Capítulo 13

330 59 10
                                    

Una vez en su casa, Dana se tumbó sobre su cama y miró el techo mientras esperaba que el sueño viniese a por ella.

La noche no había terminado para nada como ella esperaba, pero realmente, ya no sabía que era lo que quería. Pensaba que era Bobby, pero después de ese beso, ya no estaba tan segura de eso.

Dio media vuelta y dejó que la sábana rozó su piel desnuda.

Ella nunca fue de las que dormía en pijama, a menos que fuese a casa de Amelia.

Su piel ardía y a pesar de que quizá una ducha aliviaría el calor, sabía con certeza que eso sería simplemente un alivio momentáneo.

Resopló fuerte antes de encender la luz e incorporarse.

Estaba claro que no podría dormir.

Levantándose, se puso una ligera bata y abrió las puertas del balcón de su habitación.

Quizá el aire de la noche la enfriase lo suficiente para poder conciliar finalmente el sueño.

Se sentó en la pequeña silla de mimbre y miró hacia el cielo.

No supo en que momento se quedó dormida, pero cuando despertó un par de horas después, estaba en su cama, aun con la bata puesta.

Adrian subió a la camioneta y apretó con fuerza el volante.

No tendría que haber conducido hasta allí.

No sabía que le impulsó a hacerlo, pero antes de darse cuenta o que alguien le viese tras el árbol observando el ventanal que daba a la habitación de Dana, subió al árbol y de allí se impulsó hasta el balcón.

Una vez allí, se quedó paralizado al ver a una Dana dormida sobre una pequeña silla de mimbre con solo una fina bata cubriendo su voluptoso cuerpo.

Había creído que estaba durmiendo. Aunque la puerta del balcón estaba abierta, la luz estaba apagada.

Sabiendo que tenía que volver por donde había venido antes de que despertase, volvió sobre sus pasos hasta que escuchó un profundo gemido a su espalda.

Aun cuando era una mala idea, miró hacia Dana, y fue su turno para gemir.

La bata se había abierto un poco mostrando el inicio de sus preciosos y tersos senos, y la bata había subido un poco sobre sus muslos. No llevaba nada debajo.

No quería que nadie más la viese de ese modo. Ni siquiera él tendría que estar viéndola en ese momento.

Cogiéndola en brazos, la llevó dentro, dejándola en su cama y cubriéndola con la sábana, antes de dejar un beso en sus labios entreabiertos e irse.

Puso en marcha la camioneta aun con las manos temblorosas.

De ninguna manera conseguiría dormir a menos  que encontrase el modo de aliviar la erección que escondía en sus pantalones.

El paseo y la charla con su hermano aquella tarde le había calmado lo suficiente, no obstante en ese mismo momento era como si nada de aquello hubiese ocurrido.

Su mente era un completo caos.

Aparcó la camioneta, se quitó la camiseta y empezó a correr.

El cansancio finalmente podría con él y caería como un tronco sobre la cama. Mientras tanto, esperaba que cuando ella despertase no recordase como había llegado hasta su cama.

A través de la ventana de la cocina, Aurora Stone miraba hacia fuera, donde la camioneta de su marido acababa de detenerse frente a la casa.

Jackson estaba durmiendo en su cama, Evan se había marchado con Hope, y Amelia estaba en su pequeño hogar junto con Nathaniel, por lo que solo quedaba un hijo sin ubicar.

El más pequeño de los Stone le recordaba demasiado a su marido. Quizá Adrian era el que más se parecía a Jackson y eso siempre la hizo sonreír, pero en el último tiempo, sobre todo desde que descubrió que Adrian amaba a Dana, que estaba preocupada por él.

— ¿Sabes que lo bueno de compartir cama es encontrarte en ella cuando despierto? ¿Que te tiene en vela?

Sintió los fuertes brazos de su esposo rodear su cintura y sus labios dejar un leve beso en su cuello antes de apoyar la barbilla sobre su cabeza.

—Adrian acaba de llegar.

—Creí que dormía hace horas.

—Creo que necesitaba salir y poner las cosas en orden por si mismo.

—Sea lo que sea, creo que no lo hizo—dijo al ver como su hijo se quitaba la camiseta y empezaba a correr.— Sé que te preocupa, Aurora, pero debes dejar que lo resuelva solo. No digo que no vayamos a estar a su lado, pero...

—Entiendo lo que quieres decir. Está bien. No me gusta, pero lo entiendo.

—Bien. Ahora vuelve conmigo a la cama. Voy a darte algunos motivos para no volver a salir de ella pronto.

La casa se llenó de risas, mientras fuera, Adrian seguía corriendo tratando de llegar a un lugar donde todo lo que sentía, fuese correspondido.

Puedes tenerme (Serie Love 20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora