Capítulo 2

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Cuando me doy cuenta, tengo todo el cuaderno lleno de garabatos y la mitad de ellos está tapando las notas que había cogido. "Bien Clary" me felicito, y escucho como tocan el timbre, lo que indica que la clase ha terminado y solo tengo que aguantar otra hora más. Religión.

Entro en el pabellón oeste, y al final del pasillo, está Kyle, apoyado en el marco de la puerta de la clase, con el cuerpo inclinado y con las manos en los bolsillos de la sudadera. Sonriéndome tiernamente.

Kyle, un listillo de 18 años que repitió curso porque le daba miedo la universidad. Ahora estamos juntos en clases pero irá a la universidad de Seattle y yo a California.

No quiero que llegue la hora de despedirnos, pero siempre he vivido enamorada de California y no veo la hora de mudarme.

-Eh Clary, quieres oír un chiste? Esta vez es bueno- lanza con una gran sonrisa y ese alegre tono de voz que siempre acompaña su animada actitud.

-Claro que no quiero- bromeo, sabiendo que lo va a contar de todas maneras. 
Y aquí me encuentro, otro día normal escuchando otro chiste malo.

Así le conocí, a mediados de curso, estaba en el comedor y se me cayó una manzana al suelo. Como no, el contó uno de los peores chistes que había jamás escuchado, pero claro, después de ese día, nos hicimos amigos y aunque yo lo creyese imposible, empezó a contar algunos cada vez peores.

-Un joven se acerca donde una señorita en una fiesta y le dice:
- ¿Bailamos? 
- Claro. ¿Pero quién saca a mi amiga?
- Ahhh, por eso no te preocupes mujer, ¡SEGURIDAAAAD!-
termina Kyle, casi ahogado en carcajadas. Ese es otro de sus puntos, es el tipo de persona que se ríe de sus propias bromas y ni siquiera puede terminar los chistes. 


"Al menos su risa es contagiosa, punto positivo para Kyle!" Pienso

Mitad de minuto ha pasado y sigue riéndose, al final, me pongo la mano delante de la boca para evitar estallar en carcajadas. No sé si por lo patético que es el chiste o por lo acostumbrada que estoy a ellos.

Kyle me sonríe orgulloso debido al que cree él, es uno de los mejores que ha contado hasta el momento. Me pongo la mano en la cabeza y dramatizo, como si estuviera avergonzada de él. Ambos nos reímos ligeramente y entramos a clase. La amada Religión. Al menos el profesor todavía no ha llegado.

-¿Cuánto tiempo tengo que esperar hasta que me cuentes donde mierdas has estado este fin de semana? Wow chica, el viernes cuando te vi por última vez estabas normal. O eso parecía. Y ahora llegas aquí, lunes por la mañana y te plantas con esa ropa como si te hubiera atracado un grupo de personitas tatuadas y lo único que pudieras ofrecerle fuera tu personalidad.

Y lo peor es que se la diste. Me gusta.- finaliza, guiñándome un ojo. Y yo sigo analizando cada palabra que justo acaba de decir, porque Kyle habla demasiado rápido para el resto de personas humanas, y yo no soy una excepción.


Cuando por fin he entendido sus palabras, pienso en una respuesta. Tampoco es para ir contándole todo mi cambio de look y personalidad. Pero el ya sabe el motivo.

Y cuando lo miro, él está mirándome con esos ojos verdes tan poco comunes, pidiéndome una respuesta.
Y solo hace falta que diga una palabra para que él lo entienda todo.

-Harry- respondo en un tono tajante, y Kyle me dedica una sonrisa tierna en modo de comprensión.

5 DAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora