—¡Mierda!
Dana cerró la puerta de su coche con fuerza. El maldito se negaba a arrancar, y ella necesitaba si o si llegar a casa.
Se había entretenido de más en casa de Nathaniel y Amelia para ayudar a su amiga a elegir las cosas que aun faltaban para la habitación de su pequeña bebé, porque si, iba a ser una niña.
Como la última vez entre una cosa y otra no habían podido hacer nada de lo que tenían planeado, y desde hacía días, tampoco había podido ver a Amelia porque Bobby se había adueñado de las horas que ambos tenían libres. tratando de hacer que su relación avanzase.
Solo había un problema, y era que cada vez que estaba con él y se besaban, en lo único que podía pensar era en el beso que había compartido con Adrian. ¿No era eso jodido?
Y ahora estaba atrapada en el rancho de los Stone, a las nueve de la noche y lo último que quería era molestar a la familia para que alguno le acercase a casa.
Sabiendo que no le quedaba otra, cogió su bolso y empezó a andar hacia la casa principal.
Estaba a punto de llamar a la puerta cuando su cuerpo se tensó enviando corrientes a través de él.
Ni siquiera tenía que volverse para saber quien estaba a su espalda.
—¿Todavía estás aquí?
—Mi coche no arranca. Iba a pedirle a tu padre si puede llevarme a casa.
—No es necesario. Yo te llevaré.
—No quiero molestar Adrian. Y no es necesario que hagas algo que obviamente no quieres.
Y no quería, pero no por los motivos que seguramente ella estaba pensando.
La sola idea de meterse en el coche a su lado, sin poder tocarla, sin poder sentir como su piel se estremecía con su toque, o simplemente sin poder perderse en su cuerpo, era un suplicio, y todo porque no había podido apartar su mente de la última vez que la había visto.
Saber que había estado desnuda bajo esa bata no había hecho más que alimentar la necesidad que tenía de ella.
Cada noche, cuando caía finalmente rendido en su cama, cerraba los ojos y se imaginaba lo distinta que habría sido la situación si ella le perteneciese.
Su cuerpo respondía a las imagenes que su mente inventaba, y lo único que podía hacer, era correr hasta que el cansancio pudiese más que él, porque si algo tenía claro, era que de ninguna manera, iba a aliviar su cuerpo con nada que no fuese Dana.
—No me importa. Vamos.
Haciendo una mueca, le siguió por el camino hasta su camioneta.
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—Joder, ¿es una broma?
—¿Te parece que estoy bromeando? Mi idea tampoco era quedarme tirado.
Dana buscó ansiosa el teléfono dentro de su bolso. Con algo se suerte, podrían llamar a alguien. Tal vez, si andaba un poco, conseguiría algo de cobertura. Lo suficiente para pedir ayuda. Cualquier cosa que no la mantuviera toda la noche dentro de la camioneta con Adrian Stone.
Demasiado débil era ante él y después del beso que se dieron, y que la había dejado con ganas de más, solo lo complicaría todo.
—Pierdes el tiempo. Este lugar está alejado de cualquier torre de telefonía.
—¿Y porqué demonios vinimos por aquí?
Adrian bajó del coche y se pasó las manos ansioso por el pelo.
Había sido culpa suya que acabasen allí.
Había estado más pendiente de ella que de la carretera, e interiormente había actuado de un modo egoísta con la idea de perderse con Dana y resolver la situación de una vez por todas.
Bueno, estaban en medio de la nada, sin comida, bebida ni cobertura. Y la camioneta se había descompuesto.
Quizá si andaba unos diez o quince quilómetros encontraría una gasolinera con algo de suerte, pero ese camino no era muy frecuentado.
—¿A dónde vas?
Dana bajó también al ver que él había empezado a andar alejándose de la camioneta y de ella.
¿Tenía pensado dejarla allí?
—Voy a buscar ayuda.
—No puedes dejarme aquí sola. ¿Y si aparece un ladrón o algo?
—Estarás más a salvo que si me quedo contigo.
Dana retuvo el aliento en cuanto comprendió el significado de sus palabras.
—Me siento segura contigo, Adrian. Siento otras cosas también, pero sé que nunca me pondrías en peligro.
—Yo soy el peligro. ¿No te das cuenta?
Se acercó en dos grandes zancadas a ella y la cogió por los antebrazos juntando sus cuerpos y hablando sobre sus labios.
—No tienes idea de lo que dices. Todo en lo que estoy pensando es en alejarme para no subirte sobre el capó, arrancar la ropa de tu cuerpo y saciar la sed que tengo de ti, cosa que dudo mucho que suceda en algún momento.
Sus respiraciones se volvieron erraticas.
Las piernas de Dana amenazaban con llevarla al suelo, y antes de que eso ocurriese, rodeó el cuello de Adrian con los brazos y le besó.
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Puedes tenerme (Serie Love 20)
RomanceAdrian ha tratado de luchar contra la atracción que siente por la mejor amiga de su hermana. Dana es alocada y quiere libertad, pero está enamorada de otro y Adrian necesita alejarse de la tentación que supone tenerla cerca. Es imposible sin embargo...