Capítulo 17

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Las estructuras infantiles eran llamativas y el ambiente de risas y diversión creado a su alrededor le resultó extremadamente tentador. Tanto así que sólo se dejó llevar por los juegos y el panorama familiar desplegándose frente a sus ojos, sin realmente importarle que no llevara zapatos o una prenda decente encima. Así pues, se acercó inocentemente a las instalaciones del parque. Entró apresurado paralizando su mirada con cada juego nuevo que encontraba. Las risas de los niños lo embelesaban contagiándolo, dándole motivos para reírse junto a ellos. Se internó sorteando los arbustos, atravesando el césped a pesar de las contraindicaciones de los letreros. Caminó despreocupado, ávido por comenzar a jugar, acercándose ingenuamente, desfilando sin querer ante una banda de padres que exaltaban sus ojos observando el espectáculo que recién ingresaba al parque.

La sonrisa de Damian era imperturbable, no así la preocupación de los adultos presentes, cuyos murmullos se escucharon cada vez más vivos y estresados. Iniciaron sus rondas quisquillosas de preguntas respecto al muchacho que se arrimaba a los niños con sólo una sábana encima. Algunos abandonaron las bancas circundantes focalizando mejor al nuevo agregado, otros se aproximaron a sus hijos llamándolos, pidiéndoles cambiar de juego o simplemente alejarse. Hecho que Damian ignoró no por imprudente, sino por completa inocencia de cargo.

El ojiverde se acercó primero al balancín, cuya altura máxima le llegaba ridículamente a la cintura. Vio a los niños divertirse deseando unirse a su pequeño grupo. Sus intenciones eran nobles, contrarias a su mala suerte cuando uno de los niños pisó sin querer la sábana, atorándola, desvistiendo al petirrojo en cuanto dio un paso para aproximarse al juego y ser el siguiente en subir. Aunque sintió el tirón, su atención se consagró en no perder de vista el divertimento dejando de lado el hecho de su inevitable desnudez.

Su piel entera se mostró sin disculpas o inhibiciones. El muchacho siguió avanzando, abandonando la tela en el suelo, riendo mientras llegaba a la periferia y pedía subir al juego.

Bastó para que un niño señalara la nula vestimenta de Damian para extender la alarma entre los espectadores. En menos de un parpadeo, los adultos que no le quitaron la vista de encima al ojiverde se apresuraron a advertir a los otros padres, corrieron para cubrir los ojos de sus hijos y llevarlos lejos de aquella presencia. Algunos otros iniciaron un escándalo entre insultos y quejas. Asunto que a Damian se le resbalaba, pues en ningún momento despegó su vista del juego que prontamente fue abandonado por los ocupantes, dejando la vía libre al chico desnudo que instantáneamente se convirtió en el centro de algunos regaños e injurias.

El parque se despejó como si una bomba hubiese sido arrojada. Evidentemente, las llamadas a la policía no se hicieron del rogar. Los adultos y sus niños despejaron la zona bautizándola como insegura y agraviada. Mientras lo dejaban solo, Damian se preguntaba por qué todos corrían y gritaban asustados. No obstante, su pesquisa duró poco al ver los juegos libres. El balancín quedó en el olvido al ver los columpios desocupados. Parada que fue decidida enseguida.

Se avecinó a los nuevos juegos sentándose en uno de ellos. Permaneció un par de segundos mirando en todas direcciones, buscando a alguien que lo empujara o lo acompañara siquiera. Sin embargo, eso no le impidió sonreír nuevamente y comenzar a atorar sus pies en la arena para poder columpiarse él mismo.

Su risa se escuchó paulatinamente más viva entre el silencio que se programó a su alrededor. Sólo algunos rezongos se alojaron más allá de las rejas del parque. Voces que continuaban con su acusación y desaprobación a aquel joven desnudo e indecente paseándose en un área infantil y familiar. Hecho condenatorio que atrajo a las fuerzas del orden casi de inmediato.

Una única sirena se escuchó arribando al sitio. Mientras los oficiales recababan información de parte de algunos testigos que se quedaron fomentando el morbo, Damian consintió cambiar los columpios por las estructuras estáticas. Sus diferentes formas geométricas y coloridas atrajeron al menor encandilándolo con la armonía visual.

BABYMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora