Capítulo 28

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-¡Alfreeeeeeeeeed! –Tim escuchó su propia voz en su sueño; lo que lo hizo despertar de inmediato y brincar fuera del asiento-.

El muy indefenso chico cayó al suelo sin remedio, pues su posición al dormir en ese diminuto asiento le costó un muy válido resbalón que lo hizo terminar de espaldas en el suelo.

Se quejó mientras se retorcía en el piso e intentaba mitigar el dolor de su cuerpo lacerado. Con esa sacudida, recordó toda la desgracia que los había llevado hasta ese punto. No tuvo más remedio que quejarse abiertamente y maldecir con los dientes rechinantes.

-Tim. –Llamó Jonathan alarmado, yendo con el tercer petirrojo para ayudar a levantarlo y sobre todo, tratar de callarlo-. No, no hables tan fuerte o despertarás a Damian. –Indicó Jon en voz baja, indicándole a Timothy que se apoyara en él para levantarse-.

-Durmiendo... -Repitió Tim entre gruñidos, levantándose al fin-. No me digas tonterías... ¿A mí qué me va a importar ese estúpido de Damian? –Exclamó por demás enfadado, luego aventando a Jon para alejarlo y devolverse a su incómodo asiento-.

-Bueno, es que es mejor que Damian descanse, ¿no? –Refutó Jonathan alejándose del iracundo de Timothy, quien refunfuñó y le dio la espalda inmediatamente-.

Jonathan se retrajo y mientras observaba a Jason, el otro integrante de la familia Wayne igual de maltrecho y maloliente, como el resto de los que viajaban en esa camioneta mal suertuda, también se regresó a su lugar junto a Damian, cuyo semblante apacible descansaba a lo largo de las sillas sin aparente preocupación alguna.

Jason, por su parte, le devolvió la mirada al súper niño y suspiró de verdad fastidiado. Segundos después, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos intentando recuperar el sueño que la caída de Tim le quitó.

Casi de inmediato, el silencio incómodo y sus actitudes indiferentes volvieron a hacer de las suyas. No había otra cosa que hacer de todas maneras. Y por lo visto, tampoco deseaban interactuar.

Por lo pronto, quién más llevaba las de perder en ese mar de pasividad agresiva era Jonathan, pues era el único miembro de ese grupo que no tenía conflictos precisos con alguien en particular y remarcadamente, no quería desquitarse con Damian o ahorcarlo, en el más desesperado de los casos. Algo que era extraño, pues el sucesor de la casa Al Ghul era señalado como el único responsable de la tragedia de la carretera. Y era evidente que no estaba exento de la furia de los demás. Porque era cierto, ese evento dramático y peligroso puso la vida de todos al filo de la desgracia.

Por esa razón, ahora todos yacían incómodamente pacientes en la sala de espera de aquel hospital sobrecargado y chapucero. Y como si su suerte no pudiese ser peor, todos ellos eran la burla de los demás usuarios, quienes retorcían sus caras tratando de evitar el olor a basura que los pajarillos expedían.

Desgraciadamente, no tuvieron muchas oportunidades u opciones para negarse a ir a aquel lugar puesto que la urgencia del accidente ameritaba una reacción rápida por parte de los rescatistas y paramédicos. Y de todos modos, la premura por atender a los más lesionados era obviamente mayor a la de sus intereses superficiales o sus fachadas como personas pulcras o higiénicas.

En todo caso, eso fue en lo que menos pensó Tim al ser el único que salió más o menos ileso de aquel accidente de carretera. Ileso si no se contaban sus heridas anteriores o la contusión que se ganó cuando la camioneta golpeó la barra de contención, o los rasguños obtenidos por culpa del parabrisas quebrado al ceder contra el impacto del camión de zanahorias o aquella embestida del automotor de basura; y aunque pudo moverse relativamente después del accidente, eso no significaba que ahora su cuerpo no le doliera hasta el rincón más escondido de su alma.

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