Una vez en su casa, y en su cama, Dana trató de entretenerse con alguna serie que había dejado a medias, y así evitar pensar en lo ocurrido, sin embargo, poco después de que el capítulo empezase, su mente volvió a aquella tarde.
Tener que fingir era cada vez peor, y tal y como le había dicho a Adrian, a veces tenía la necesidad de gritarlo frente a todos y levantar así el peso que yacía sobre su corazón.
¿Era egoísta?
Adrian tenía razón al decir que Amelia lo entendería. Seguramente la abrazaría y llorarían antes de romper a reír. No obstante, también insistiría en mantenerse al margen, y eso era lo último que quería, sobre todo teniendo en cuenta los sentimientos de Bobby por ella.
No podía hacerle eso a ninguno de los dos, incluso si eso acababa por romperle el corazón.
DOCE MESES DESPUÉS
—¿Es una broma?
Dana miró a su amiga mientras esta se retorcía las manos nerviosa mientras la miraba de reojo.
—Siento mucho no habértelo dicho antes.
—¿Desde cuando ha estado ocurriendo esto?
—Desde que murió su madre, creo. Quizá ya me pasaban cosas con él antes de eso. De verdad que siento no haber hablado contigo y contarte la verdad, pero quería de algún modo mantenerlo para mi. ¿Tiene eso sentido?
Por supuesto que lo tenía. ¿No había estado ella años ocultándo lo que sentía por Bobby.
Incluso había aceptado una cita doble con uno de los amigos de él para que los cuatro fuesen al cine. Era una completa idiota.
Y ahora su mejor amiga acababa de confesarle que no solo estaba enamorada de Nathaniel, el mejor amigo de su hermano Evan, sino que había perdido la virginidad con él.
¡La virginidad!
Por supuesto que eso estaba infravalorado. Las mujeres de hoy en día ya no respetaban nada.
Ella era tan virgen como una monja.
—Dana, ¿me estás escuchando?
Por supuesto que no la estaba escuchando. Estaba flipando colores.
—¡NO ERES VIRGEN!
—¡¿Quieres bajar la voz, animal?!
Bueno, quizá debería haber sido un poco más discreta, sobre todo por como las miraban todos. Suerte que allí no las conocía nadie.
Habían viajado al pueblo vecino para hacer unas compras de última hora para la boda de Evan y Hope.
Ya casi lo tenían todo listo, porque habían tenido que apresurarse.
Evan se negó a esperar mucho para casarse con ella.
Sus palabras exactas: Ya he esperado demasiado. Ni un día más.
—De todas formas, las cosas no terminaron bien, Dana. Él se fue a Nueva Orleans, donde tiene un buen trabajo y una novia preciosa.
—¿Y no vas a hacer nada?
—No hay nada que hacer. Él se fue. Prefirió olvidar lo ocurrido entre nosotros. Pero...
Su conversación fue interrumpida cuando Adrian llegó junto a ellas con sus propias compras.
En ese último año, ellos apenas habían coincidido, pero él realmente había cambiado.
Siempre se había mantenido en forma, pero el chico que tenía delante en ese momento parecía mayor de lo que era.
—Ha llamado mamá, Lía. Hay que irse ya. ¿Lo tenéis todo?
Cuando Amelia asintió, empezó a andar hacia la salida y después hasta donde habían aparcado el coche con Dana a su lado.
Adrian suspiró.
No importaba cuanto tiempo pasara, porque incluso evitándola tanto como pudo, ella seguía afectándole del mismo modo.
Sus curvas eran aun más pronunciadas de lo que habían sido un año atrás, y maldita sea el día en que Hope le pidió que fuese también su dama de honor, porque había visto como le quedaba el vestido, y apenas había podido contener un gemido cuando se volvió hacia él y le sonrió.
Esa boda iba a ser una tortura en grandes letras de neón.
—¡Adrian, vamos!
Reaccionó a la voz de su hermana y continuó andando hasta el coche.
Si pensaba que la hora y media de viaje hasta allí había sido un suplicio, encerrado en el coche con ella sentada a su lado, estaba a punto de descubrir que eso no era absolutamente nada con lo que estaba por llegar.
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Puedes tenerme (Serie Love 20)
RomanceAdrian ha tratado de luchar contra la atracción que siente por la mejor amiga de su hermana. Dana es alocada y quiere libertad, pero está enamorada de otro y Adrian necesita alejarse de la tentación que supone tenerla cerca. Es imposible sin embargo...