•Etapa de Celo 1/3•

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Lucy

-Llegó tu hora de irse, monstruo, ordené dirigiéndome a el líder.

-Tú no tienes poderes y yo tengo tu flor mágica, tu novio es un inútil para pelear y tus amigos son simples humanos. Creo que sabes quien tiene la ventaja aquí, dijo con una sonrisa burlona.

-No te atrevas a meter a Natsu ni a mis amigos. Esta pelea es entre tú y yo, dije seria -Tú no sabes el poder de la flor.

Papá se había llevado la caja al castillo, por suerte nadie se dio cuenta. Antes de irse, pasé las yemas de mis dedos por las hojas para tener un poco de poder y así aguantar un poco en esta pelea. El plan era fácil: mientras Natsu peleaba con el líder para distraerlo, yo intentaría quitarle la flor y así, poder comerme un pétalo de la flor amarilla y recuperar mis energías al 100% y usar el Uranio Metraria para expulsar a todos estos monstruos y que todo esto acabe de una buena vez por todas.

La pelea comenzó otra vez, monstruos contra humanos y seres mitologícos.

Ayudaba en todo lo que podía, haciendo muros, lanzando bolas de agua y golpeando algunos monstruos.

-Lucy, estás lista?, preguntó Natsu desde el aire.

-Sí!, contesté y comencé a hacer plataformas en el aire en forma de escalera para poder llegar hasta Natsu.

Cuando estuve a su lado, con su ala, me impulsó hacia el monstruo peludo que era el líder y pasé mi mano por su boca para intentar quitarle la flor pero me esquivó, lo intentamos unas 4 veces más pero era imposible. Evitaba todos mis ataques y cada vez la flor le daba más poder.

En un descuido, el monstruo me proporcionó un buen golpe haciendo que aterrizara, Natsu vino en mi auxilio.

-No creo poder aguantar más, dije aún acostada en el suelo, me miré las manos y vi que la escarcha amarilla desaparecía.

-Qué hacemos?, preguntó Natsu a mi lado.

-No lo sé...esta vez no tengo un plan...lo siento, dije agachando la cabeza.

-Hey, princesa...no importa, ya se nos ocurrirá algo, contestó alzando mi mentón y dándome una buena sonrisa. Se había destranformado para abrazarme.

Esta es la pelea más ruda que he tenido en años, sin mis capacidades al 100%, soy muy inútil, no puedo controlar el agua como lo hacía antes y tengo miedo de que algo malo nos pase a todos.

Aún abrazada a Natsu, di un vistazo a nuestro alrededor, todos peleaban con sus mayores fuerzas y aunque se viesen cansados, ninguno se detenía. Creo que este es el poder que te dan los amigos, la esperanza que tienen ellos sobre tí te da la capacidad de hacer miles de cosas y eso es lo que necesito en este momento...la capacidad de hacer miles de cosas.

-Te cansaste, princesa?, preguntó el líder desde lo alto.

-Solo te estaba dejando tomar un respiro, contesté separándome de Natsu.

Espero que esté bien lo que vaya a hacer y que no muera en el intento...otra vez.

-Te daré el árbol y te enseñaré el hechizo con el que controlarás todo, dije firme.

-Eso es increíble, contestó.

-Lo haré, pero detén a tus monstruos. Dejen el Castillo Dragneel en paz, se acabó la pelea, dije sin bajar la mirada y con la voz firme.

El monstruo solo rugió con fuerza y todos se detuvieron, en pocos minutos ya estaban todos reunidos en el aire mirando fijamente hacia mi dirección. Mis amigos y los guaridas también se reunieron a nuestro alrededor, tal vez esperando órdenes. Papá llegó con la caja en manos minutos después y sacó el árbol de esta, brilló con intensidad y se detuvo al tocar mis manos. Todas las miradas estaban sobre mí y con disimulo toqué las hojas nuevamente, recargandome de poder.

Mi Pequeño Secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora