Un estímulo de celos recorre mi cuerpo y me golpeo mentalmente, no hay ninguna posibilidad de que yo esté celoso, no me gusta Clary.
No me gusta Clary.
“¿Por qué te has ofrecido a ayudarla entonces? ¿por qué has sido amable con ella si tú eres desagradable con todo ser vivo existente?” me recuerda mi subconsciente y antes de que me dé tiempo estoy soltando la cintura de Clary y dirigiéndome a la puerta, saliendo justo por donde he llegado. Enfado recorre mi cuerpo ante las preguntas que yo mismo me he formulado, no me gusta Clary.
Ella solo se ha vuelto un poco más interesante. Cero posibilidades de que me fije en ella solo porque ha cambiado un poco su vestuario y su actitud. Siempre seguirá siendo la pequeña acosadora que nunca me conseguirá.
Los pasillos están vacíos indicando que el timbre ha sonado y las clases empezado, bien. Gracias Clary, antes me he perdido matemáticas y ahora llego tarde a la siguiente, tienes suerte de que no me importe una mierda las clases y mucho menos tener una falta.
Rose está sentada en la silla del final de la clase con las piernas cruzadas y me saluda con demasiada emoción justo cuando me acerco a mi sitio después de haber ignorado las molestas palabras del profesor quejándose de mi impuntualidad. Desde donde estoy puedo ver cómo ella me indica que me siente a su lado. No sé si ha estado guardando el sitio específicamente para mí, pero espero que no. Esa perra se está emocionando demasiado, pensaba que había dejado claro que solo quería sexo.
Aun así, ruedo los ojos al ver que no había muchos más sitios libres y camino en su dirección suspirando en forma de queja. Solo pido que no empiece a hablar con esa odiosa voz de pito que tiene, que se te queda grabada en el cerebro. El otro día incluso creo que la escuché en mis pesadillas.
Narra Clary:
-Al menos puedes andar, al contrario de esa vez que te caíste haciendo las pruebas de atletismo, qué tiempos aquellos en los que nos perdíamos el día entero de clases porque tú estabas inconsciente, ¿por qué no volvemos atrás?- añade Kyle con una sonrisa soñadora, le lanzo una mirada de odio, no todos los días tu mejor amigo te desea la muerte, ¿no?
-Dame alguna buena razón por la que no deba de dejar de ser tu amiga- respondo con un tono divertido en la voz y chasqueo los dedos delante de su cara.
Él me regala una dulce sonrisa en forma de disculpa e intenta ayudarme a sentarme, pero yo me aparto y me siento en otra mesa, le saco la lengua desde mi sitio y la Sra. Stela entra por la puerta. Kyle aprovecha que ella está dándonos la espalda para cambiarse de sitio y ponerse justo pegado a mi culo, me saca la lengua él también en forma de burla y doy por perdida la batalla.
Varias veces siento las patadas que da Kyle a la espalda de mi silla para que le preste atención, me está contando no se qué sobre una chica de segundo curso pero intento ignorarle. Las patadas son casi imposibles de ignorar así que cojo aire y me giro en un movimiento rápido para empezar a gritar en susurros mientras me quejo, en mitad de la frase oigo a alguien nombrándome con tono de reproche y giro mi cuerpo otra vez, volviendo a mi posición original cuando veo que la Sra. Stela era la que me llamaba la atención.