Capítulo 25

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Sabía que tenía que decirle la verdad.

Ella no era de las que se callaba lo que pensaba. Demasiado lo había hecho cuando sus sentimientos por Bobby le carcomían la mente y se prometió a si misma que no lo haría de nuevo.

—Siento algo por él. Algo que pensé que solo sentía por ti.

—Os vi besándoos en el hospital. No me acerqué porque prefiero no hacer escenas y realmente entre nosotros no había o no hay todavía nada hablado. Sé cuales son tus sentimientos pero creo que es justo que yo sea sincero también.

—Todavía amas a Amelia. No soy tonta Bobby. Veo como la miras.

—Lo que sienta por Lía realmente no importa. No hay nada que se pueda hacer con eso. Ella es feliz con Nathaniel y ahora con su hija. Jamás me interpondría. Pero siento cosas por ti también, Dana. No habría montado todo esto por nada. Este tiempo que has estado fuera he tenido tiempo para pensar en lo que quería —cogió sus manos entre las suyas y dio un paso hacia ella estrechándola contra su pecho y juntó sus labios con los de Dana en un beso que nada tenía que ver con los que compartieron anteriormente.

El cuerpo de ambos respondió y antes de tomar el siguiente aliento, estaban sobre la arena, él sobre ella, acariciando sus curvas, devorando su boca y presionando su entrepierna sobre la de ella.

Cuando un ronco gemido escapó de los labios de ambos, no les quedó más remedio que detenerse.

Tumbándose al lado de Dana, trató de calmar su respiración al mismo tiempo que su cuerpo se enfriaba.

—Dios mío, ¿que ha sido eso?

Dana puso la mano sobre su pecho, sintiendo como su corazón latía más rápido de lo normal.

Nunca habría imaginado, y menos después de los besos que había compartido con Adrian, que alguien más, sobre todo Bobby, la besara de ese modo.

—Realmente tenía ganas de besarte.

Aun tumbado sobre la arena, se volvió hacia ella y le cogió la mano que aun seguía sobre su pecho como si tratase de evitar que el corazón escapase de este.

—Quiero intentarlo, Dana. Intentarlo de verdad.

Vio tal sinceridad en sus ojos, que acariciando su rostro, juntó sus labios con los de él antes de responder.

—Estoy enamorada de Adrian Stone. No sé como o cuando sucedió, pero lo comprendí cuando volví a verle. No es algo que pueda borrar de mi mente o mi cuerpo, pero necesito que lo sepas.

—De acuerdo. Si necesitas pensarlo, esperaré. Solo prometeme que lo pensarás.

—Voy a pensarlo, Bobby, pero hay algo más que debes saber. Nathaniel me ha ofrecido un trabajo en Nueva Orleans, y aunque tengo tiempo hasta el lunes para darle una respuesta, sé que si no lo acepto, si dejo pasar esta oportunidad, me voy a arrepentir.

—Entonces, supongo que ya sabes que le vas a responder.

—Creo que si.

—Será mejor que nos vayamos. Está empezando a refrescar.

La ayudó a ponerse en pie y caminaron hasta el coche con las manos entrelazadas.

A pesar de la poca visibilidad, Dana observó el perfil de Bobby mientras caminaban.

No parecía enfadado o frustrado. Su expresión era tranquila, serena y eso, junto con la loca idea que estaba cruzando su mente, la hizo expresarla en alto.

—Ven a Nueva Orleans conmigo.


En la granja Stone, a algunos kilómetros de allí, Adrian sostenía su teléfono en la mano.

Le había dado algunas vueltas a lo que habló con Nathaniel y con Evan y después del beso con Dana a la salida del hospital, sentía que tenía que aclarar las cosas.

Marcó su número y esperó pacientemente a que respondiese, pero incluso después de un tercer y cuarto intento, no lo consiguió.

Una vez en la cama, dio vueltas sin poder conciliar el sueño, hasta que su teléfono sonó.

Impaciente, se apresuró a descolgar, ansioso por oírla, sin embargo, no fue Dana quien estaba al otro lado.

La llamada finalizó igual de rápido que empezó, dejándole todavía peor de lo que estaba.


Puedes tenerme (Serie Love 20)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora