Capítulo 21

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El silencio en la camioneta era tan frío que Richard quiso estúpidamente encender la calefacción. Por supuesto, cuando estiró la mano hacia el tablero y accionó el interruptor, la mirada despreciativa de Alfred obligó al muchacho a revelar sus infantiles y cómicas intenciones.

-Lo siento, es que... la indiferencia de todo el mundo me congela. –Añadió Dick sonriente, burlón y juguetón hasta donde pudo-.

-Compórtese. –Habló Alfred apagando la calefacción sin despegar sus ojos de la carretera-.

Dick apretó su boca hundiéndose de hombros. Se regresó a su asiento y comenzó a bajar el vidrio de su ventana.

-Ni lo piense. –Acotó Alfred manipulando el ascenso del vidrio desde su lado.

-Sólo quería algo de aire... -Refutó Dick apartando su mano del botón-.

-Dije que no. El amo Damian ayer tuvo fiebre. Lo que menos necesito es que recaiga por la corriente de aire. –Explicó Alfred severamente-.

Dick frunció el ceño y se cruzó de brazos.

-Bueno, si está tan delicadito, ¿por qué rayos lo trajimos con nosotros? –Inquirió el primer hijo entre dientes, levantando su mirada hacia el espejo retrovisor, encontrando en un vistazo al muchacho de ojos verde, apaciblemente acomodado junto a un Jason que dormitaba con su cabeza recargada en la ventana, misma donde Damian se entretenía admirando el paisaje urbano-.

-¿Acaso dijo algo, amo Richard? –Preguntó Alfred deteniéndose en un cruce con la luz roja-.

-N-no. –Respondió el muchacho sin enfrentar al honorable-.

-A mí me pareció lo contrario. –Acusó Alfred acomodando el espejo arriba de sus cabezas-. Y si no me dice lo que dijo, añadiré "rezongón" a su lista de faltas.

-¡Sólo dije que no debimos haberlo traído si Damian está tan mal! –Respondió sagaz, reaccionando a la amenaza-. ¡Sólo pienso en su seguridad, no te enojes!

-Ya veo... -Musitó el mayor serio, con su frente arrugada-.

-¡Es que él me preocupa! –Exclamó Dick dando patadas de ahogado-.

-Seguro, amo Richard, yo le creo. Pero debe saber que ahora, más que nunca, debemos permanecer unidos, Si el señor Wilson está buscando al amo Damian, es mejor si no nos apartamos de él ni un solo segundo. –Habló suspirando su enojo-.

-Si ese es el caso, ¿por qué dejaste que Roy se fuera?

-Cuando volteé, él ya no estaba. Si no, le hubiera propuesto amablemente que se quedara. Supongo que tendría prisa.

-Sí, "prisa..." Como nosotros... -Musitó emberrinchado el ojiazul-.

-Bien hecho. "Rezongón" y desacato añadido a la lista. Habló Alfred sin perder su estilo estoico y sarcástico-.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡No quis...!

-¿Cómo se siente, amo Damian? ¿Todo bien? –Interrumpió Alfred cambiando el tema, interrogando mientras contorsionaba su cuello para mirar al más joven-.

-¡Chi, abuedito!! –Respondió Damian con la más larga de las sonrisas en su rostro-.

-¿No tiene, frío? –Inquirió Alfred-.

-Ño, Jay es calentito. –Acotó acercándose al ojiturquesa para rodear su brazo y acorrucarse junto a él-.

-"Ño, Jay es calentito". –Imitó Dick en voz baja-.

BABYMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora