Capítulo 27

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 Todo va a salir tan bien que ojalá no hubieras querido con tanta ansia que esta semana pasara tan rápido.

“Venga, ahora una de espaldas, arréglate el pelo…oh, y ahora de perfil, que se vean los tacones. Y     la última, vamos, sonriiiiiíe” Decía mi madre mientras el flash de la cámara me rebotaba en la cara y me hacía sentirme como una famosa acosada por los paparazis.

Creo que he posado para 200 fotos cuando por fin mi madre se relaja y deja la camarita en paz. Me da mil consejos sobre no beber, mantener el control y, disimuladamente, me insinúa que no me quede embarazada.

Mi padre nunca ha sido sentimental, nunca ha sido de esos padres que se sentían tan orgullosos que los “ojos le empezaban a sudar” o que “tenía alergia” Y en realidad lo agradezco, porque ya ha sido suficiente coñazo tenerlos a los dos pegados a mi culo todo el día.

Harry, ni de cerca, es de esos tipos de chicos que entra en casa, se presenta a los padres e intenta caerles bien. Él había quedado en venir a por mí a las siete y justo a esa hora escucho el sonido que emite el claxon. A diferencia de las demás chicas, que estarían enfadas si su cita no entrara a recogerla, yo estoy contenta porque él no lo haga. Suficiente he tenido ya sin él, como para que ahora le hagan un interrogatorio en el que descubran hasta lo que almorzó hace ocho días. -Llámanos si necesitas algo- Musita mi madre y me lanza una mirada que mezcla cariño y advertencia.

Harry, con una rodilla apoyada en el asiento, está fuera del coche y me mira con lo que parecen ojos con forma de corazón, mientras bajo cuidadosamente los escalones del jardín. Intentando no romperme un tobillo…o los dos.

Silba, es decir…me silba. Oh sí, me ha silbado y yo no estoy segura de mantener el equilibrio, pero busco dentro de mí toda la fuerza de voluntad que me queda y sigo caminando.

He de decir que no me sorprende encontrarlo con sus típicos pitillos negros y una camiseta, pero sí que una parte de mí albergaba la esperanza de que se pusiera una camisa y, quizás, unos pantalones de vestir.

Sube los últimos dos escalones que a mí todavía me quedaban por bajar y me coge la mano, entrelaza sus dedos con los míos y enseguida me llega la descarga de corriente. Se inclina hacia mi lado y me susurra en el oído “Tú piensas que mi autocontrol es fuerte, pero cielo, me las estás haciendo pasar putas”

Y me besa delicadamente la oreja. Le aprieto la mano y, alterada, me doy la vuelta, controlando que  mi madre no esté detrás nuestra, al acecho.

Me abre la puerta del coche y cuando ya estoy dentro, antes de volver a cerrarla, musita “Va a ser una noche larga” Y sonríe pícaramente.

[…]

“Triss,no…Vale. Espera, puedes no llegar tarde?...Si!” Se me escuchaba de vez en cuando dándole respuestas a mi mejor amiga a través del teléfono.  Ella decía que todavía no se había vestido y se quejaba de que su novio iba demasiado guapo y ella iba a parecer basura a su lado.

Harry, mientras tanto, suspiraba de aburrimiento. Me puso la mano en el muslo mientras yo hablaba y es posible que diera un salto de la sorpresa. Él se reía entre dientes de mí.

Yo le enseñé el dedo del medio. Los dos nos dimos por satisfechos.

-Entonces, ¿Se supone que yo tengo que aguantarme sin follarte pero tú puedes provocarme de esa manera?- Me sobresalto y le miro con los ojos muy abiertos. Me río nerviosamente y él señala mi pierna, que se deja ver gracias a la abertura del vestido. Es una abertura en el lado izquierdo que va desde el final del vestido hasta un poco menos de la cadera. Enseña, discretamente, mi pierna y me pareció una buenísima opción en el probador. Aunque no estoy muy segura de ello ahora.

5 DAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora