Ella sonríe y levanta el pulgar. “Bastante bien, pero estoy convencida de que hay algún otro que te queda tres veces mejor, sigue probando”
Igual que he salido desfilando, doy la vuelta sobre mis talones y camino hacia el probador. Echo este vestido al montón que voy a descartar y me pruebo el siguiente. Esta vez es uno negro que incluso sin tenerlo puesto ya me parece demasiado atrevido, sin mencionar que tiene la espalda al aire y es mucho mas corto de lo que yo suelo llevar.
En contra de mi voluntad, me lo pongo porque 1. No quiero desilusionar a Triss, ella ha estado seleccionando vestidos para mí durante dos horas. Y 2. ¿No se suponía que yo había cambiado mi forma de pensar? ¿Que ya no era tan aburrida? Pues necesitaba demostrarlo, y esta era la forma. Lo que me lleva a 3. Y salgo con el vestido puesto y mi gran sonrisa adornándolo.
- Oh dios, sí, sí y sí. Este es el vestido. El que estábamos buscando, pero no exactamente para el baile- lanza ella con una sonrisa torcida, y sé exactamente lo que quiere decir. El vestido de la fiesta de mañana. La fiesta a la que iré, porque es mi oportunidad, pero que ni siquiera sé donde es o incluso la hora a la que empieza y acaba, aunque ahora que lo pienso, ¿Esas fiestas tienen fin?
La verdad es que no pienso quedarme a descubrirlo, tengo planeado irme temprano, es decir, hacen una fiesta un miércoles aún sabiendo que el día siguiente tienen que asistir a clase, aunque supongo que a ellos no les importan tantos las clases como a mí, la niñita santa del instituto.
Triss me hace volver al mundo exterior y alejarme de lo que ocurre dentro de mi cabeza para decirme que me pruebe unos tacones los que, con solo un vistazo, ya los considero los más grandes que he visto en la tienda, o en toda mi vida. Sacudo la cabeza a la par que digo “No” repetidas veces, pero ella, siendo ella, me convence antes de lo que nadie podría hacer. Tiene algún especie de don o poder sobrenatural. Aunque no me parece tan mal cuando ella me sienta en el sofá y se pone de rodillas en la alfombra para ponerme los tacones.
-Wow, podría acostumbrarme a esto muy fácilmente- añado, mirándola mientras ajusta las correas a mis tobillos. Antes he rechazado tan rápido esos tacones que ni siquiera me había molestado en mirarlos, ni de darme cuenta de los pequeños detalles, como de que la suela es roja, algo que siempre he considerado increíble, me gusta el tono elegante que le da a unos tacones negros.
- Son geniales!- afirmó Triss con las manos puestas en las caderas, mientras me veía caminando de un lado a otro del estrecho pasillo. Incluso las demás chicas que se estaban probando ropa se quedaron dos segundos congeladas, observándome a mí, cosa que pensaba que nadie haría nunca, llevando este estupendo vestido, aunque demasiado corto, y estos perfectos tacones, aunque demasiado altos.
Cuando vuelvo al lado de Triss, ella está dando palmadas, como demostrando lo orgullosa que está de mí, y con una enorme sonrisa en su cara, que demuestra su emoción.
Y justo en este momento, no puedo afirmar quién está más feliz de las dos.
Me miro en el espejo, y realmente puedo imaginarme a mí misma caminando delante de Harry, cargando con estos tacones y mi oportunidad.
Y no pienso desaprovecharla, por una vez en mi vida algo está funcionando para mí, algo está dando resultado. Y lucharé por él aunque solo pueda estar con él tres días más, con mucha suerte, cuatro. Todo depende de cómo vaya la fiesta de mañana, y esa es la razón por la que acepto comprar esta ropa que, lo más probable, no volveré a ponerme.
Mi mejor amiga me empuja otra vez al probador y sigo probando, probando y probando. Rechazando algunos vestidos, aceptando otros, y finalmente, quedándome con solo dos. El del baile, y el de cuya fiesta no puedo quitarme de la cabeza.