Las palabras se quedaron atascadas en su garganta.
Ella no había cambiado apenas en un mes, pero Adrian... Él si lo hizo.
Su cuerpo estaba muchísimo más tonificado que entonces. Un breve rastro de vello cubría su mentón y le daba un aire mucho más duro. Más parecido a su padre.
Sus ojos no expresaban nada. Y fue peor cuando una mano decorada con unas largas uñas pintadas de rojo se posó sobre el hombro de Adrian antes de dejar paso a su dueña.
—Amor, te estaba buscando.
Sus palabras cayeron como un jarrón de agua fría sobre ella, y peor fue cuando una sonrisa verdaderamente sincera curvó los carnosos y besables labios de Adrian cuando se dirigió hacia la hermosa y asquerosamente linda desconocida.
—Lo siento. Salí para ir a por cuatro cosas. ¿Quieres venir conmigo?
—Oh, si. Quiero ir a comprar bombones para Amelia. Nathaniel dice que está amenazando con castrarle si no obtiene chocolate ahora mismo.
Eso hizo que una profunda carcajada saliese de los labios de Adrian, haciendo que las piernas de Dana temblasen de tal modo que, aun consciente de que las manos de él rodeaban sus caderas, clavó las uñas en sus antebrazos para mantenerse firme en el lugar.
Mirando hacia uno y hacia la otra, toda clase de imagenes de ellos dos retozando sobre el heno pasaron por su mente, queriendo de pronto arrancarse los ojos y morir feliz en la ignorancia.
—Oh, ¿quien es tu amiga?
Los ojos de la desconocida repararon entonces en ella, y las manos de Adrian se separaron despacio de su cuerpo, casi como si supiera que no podría mantenerse en pie si la soltaba.
—Ella es Dana, la mejor amiga de Amelia.
Y entonces, la muy desvergonzada se lanzó a sus brazos para abrazarla.
¿Con qué derecho retozaba con Adrian y le llamaba amor, y después la abrazaba como si no acabase de clavarle un puñal por la espalda?
—¡Tenía tantas ganas de conocerte! Amelia me ha hablado mucho de ti.
—Siento no poder decir lo mismo.
El sarcasmo parecía que iba a escapar de todos modos de sus labios, de modo que no lo contuvo.
—Bueno, creo que no habéis hablado mucho desde que te fuiste de viaje, pero soy Melanie. Voy a clase con Adrian.
Al menos no se había presentado como su novia. Eso hubiese sido el colmo de la desfachatez.
—Encantada. Será mejor que vaya a conocer a mi sobrina.
—Ella es hermosa, ¿verdad, amor?
—Lo es. Nos vemos luego, Dana. Bobby.
Oh, si. Había olvidado completamente que ella no estaba sola.
Respirando profundo se volvió hacia Bobby y trató que su sonrisa pareciese lo más sincera posible, aunque sentía su rostro estirarse de tal modo que en cualquier momento se partiría en pedazos.
—¿Vamos?
Miró hacia la mano que Bobby extendía y la tomó.
El karma era una puta mierda.
—Entonces es ella.
Melanie no estaba preguntando. Ella conocía muy bien la historia como para tener dudas.
Ellos siempre se habían llevado bien, pero en el último mes, ella se había vuelto una parte esencial de su día a día, y estaba agradecido de haberla tenido a su lado.
Sus padres habían estado pasando por un mal momento, y gracias al suyo, ahora ambos podían trabajar en el rancho. Por eso las visitas de Melanie diarias.
Ella había sido la única que logró, poco a poco, hacerle reír y sacarle de el mal humor que parecía rodearle veintitres de las veinticuatro horas que tenía el día.
—Acertaste.
—Creo que no le caigo bien.
—Ella no te conoce, Mel. Es imposible que no le caigas bien a alguien. Eres adorable.
—Y ese es mi gran problema. Los hombres me ven tan adorable que ni siquiera reparan en que quiero que se fijen en mi.
—Si el chico que te gusta no puede ver lo grandiosa que eres, es que está ciego. O es idiota.
—O está enamorado de otra.
Adrian detuvo sus pasos al escuchar el tono triste en la voz de su amiga.
Ella se adelantó un poco, cabizbaja.
—Melanie...
—No pasa nada, Adrian. Nadie manda sobre el corazón.
Su sonrisa esta vez, aunque amplia, no llegó a sus ojos.
Le gustaría ser capaz de decirle algo que borrase ese deje de tristeza que él mismo había puesto allí sin quererlo, pero las palabras nunca habían sido lo suyo, y de todas maneras, ella tenía razón.
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Puedes tenerme (Serie Love 20)
RomanceAdrian ha tratado de luchar contra la atracción que siente por la mejor amiga de su hermana. Dana es alocada y quiere libertad, pero está enamorada de otro y Adrian necesita alejarse de la tentación que supone tenerla cerca. Es imposible sin embargo...