Alas De La Libertad

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Mi respiración comenzó a ser un poco más trabajada y mi corazón palpitaba con fuerza contra mi pecho. Podía escochar voces amortiguadas tras la puerta en la que me hallaba apoyada.

—¿Dónde está? ¿Por dónde fue?  

—Idiotas— Murmure. ¿Por qué tuvieron que aparecer en este momento? Por si no fuera suficiente teniendo lidiar con los inútiles de los comerciantes ahora tengo un problema aún mayor, la Legión de Reconocimiento. ¿Qué diablos están haciendo en este lugar? ¿No deberían estar tras los muros matando titanes?

Rápidamente deseche todos aquellos pensamientos. Ahora debía concentrarme en despistarles. Ellos no eran unos cualquiera y sabía que esta vez lo tendría realmente difícil. Aún así, daría todo mi potencial para escapar de ellos incluso si no tenía un hogar al que volver.

Salí por la puerta de atrás y corrí por el callejón por el que había venido. Zeus, mas te vale haber huido. No me esperes. Pude sentir a uno de ellos persiguiendome con su equipo de maniobras tridimensionales. Disminui la velocidad y cuando estuvo lo suficientemente cerca, me gire frente a él y me quite la capa, agachandome y manteniendo esta tendida en alto. El hombre se topó de cara con la tela que quedó enganchada en su cabeza impidiéndole ver y se estrelló contra el muro de enfrente dejando escapar un grito de dolor. Realice una mueca ante el sonido del impacto antes de echar a correr de nuevo, dandome cuenta de que otros dos iban por detrás del que derribe cuando uno de ellos llamó a su compañero herido. Me adentre en uno de los edificios en ruinas, ahí no podrían hacer uso del equipo. Comencé a subir las escaleras hasta el primer piso y me metí en una habitación, donde me quedé junto a lo que debería ser la puerta. Aproveche el momento para recuperar el aliento y pensar en algo. Pude haber derribado a uno de ellos facilmente, pero todavía quedaban tres y no sabía si contaría con la misma suerte. Ni siquiera vi a Erwin con ellos, un detalle que no podía dejar escapar. Escuché pasos cautelosos acercandose a mi ubicación y me preparé.

Estarán entrenados, pero me he enfrentado a muchos hombres antes. Hombres cuyo objetivo era matarme y en situaciones mucho más dificiles. A estos hombres incluso se les había ordenado no dañarme. ¿Por qué haría el comandante algo así? Yo no tendré piedad con sus hombres si se trata de mi vida. Nunca he tenido piedad por nadie que trate de interponerse en mi camino.

Cuando un puerpo comenzó a aparecer por la puerta, salté hacia esta agarrandome a la parte superior para valancearme y golpear con mis pies el pecho del hombre rubio, quien con un gruñido salió volando hacia atrás. Aterrizando sobre mis pies saqué el cuchillo de mi cinturón y lo giré entre los dedos. Sin dejarle recuperarse me lancé contra él enviándole ataques con mi cuchillo haciéndole retroceder, pero logró esquivar todos. Una vez más me lancé contra él tomando el cuchillo con ambas manos en un ataque mortal. El rubio choco contra la pared tras él y logró agarrar mis muñecas antes de que perforara la piel de su cuello. Otro ataque que no vi venir llegó por la izquierda y salte hacia atrás realizando una voltereta. La cuchilla logró alcanzarme rasgando mi camisa y haciendo un corte superficial en la piel de mi brazo. Dejé escapar un gruñido dirigido al hombre más bajo quien tenía una mirada mortal. Este tipo... La mía no quedó atrás, manteniendo mis orbes en contacto con las suyas sin dejarme intimidar. Mis dedos se aferraron con fuerza al mango de mi cuchillo, ignorando la gota de sangre que se arrastraba por mi brazo manchando la manga de mi camisa.

—¿Podemos finalizar esto?— Preguntó con voz prefunda e intimidante. Mi respuesta fue clara cuando lance el cuchillo en dirección a su rostro, pero él utilizó su cuchilla para desviarlo con facilidad. Corrí hacia una de las ventanas sabiendo que no tendría otra opción, pero el tipo fue rápido, enganchando su equipo en los dos lados de la ventana e impulsandose hacía mi. Sus brazos me envolvieron cuando su cuerpo chocó contra el mío y ambos salimos por la ventana. Caímos sobre una lona y después al duro suelo. Nuestros cuerpos se separaron mientras rodaba unos pocos metros. Antes de poder hacer nada, sentí su peso sobre mi y el frío metal de la cuchilla sobre mi cuello. Traté de empujarlo con mi cuerpo, pero su fuerza era superior a la mía. Tampoco podía hacer nada, ya que con una de mis manos trataba de impedir que me cortara el cuello mientras la otra era sujetada con firmeza contra el suelo.

