Prólogo

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Cargó dos balas de heno sobre su hombro mientras Uptown girl de Billy Joel sonaba a todo volumen en el granero.
Necesitaba mantener su mente ocupada para evitar pensar en ella.
Era difícil teniendo en cuenta que solía ir a su casa prácticamente cada día y eso no había supuesto ningún problema para Adrián, hasta que cumplió los dieciséis.
Hasta el momento, Dana no había sido más que la mejor amiga de su hermana mayor, Amelia.
Todo era distinto ahora y eso le estaba volviendo loco.
Su cuerpo recién estaba empezando a lidiar con las erecciones matutinas y las hormonas que habían despertado en su organismo de la noche a la mañana. No podía lidiar con los sueños húmedos que le atormentaban dormido y despierto y no ayudaba que Lía hubiese decidido que era una buena idea hacer una fiesta de pijamas con Dana en su casa. A dos habitaciones de la suya.

Secando el sudor de su frente, comprobó que la mayor parte del trabajo ya estaba terminado.
Su hermano mayor, Evan, estaría feliz,  porque eso significaba pasar tiempo con Hope, la chica de la que estaba enamorado.

Su padre solía decir que a los chicos Stone les golpeaba fuerte el corazón cuando encontraban a quien amar.
Lía no se había salvado de eso tampoco.
Todos creían que acabaría con Bobby Knight, el chico al que secretamente amaba. O no tan secretamente por como chillaba cada vez que este le dirigía una sola palabra.

—¿Como va eso hijo?
Jackson Stone era un hombre imponente, sin duda. Solo cuando su mujer o Lía corrían alrededor que parecía un cordero camino al matadero.
Esas dos podían hacer bailar a su padre con el dedo meñique.
—Ya he terminado aquí papá.
—Bien. ¿Por que no vas a darte una ducha y luego me acompañas? Necesito algunas cosas del pueblo y de paso recogeremos a Dana en su casa.
Su corazón se volvió loco dentro de su pecho.
Dana Michaels.
Ella era todo lo opuesto a Lía.
Desinhibida, morena, ojos oscuros y con unas curvas que le volvían loco.
Pronto había aprendido que le gustaban las mujeres a las que pudiera clavar los dedos para sujetarlas bajo su cuerpo.
Su experiencia era nula pero tenía la mente enfocada en una sola mujer.
Por desgracia, Dana Michaels no le veía como hombre. Posiblemente jamás lo haría.

—Claro. Dame quince minutos y vuelvo.
—Voy hacia la camioneta. Avisa a tu madre de que vienes conmigo. No queremos que se enfade.
Rió con ganas.
Su madre era una mujer de armas tomar.
Aurora Stone era la mujer más increíble que Adrián hubiese conocido nunca.
Admiraba su fuerza y el gran corazón que tenía.
Ella amaba a sus tres hijos por igual y ellos eran conscientes de ello cada día.
Sin embargo cuando se enfadaba era mejor correr en dirección contraria.
Su padre lo sabía bien.

—La avisaré.

Corrió hacia la casa principal y luego hasta el piso de arriba.
Escuchó a Lía y a su madre hablar en la cocina sobre la fiesta de pijamas.
Una vez en la ducha pensó en si no sería mejor ir él a casa de algún amigo también y evitar la tortura que supondría tenerla a unos pasos de distancia y no poder tocarla, pero Adrián no era el chico más extrovertido del mundo.
Amaba la vida en el rancho y esperaba con ansias el día en que pudiese tener algo como lo que había heredado su padre y empezar de cero. Ese era también uno de los motivos por los que acercarse a Dana no era buena idea.
Ella era de las que amaban los centros comerciales. Adrián sospechaba que a la que cumpliese la mayoría de edad, saldría corriendo hacia la gran ciudad.

Cerró el agua y se apresuró en secarse y vestirse.
Bajó a la cocina y se despidió de su madre y su hermana.
Aquella iba a ser una noche muy larga.
Y si antes se había sentido atraído por ella, aquella noche solo lo hizo más real.

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Feliz año nuevo!!!!!
Empezamos!!!! 
Danubio-Blue, tu historia 😋

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