Capítulo 24

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Evidentemente, la policía les interrogó lo mejor posible. Lo único que lograron sacarles a los hijos Wayne fue el número de placa de la camioneta y la descripción de Jason. Cooperaron lo mejor que pudieron, pero dudaron sinceramente de la efectividad de las tropas policiacas de Gótica.

Los agentes se retiraron deseándoles lo mejor a los afectados. Les sonrieron de último pidiéndoles paciencia y que regresaran a la casa a esperar informes. Los chicos se despidieron y agradecieron mostrando una mueca aprensiva y bastante hipócrita, pues sabían de sobra que el destino del renegado se resolvería de cualquier otra forma, menos en manos de la policía.

Al ver alejarse a las patrullas, tanto Dick como Timothy permanecieron inmóviles, quietos como si estuvieran hechos de piedra. Y no era para menos, pues un enfadado mayordomo y abuelo aguardaba por ellos.

Cuando se dieron cuenta que correr o negar lo evidente no iba a funcionar, se resignaron a voltear y enfrentar la realidad teniendo el carrito de las compras como un escudo improvisado, pues Alfred ya se preparaba para demandar explicaciones y repartir regaños.

-Tú dile. –Sugirió Dick murmurando a Timothy, frotándose la agarradera del carrito mientras se dirigían al punto donde se habían separado del abuelito-.

-¿Qué? Ni loco. –Musitó Timothy gruñonamente, rengueando todavía mientras se sostenía el costado-. Mejor que Alfie se moleste contigo que conmigo-.

-¿Por qué se va a molestar conmigo? No fue mi culpa. En todo caso fue culpa de Jason. ¿Por qué rayos se dejó asaltar y secuestrar?

-¿Y yo cómo voy a saber eso? Y tampoco es mi culpa, yo...

-Por favor, díganme que esos oficiales les hacían una encuesta de satisfacción. –Los muchachos se pasmaron al oír aquellas palabras llenas de ironía-. Y que la historia de nuestra camioneta robada no es verdad...

Se detuvieron levantando la vista, teniendo ante ellos, de viva voz y presencia, al general supremo de la mansión Wayne, quien esperaba tieso, furioso, en el medio del estacionamiento con Damian de la mano. Por supuesto, sus almas les abandonaron el cuerpo en cuanto lo vieron y se percataron de su nada amistosa mirada.

Pasaron saliva queriendo huir, pero en vista de su mala suerte y en las órdenes implícitas que Alfred expresó, no tuvieron otro camino que cuadrarse y desatorar su pánico.

-No, por favor. –Expresó Alfred bufando su creciente molestia. ¿Ahora qué hicieron? –Demandó bastante enajenado y contrariado-.

-¡SECUESTRARON A JASON! –Respondieron ambas avecillas al unísono-. ¡Y SE ROBARON LA CAMIONETA! ¡NO FUE MI CULPA!

Alfred abrió sus ojos expectante. Debió repasar aquellas palabras una y otra vez hasta que tuvieron sentido. Todo mientras Dick y Timothy comenzaron a hablar intentando explicar lo que la policía les dijo.

-¡UNOS ASALTABANCOS SE LLEVARON LA CAMIONETA! –Alegaba Timothy mientras manoteaba en el aire-.

-¡HUBO HERIDOS Y TODA LA COSA Y SE LLEVARON EL AUTO CON JASON EN ÉL! –Hablaba Dick por su cuenta-.

-¡LA POLICÍA NOS MOSTRÓ UNAS IMÁGENES, NO HAY DUDA DE QUE ERA JASON! –Timothy continuaba-.

-¡AHORA MISMO ESTÁN RASTREANDO LA CAMIONETA! –Dick intentaba decir-.

-¡SE LO LLEVARON Y ESE TORPE NO SE DEFENDIÓ! –Exclamaba Timothy agitándose en el aire-.

-¡LA POLICÍA CREE QUE PUDIERON HABERLO LASTIMADO, PERO NO ESTÁN SEGUROS! –Hablaba Dick casi arrancándose los cabellos-.

BABYMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora