Capítulo 3

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Y para mi sorpresa el está de pie, al lado de la cama dándome la espalda, estallo en una carcajada cuando me doy cuenta de que él está bailando, o por lo menos intentándolo porque lo único que hace es balancearse de un lado a otro con, he de decir, demasiada poca gracia.

En cuanto escucha reírme se da la vuelta y observo cómo se ruboriza cada vez más, y no sé si es por la vergüenza o por el enfado. Odia que entre en su cuarto y más todavía si es sin tocar antes la puerta.

-Clary...- responde él, pasándose la mano por el pelo y sin saber que decir, y es  cuando me doy cuenta de que, efectivamente, estaba avergonzado.

-¿Nos vamos ya? ¿estás listo?- pregunto metiéndole prisa porque hoy tengo especialmente ganas de ir a entrenarme. Me siento presionada y quizás agobiada por el hecho de estar llevando este plan a cabo sin saber cuál será el resultado. ¿Y si no consigo gustarle y al final acaba riéndose de mí con sus amigos, como siempre ha hecho? ¿Con quién iré al baile si no consigo que él me acompañe? Me doy cuenta de que me estoy engañando a mí misma al pensar que Harry vendrá conmigo, ni siquiera sé por qué lo pensé, seguro que irá con alguna de esas guarras de las que siempre está rodeado o a lo mejor mis expectativas son demasiado altas y él ni siquiera está pensando en presentarse al baile. Seguro que se va a alguna fiesta que organizan en la casa de las fiestas, en la que obviamente, lo único que se celebran son fiestas de adolescentes descontrolados que se limitan a beber, fumar, y jugar al billar mientras las borrachas chicas se llevan a los chicos a los cuartos de baños o a las habitaciones apartadas.

Me estremezco ante el pensamiento de estar en alguna de esas fiestas y me doy cuenta de que me estoy consumiendo en mis propios pensamientos. Así que sacudo la cabeza, como si de esa forma pudiera olvidar todos los pensamientos de tener que quedarme en casa el día del baile ya que, de momento, sigo sin tener pareja.

Vuelvo a la realidad y Jake está cambiándose de camiseta, listo para el gimnasio. Medito acerca de cómo de productivo ha sido el entrenamiento para mi hermano, ya que no me había dado cuenta hasta ahora cómo de marcado tenía el abdomen. Y me pregunto cuántas chicas se habrá ligado ya en la universidad.

Jake acabó su primer año de universidad hace dos semanas y ha vuelto a casa para pasar las vacaciones de verano con nosotros. Le agradezco que haya venido porque lo he echado de menos desde que se fue.

Él va a la universidad de la ciudad. Yo siempre la he odiado, así que esa es una de las razones por las que voy a ir a la de California. Me da pena dejar a mis padres solos porque al fin y al cabo, ninguno de sus dos hijos van a estar aquí.

O como dijo mi madre emocionada ayer: “después de tantos años criando a estos polluelos, nuestros pequeños dejan el nido” A lo que mi padre contestó divertido “Deja de dramatizar cielo, por fin vamos a tener la casa para nosotros solos” Lo dijo con ese típico tono pervertido que todos los padres se creen que no notamos, pero hola, sí que lo notamos y eww, eso no es bonito de imaginar, pero gracias.

-Nos vamos mamá!- grito desde la puerta para que mi madre se entere.

En el coche Jake me pregunta por qué no voy al gimnasio vestida punk si ese era mi plan y me cuesta explicarle que solo iré así cuando tenga que ver a Harry. Que mi estilo de ropa no ha cambiado para siempre, que cuando acabe el instituto volveré a vestir de la misma forma aburrida que antes. A parte de que no sé cómo se puede llevar un chándal de forma punk. Será negro con las rodillas rasgadas o..?

Me río al darme cuenta de que seguramente lleven un chándal normal.

Él conduce todo el tiempo y después de insistir y rogar millones de veces consigo hacer un pacto con él para que me dé clases de conducir este verano, porque está claro que de ninguna manera estoy pensando en que me ayude Triss, ella conduce dando tumbos. Pero claro, a cambio de esas clases yo tendría que comprarle una pizza todos los domingos durante las próximas 2 semanas. Lo pienso y creo que el cambio es justo, 4 clases por 2 pizzas.

Cuando me he dado cuenta ya hemos llegado al gimnasio y Jake me saluda caminando para la parte del lugar que está especializada en el boxeo. Que está en la planta de arriba, algún día debería de ir a ver cómo es eso pero no me atrae mucho la idea de ver a tíos viejos sudados hasta los pies, así que me dirijo a la clase de yoga el final del pasillo y cojo una esterilla de la pila, poniéndome en uno de los laterales de la clase, las paredes son cristales en los que veo a cada una de las chicas reflejadas. Todas visten tops y pantalones cortos, más cortos de lo normal. ¿Hay chicos por esta parte del gimnasio? Espero que no.

[…]

Después de una clase de yoga como otra cualquiera en la que tienes vistas exactas de los culos no demasiado bonitos de las mujeres que exageran las posturas, subí las escaleras a la planta superior para buscar a mi hermano, a la parte del boxeo. Esta sería mi oportunidad para ver un poco esto.

Y me quedé totalmente congelada cuando vi el ring. En realidad no el ring pero si las personas que estaban luchando. Me froté los ojos para ver si estaba viendo esto mal, pero no. Ellos dos seguían ahí. Pestañeé demasiadas veces seguidas, intentando asimilar esto. Pero nada pasaba, aparte de que estaba contemplando una pelea en toda regla entre los dos chicos que no sabían nada del otro, pero que para mí tenían mucho en común. Yo.

5 DAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora