Capítulo 26

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Ajustó el último paquete y lo registró. Finalmente habían contado el dinero y ahora ya no habría preguntas al momento de repartir el botín.

-¡Listo, jefe! –Exclamó Dave sentándose a la mesa y extendiendo un par de notas al mandamás-.

-¡Excelente! Ahora sólo debemos esperar a Josy. –Respondió el líder mientras recibía los papeles-.

-¿No se está tardando un poco? –Preguntó Al también sentándose a la mesa-. Ya debería es... -Dijo pero unos aturdidores toquidos sobre la gigantesca cortina metálica lo detuvieron-.

-Quizá sea él... -Acotó el jefe levantándose y dando un par de instrucciones con algunas señas-.

Los otros dos obedecieron inmediatamente. Dave tomó su arma y se dispuso a encontrar al recién llegado en cuanto abriera la pequeña puerta de la cortina. Al fue a buscar a Jason, posando su mano sobre su hombro para hacerlo despertar.

-¡¿Quién es?! –Preguntó el jefe desde la mesa afianzando el arma que tenía a su disposición-.

-¡Soy yo, Josy! –Respondió el susodicho para alivio de los otros tres-.

Dave se relajó unos momentos y abrió la puerta. Del otro lado halló a su compinche, pero éste no se encontraba solo. Su amigo permanecía con su arma larga apuntando a la cabeza de un individuo que ayudaba a otro a caminar.

-¡Josy, ¿qué rayos?! –Expresó Dave impresionado con aquellas visitas-.

-Estaban de mirones husmeando. –Respondió Josy indicándoles con un movimiento del arma que debían entrar a la bodega-.

Los dos muchachos obedecieron, aunque un poco de forma inconsciente en el caso de Timothy, quien avanzaba todavía aturdido por el golpe recibido y por su estado convaleciente debido al disparo. Eso dejaba a Dick a medias responsable de lo que fuera a pasar en el interior del escondite de aquellos asaltantes. Y más en cuanto vio que eran cuatro sujetos y al parecer, todos estaban armados.

-¡No estábamos husmeando! –Exclamó Dick de repente, expresándose con su voz toda ronca, llamando indiscutiblemente la atención de los involucrados, siendo el que le apuntaba con el arma más grande, quien apretara los labios para evitar carcajearse-.

-¡Qui-qui-quietos! –Exclamó Josy entre risitas, casi escupiendo para no explotar en carcajadas-.

-¡Al fin llegas! –Exclamó el jefe acercándose al recién llegado-. ¿Y quiénes son ellos? –Demandó el jefe con una sonrisa en la cara, claramente afectado por el tono vocálico de Dick-.

-No pude llegar antes. Necesitaba un trasporte más grande, pero ya arreglé todo. Hay una camioneta afuera. –Alegó Josy todavía empujando a Dick y a Tim para que se internaran más-. Y ellos estaban en la parte de enfrente. Estaban revisando un auto.

-¿Un auto? –Indagó el jefe mientras revisaba a los intrusos-.

-Es nuestra camioneta. No queremos problemas. –Indicó Dick tratando de hablar bien, pero sólo consiguiendo aumentar lo ronco en su voz-.

El silencio que se produjo después sólo vaticinó una explosión de carcajadas de los tres asaltantes que estaban más cerca.

-¡¿Qué rayos le pasó a tu voz?! ¡¿Te comiste un sapo?! –Inquirió el jefe burlonamente-.

-¡¿Qué?! ¡No! –Contestó Dick sonrojándose-. ¡Lastimé mi garganta mientras me ahogaba con una gomita! –Habló, pero lo único que logró fueron más risas explosivas-. ¡Oigan! –Reclamó causando más euforia-.

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