—J-joder— Dije frustrada y enojada. Era mi fin. Me iban a entregar, encerrar y posteriormente ejecutar. No dejaría nada atrás más que la miserable vida que me había tocado vivir y nadie me extrañaría. Pero aún así, a pesar de todo ello, no pude dejar de resistirme. —¡Sueltame, maldito bastardo!— Seguí retorciéndose aún sabiendo que no serviría de nada. Le vi fulminarme con sus orbes de un extraño color gris azulado. Su mano soltó mi muñeca y sin ningún tipo de vergüenza comenzó a buscar dentro de mi camisa. Mis mejillas se ruborizaron mientras un terrible enojo me invadía. —¡Oye! ¿Qué coño crees que estás haciendo? ¡Aparta tus asquerosas manos de mi!— Pude ver por un segundo una leve mueca ante mis palabras, pero siguió buscando esta vez entre mis pechos. —Te mataré— Dije oscuramente. Él chasqueo su lengua antes de sacar su mano con el anillo entre sus dedos índice y pulgar. Prácticamente me había olvidado de el.

Unos pies descansaron por encima de mi cabeza. Alcé la mirada para ver a Erwin inclinarse. —Estoy seguro de que escuchaste al mercader pronunciar mi nombre. El hombre que te retiene se llama Levi. Aquel a quien trataste de acuchillar, Mike, y al que causaste que se estrellara contra la pared, Darius— Mis párpados se abrieron un poco más. Estuvo observando todo el tiempo... —He de admitir que estoy sorprendido ante tu agilidad y astucia. A pesar de nuestra ventaja con los equipos, has conseguido llegar lejos y enfrentarte a dos de nosotros.

—¿Por qué me dices esto?— Pregunté con un tono más calmado. No entendía por qué elogiaba mis azañas contra sus hombres.

—Te responderé con otra pregunta. ¿Te unirías al cuerpo de exploración?— Esta vez no pude evitar que mi rostro mostrara desconcierto. ¿Qué esta diciendo este hombre? ¿Por qué esta haciendo esto conmigo? Incluso pude ver un reflejo de mi propia expresión en la cara del azabache sobre mi que miraba a Erwin. Fue entonces cuando me di cuenta de que los otros dos hombres se habían unido a nosotros. El hombre, que si no me equivocaba se llamaba Darius era ayudado por el tipo rubio al que ataqué, Mike. Ambos también lucían sorprendidos.

—¿Por qué iba a querer unirme a vosotros? Ingresar al cuerpo de exploración es una muerte asegurada, me daría igual tomar una condena temprana en un juicio donde sé que mis últimas vistas no serán el interior de un titan.

Erwin dejo escapar una pequeña risa ante mis palabras, algo que me molestó. No estaba tratando de bromear al respecto, sabía que en cada expedición mueren muchas personas. —Tu punto de vista es muy correcto... Pero aún así, uniendote a nosotros por lo menos tendrías una posibilidad de vivir aunque el porcentaje sea muy bajo— Su punto de vista también era correcto. ¿Pero por qué luchar? ¿Qué le debo yo a la humanidad? Este mundo solo me ha brindado sufrimiento.

No lucharía por ellos, lucharía por mi...

—¿Por qué yo?— Pregunté queriendo saber cuál era el interés del comandante hacia mi y por qué querría que una criminal se una a la legión de reconocimiento. Pude sentir ahora todas las miradas sobre mi, pero la mía se mantuvo en Erwin todo el tiempo igual que la suya en mi, ni siquiera parpadeabamos. El silencio nos consumió durante unos segundos. Estaba segura de que los otros hombres se preguntaban lo mismo.

—Porque sé reconocer un buen soldado cuando lo veo— Fue su única respuesta antes de enderezarse. Parpadee un par de veces, confundida. ¿Soldado?

—Un momento, no te he dado una respuesta aún— Dije frunciendo el ceño antes de que la mano del azabache llamado Levi agarrara mi camisa y me levantara con dureza sin soltarme.

—Es cierto, no lo has hecho— Hizo una señal con su cabeza y antes de poder saber lo que estaba pasando, Levi golpeó mi estómago con el mango de su cuchilla causando que cayera de rodillas y tosiera un par de veces. Me esposó las muñecas a mi espalda sin que yo pudiera hacer nada al respecto, aún tratando de recuperarme del golpe. Puntos negros inundaron mi visión. Hacia días que no comía y comenzaba a pasar factura en mi cuerpo. Quería seguir resistiendome aún sabiendo que no debía, pero no daría más de dos pasos sin ser atradapa de nuevo.  Lo último que pude captar antes de desmayarme fue como me colocaba en su hombro como un saco de patatas. 

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora