impasible. Se sabía aquella historia de memoria, pero sus recuerdos no guardaban la misma imagen que conmovía a su padre. De aquellos días recordaba sobre todo el miedo. Y que cuando Katsuki llegó a casa de sus padres, todo lo que hacía pasaba a estar en segundo plano. Shota había olvidado quién era su hijo y quién no.

   - Pero ahora las cosas han cambiado, y de una forma que no me gusta.

   El boss se puso de pie para enfrentarse a su hijo. Éste le sacaba al menos una cabeza, pero Shota tenía una mirada ardiente que habría atemorizado a un gigante.

Die TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora