Capítulo 16

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-Entonces vamos a hacer una cosa: Si tú te portas bien y no como una perra. Y me dejas hablar, yo no diré nada sobre anoche- Me sigue mirando maliciosamente, pero ahora incluso con superioridad  y estira la mano y susurra: “¿Trato?”

-No- respondo, y me la juego.

-Vale- y gira su cuerpo en dirección al salón y después de coger mucho aire, grita: -CLARY ¿NO PIENSAS QUE ESTUVO GENIAL LA FIESTA DE AYER?- Y yo le pego un fuerte puñetazo en la barriga. Él se ríe entre dientes.

-Vale, vale, vale. Trato- afirmo en contra de mi voluntad, y Harry esboza una sonrisa medio victoriosa, medio divertida. Por lo visto mi puño no ha hecho demasiado efecto.

-Clary, ¿estáis bien? ¿Qué pasa?- dice mi madre desde el salón. Con la sospecha presente en el tono de su voz. El mismo tono que usan las madres que saben cuando mientes incluso sin mirarte a la cara.

-Sí, señora. Aunque debería de decirle a su hija que no fuera tan cerda- responde Harry, y yo abro lo ojos por el insulto. Él se ríe y susurra: “Esto por el puñetazo”

-¿Qué?- pregunta mi madre

-Que debería de decirle a Clary que no fuera tan terca. Es imposible hablar con ella.- afirma Harry.

-Ah sí, sí que lo es. Clary, ya sabes, déjalo hablar.- Musita mi madre, todavía desde el salón y alzando un poco la voz para que yo me entere.

-Te odio, ¿te enteras? Te odio- Miento.

–Ahora que están claros tus sentimientos hacia mí, déjame explicarme joder. Estábamos en la barra, tú y yo. Fue pestañear, y perderte de vista. Tengo que decir que tu altura no ayuda nada a encontrarte entre tantísima gente, pero te busqué, en serio. Volví a la barra, pedí tres copas y me las tragué sin siquiera pensármelo. Ni te imaginas lo frustrado que estaba, hostia.- Musita, hablando despacio y controlando su lenguaje. Puedo notar la tensión que emana su cuerpo. –Después fui al jardín, y no pienses que fue pura casualidad encontrarte, porque fui preguntándole a la cada puta persona si te había visto. Cuando te vi tirada en el césped haciendo ese jodido ángel de nieve tenía planeado gritarte, pero en vez de eso, mi cerebro decidió decirte que harías un agujero si seguías intentándolo. Estoy jodido, Clary- termina, suspirando y pasándose la mano por el pelo. Sus ojos miraban intensamente dentro de los míos.

-¿Cómo me definiste?- digo, pillándolo por sorpresa. No esperaba la pregunta. -¿Cómo me definiste cuando le preguntaste a la gente si me había visto?- repito.

-Uhm…- musita, inseguro. –“¿Habéis visto a una chica jodida como el infierno, con el pelo oscuro, los ojos claros y posiblemente con un tobillo roto?”- añade él, y me río ante el comentario del tobillo, porque ambos sabemos lo torpe que puedo llegar a ser. Me caería en lo llano.

 

-Normal que no me encontraras, yo no soy jodida como el infierno.-intento aligerar los humos, porque la tensión de su cuerpo está haciendo que me ponga nerviosa. Y como él también quiere estar de mejor humor, dice:

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