•Poco A Poco•

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Lucy
"Idiota", esa es la palabra con la que defino al hijo de Igneel. Este chico se cree la gran cosa. Hace rato está en la cocina con Igneel hablando de quien sabe qué.

Cuando me sequé, Igneel me dio ropa seca y me cambié en la habitación que Igneel me dio. Traté de usar mis poderes pero nada sucedió, ni un movimiento ni una salpicada. Salí del cuarto cuando Igneel me llamó para comer, su hijo ya se había ido y eso me alivió.

-Traté de usar mis poderes, le dije a Igneel cuando comenzamos a comer -No funcionó como pensé.

-Debes de darle tiempo, Lucy. No volverán hoy y tal vez mañana tampoco los tengas, dijo.

-Es extraño ¿sabes? Siempre...bueno, no siempre, utilizaba mis poderes para casi todo y ahora que no están es...extraño, dije mirando el plato de comida. Me dio una mirada de compasión y habló.

-Yo mañana tengo que ir a trabajar. Si quieres, puedes ir a explorar la ciudad con mi hijo, no creo que le moleste, dijo Igneel serio.

-Puedo ir sola gracias. ¿A qué hora volverás?, pregunté.

-En la noche, antes de la cena.

Estuvimos en silencio un rato más y alguien tocó la puerta, Igneel estaba en la cocina así que yo fui en su lugar. Al abrir la puerta me encontré con un guardia del castillo dragón, fruncí el ceño y me crucé de brazos.

-Se encuentra el Sr. Dragneel?, preguntó el guardia.

-Qué crees que haces, Gageel? ¿Por qué estás vestido de guardia?, pregunté molesta. Él soltó un suspiro y se quitó el casco.

-Lo siento, pensé que no me reconocerías. ¿Puedo pasar?, contestó nervioso.

Mi orgullo es muy débil, porque en ese momento me lancé a sus brazos y comencé a llorar.

-Perdoname, perdoname, decía sin parar.

Gageel rodeó sus brazos en mi cintura y me abrazó con fuerza también, oí como sollozaba.

-Me alegra volver a verte, coneja, dijo.

Nos quedamos así un rato, cuando entramos a la casa vimos a Igneel sentado en el sillón con una sonrisa grande, se veía orgulloso. Hablamos un poco más y Gageel me contó que pasó un infierno sabiendo que yo no le hablaba y que estaba enojada con todos, me explicó que el veneno lo había puesto un tipo llamado Erick y que el me mintió con respecto a todo. Había algo que me impedía creer la última parte así que decidí que mañana mientras caminaba, tomaría una decisión. Gageel se fue con una enorme sonrisa y prometiéndome que iba a volver.

•Al Día Siguiente•
Cuando me levanté, Igneel ya no estaba, supongo que se fue a trabajar. Había una maleta en mi habitación con mucha ropa, me bañé, me vestí, desayuné y salí a la ciudad. Pasaban muchas familias y vendedores me ofrecían de todo mientras caminaba, hacía un buen día así que nada malo podía pasar.

-Miren! Pero si es la princesa del mar ¿qué hace la realeza aquí?, preguntó un hombre corpulento y se notaba la burla en sus palabras.

-Su padre de seguro la ha echado de casa, contestó otro.

Seguí caminando, ignorando los comentarios de esos dos y de un pronto a otro, todo el mundo comenzó a hablar de mí y mi familia. Llegué a un parque, muy bonito, en el centro había una estatua grande y de oro con la forma de un dragón imponente, tenía algo escrito así que me acerqué a leer.

"Rey Igneel Dragneel"

Luego había otras cosas escritas en un idioma que no entendía. He fingido muy bien que no conozco a Igneel, sé que es el rey y el papá de Natsu, aún así su buena obra no debe ser críticada. Aún recuerdo el día en que lo conocí: los dos sabíamos perfectamente que era cada uno y por eso tanto odio entre ambos. Es gracioso ver como me trata bien ahora y se preocupa por mí.

Mi Pequeño Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora