Capítulo 24

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La noche siguiente llegó más rápido de lo que había esperado y ella no estaba preparada para ella cuando Bobby llegó a buscarla para llevarla a cenar.

Había pasado toda la noche y parte del día pensando en la oferta de Nathaniel y los pros y contras de aceptar o no hacerlo.

Su madre le habia dado todo su apoyo en cuanto se lo mencionó durante la cena, así que definitivamente la decisión estaba completamente en sus manos.

—Estás guapísima, Dana.

Bobby fue un caballero, como siempre.

Abrió la puerta del coche para ella y la cerró cuidadosamente antes de rodear el coche y arrancar el motor.

Dejó que música suave les acompañase durante el camino mientras se dirigían hacia el lugar en un cómodo silencio.

Al ver que se alejaban del centro de la ciudad, Dana le miró extrañada, a lo que él simplemente le guiñó un ojo aprovechando que estaban en un semáforo y la besó en la mano, antes de dejarla de nuevo sobre su rodilla.

Una hora más tarde, su estómago estaba en el suelo y temía que pronto empezase a hacer ruidos avergonzándola. Cuando iba a preguntarle si faltaba mucho, vio como ponía el intermitente y giraba a la derecha, para adentrarse a un camino pedroso que les llevó drectamente a una pequeña y alejada cala.

—¿Que hacemos aquí, Bobby?

En el lugar no había absolutamente nadie, pero conforme se adentraban en la arena con los zapatos en las manos, Dana vislumbró una mesa perfectamente decorada y una mujer de pie esperando por ellos.

Reconoció a la madre de Bobby cuando estuvieron casi llegando.

Compartió con ella una educada sonrisa y procedió a retirar la tapa que cubría los platos mientras ellos tomaban asiento.

Una vez más, Bobby demostró que la caballerosidad era algo natural en él, y retiró su silla antes de sentarse él.

—Estaré pendiente cuando terminéis para servir el postre. Que aproveche, chicos.

La señora Knight se alejó silenciosamente dejándoles a solas.

Quería hablarle acerca de la oferta de Nathaniel, pero no le parecía que ese fuese el momento.

Compartieron la cena entre anécdotas y risas.

Ella le habló de el mes que pasó en Nueva Orleans y de lo mucho que le gustó la ciudad.

Él en cambio, le contó acerca de su búsqueda de trabajo, y que había pensado que quizá podría conseguir algo en el rancho de los Stone que le ayudase a ahorrar para un futuro.

Esas palabras, lo que implicaban mientras la miraba, la hizo revolverse en la silla.

Bobby parecía el mismo de siempre, sin embargo hubo algunos momentos en los que le pareció que estaba nervioso.

Al final, durante un delicioso postre, no aguantó más y le preguntó.

—Te diste cuenta.

Poniéndose en pie, dejó la servilleta sobre la mesa y se acercó a ella y le tendió la mano para ayudarla a ponerse en pie.

—Vamos a caminar un poco. Hay algo de lo que quiero que hablemos.

De la mano, caminaron junto a la orilla.

Al principio, Dana pensó que él no hablaría, pero cuando estuvieron lo suficientemente alejados de la mesa, se detuvo y la miró fijamente.

—Necesito saber que pasa entre Adrian Stone y tu. Sé que sientes algo por él, Dana. Creo que te conozco lo suficiente como para darme cuenta de como reaccionas a él. Así lo hacías al menos conmigo. Todavía siento que hay algo entre nosotros, pero necesito que seas sincera y me digas si debo hacerme a un lado o realmente hacer lo que quiero y pedirte oficialmente que seas mi chica.


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