Epílogo

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Cuando salí corriendo del salón de baile, las lágrimas en los ojos me impedían ver el camino. Iba dando tumbos y me caí más veces de las que me gustaría contar.

Triss y Tom me encontraron tirada en el suelo, al lado de mi coche. Dicen que yo no hablaba, que mi voz parecía haber huido. Me metieron en el coche y me llevaron a casa. Dicen que tenía tan mal aspecto que mis padres ni siquiera me gritaron, solo me prepararon tres tazas de té y me dieron dos aspirinas. “No tengo nada para el dolor del vacío en el cuerpo” Me susurró mi madre antes de dejarme a solas con Triss.

Ella pasó la noche conmigo, mi mejor amiga no cerró los ojos ni una sola vez  en las interminables horas que parecieron esa noche.

No pensé en Harry ni un solo minuto de todas esas horas. Me preguntaba una y otra vez el por qué de las cosas. Por qué el sol brilla aunque sea de noche, por qué las nubes aparecen y desaparecen y por qué las manecillas del reloj giran,  justamente, en el sentido de las agujas del reloj.

Inevitablemente, me eché las culpas de lo que todavía no estaba muy segura, había pasado. Triss y yo intentábamos encontrarle la lógica a esta pregunta sin signos de exclamación…Pero, ¿realmente había algo que preguntarse?

Harry dejó veinte mensajes en mi contestador, no escuché ni siquiera uno. Sus llamadas no cesaron ni un segundo hasta que metí el móvil en el acuario.

Esa noche fue la peor de mi vida, no por Harry, no por los momentos que pensaba haber vivido y no por los sentimientos que él me había mostrado.

Por lo que estaba por llegar…Por el futuro.

¿Qué pasaría cuando al día siguiente, yo tuviera que hacer las maletas y cambiarme de ciudad para irme a la universidad?

¿Qué pasaría si me encontrara a Harry por las calles, y viera que mis manos temblaran, mi respiración se agitara por última ocasión y que mi pulso estuviera por los aires, pero esa vez, no por amor, sino por decepción?

Enamorarse es muy simple, pero desenamorarse es simplemente horrible.

 […]

Todo eso parece muy trágico cada vez que lo recuerdo. Pero sigo viva. Sobreviví a esa noche y a todas las siguientes.

Mi hermano Jake, me ayudó a hacer las maletas mientras mis padres me recordaban cada cinco minutos lo mucho que me echarían de menos. Triss me llevó hasta California, y pasé tres semanas de mi verano con ella.

Ella y Tom no tuvieron futuro, después de todo.

Mi habitación en la universidad resultó ser una de las más grandes y mi compañera de cuarto me hacía mucha compañía cada vez que lloraba. Me prometía que todo estaría bien y siempre tenía una tarrina de helado con mi nombre en la nevera.

5 días, solo necesitabas 5 días para conquistarle. Pero no vuelvas a hacer más planes, Clarissa. Sé quien realmente eres”  Me digo a mí misma antes de mirarme al espejo por última vez, abro la puerta y camino hacia clase. Tengo todo un año por delante. 

5 DAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora