Capítulo 1

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-¡¿Entonces, Damian es un bebéééé?! –Dick y Tim interrogaron al unísono-.

-No. Eso no es posible. Lo que yo dije fue que el golpe aturdió un poco su percepción de sí mismo. Muestra claros signos de confusión causados por el traumatismo. -El médico respondió estoico sin mirarlos fijamente-. Y como ya dije, es un estado temporal... Volverá a la normalidad en un par de días. Procuren que no se estrese y denle los medicamentos para disminuir la inflamación.

-Pe... pero... -Dick necesitaba más respuestas-. ¿Él está bien?

-Sí, señor. Como usted lo pidió, luego de hacerle los estudios tres veces, no se encontraron secuelas que pongan en riesgo su vida...

-Pe... pero... -El mayor de los Robin insistía angustiado-.

-Y se lo repito, por si no quedó claro..., este tipo de incidentes es más común de lo que se cree... No pasa nada. Sólo siga los cuidados adecuados y todo se resolverá sólo. –Agobiado, el médico se dirigió a los dos, quienes se miraron desalentados ante el desastroso diagnóstico-. Y no es necesario que se quede aquí, puede descansar en casa. Así que si me permiten...

-Espere... ¿de verdad, de verdad, de verdad está seguro que mi hermanito se encontrará bien? –Dick preguntó estrujando su chaqueta de por sí ya arrugada-.

-Como ya se los expliqué, los estudios no mostraron alguna consecuencia grave, o mortal, o siquiera algo que le provoque comezón. –El médico aseguró mirando los documentos que firmaba-. El chico tiene la cabeza muy dura. Sólo necesita reposo y nada de esfuerzo...

-Pe... pero... -Dick interrogaba más asustado que nervioso-. ¿Qué debemos esperar ahora que es un bebé?

-No es un bebé... Dije "bebé" de forma genérica, en realidad, él cree tener dos o tres años... -Señaló todavía sin mirarlos de frente-. Pero es una consecuencia del golpe, y no es que su mente haya tenido un retroceso. El golpe alteró su percepción. Basta con que repose y tome sus medicamentos...

-Pero eso es grave... ¿no? Su comportamiento...

-Ya dije que no... También la neurocirujana se lo dijo, así como la psiquiatra, el psicólogo y la trabajadora social... ¡No hay nada de qué preocuparse! –El doctor reafirmó levantando un poco la voz-. Ahora, si me disculpan...

-¡No se vaya! –Dick pidió sujetándolo de la bata-. ¿Y qué se supone que debemos hacer ahora?

El experimentado señor soltó un suspiro largo y una maldición con su aliento. Volvió sobre su paso y manoteó recuperando su prenda.

-Señor Grayson, por enésima vez... Sólo cuide que no se lastime o deambule solo. Nada de agitación o alguna actividad que lo haga trabajar o esforzarse. La inflamación disminuirá con los medicamentos. Cuando eso suceda, su hermano recuperará su estado lúcido y concentrado. ¿Queda claro?

Dick bajó su mirada. Y justo cuando el experto se iba a marchar, su camino fue interceptado por Tim. El médico frunció el ceño.

-¿Ahora qué...? –Habló dirigiéndose al menor quien había puesto su mano sobre los documentos que sostenía en una tablilla-.

-¿Está seguro que no hay un método más rápido para hacer que se cure? –Tim habló finalmente, liberando su ansiedad-. Ya sabe, ponerle hielo, o algún té, o volverlo a golpear en la cabeza...

Aquel hombre cano levantó la mirada desdeñosamente. Le arrebató la tablilla y avanzó un par de pasos hacia los hermanos.

-Escuchen bien... ¡SU-HERMANO-VOLVERÁ-A-LA-NORMALIDAD-CUANDO-LA-INFLAMACIÓN-HAYA-BAJADO...! Así que denle sus medicamentos, como ya lo indiqué. ¡Y sobre todo, eviten alguna de las cosas que están pensando!

BABYMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora