Vive, Es Una Orden

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Cabalgué por el silencioso bosque buscando algún rastro de Liberi. Esa mocosa no podía estar muerta. Había visto a muchos soldados morir, incluso cuando tenían potencial, pero la mocosa no era como ninguno de ellos. Era persistente y no me libraría de ella tan fácilmente. No la daría por muerta hasta ver con mis propios ojos su cuerpo inerte en algún lado de aquel bosque, y estando bajo mi mando debía buscarla.

Adentrandome más en el bosque pude ver cuerpos de soldados o lo que quedaban de ellos dejando un rastro de sangre. Probablemente algunos titanes salieron de entre los árboles, sorprendiendoles. Ninguno de esos cuerpos le pertenecía a ella.

Varios metros más a delante me topé con un árbol derribado, lo más seguro producto de algún titan. Junto a él había rastro de sangre. Acercándome al escenario pude ver el caballo de Oruo tendido a pocos metros, muerto. En seguida supe que estaba en el lugar correcto. Entrecerré los ojos a la vez que escaneaba el área. No pude ver a Liberi por ninguna parte.

¿La devoraron? ¿Huyó?

Mi mirada captó otra silueta al fondo y también humo procediendo del lugar. Me bajé del caballo y caminé hacia allí. Las suelas de mis zapatos se manchaban con los rastros de sangre según caminaba. Convorme me acercaba más clara era mi visión. Otro caballo yacía muerto junto a los huesos humeantes de lo que antes había sido un titan. Fijándome mejor en el caballo, algo llamó mi atención. Debajo de este había algo. Cuando me acerqué pude distinguir una bota seguido de unos pantalones blancos y dándome cuenta de que era el cuerpo de un soldado, avancé y rodee al animal, deteniendome cuando vi una melena familiar. Me arrodillé a su lado y aparté el pelo que cubría su cara para poder ver su rostro. Tenía los ojos cerrados y una expresión pacífica, no sabía si estaba viva o muerta.

—Oi, mocosa.

Di por hecho que no obtendría respuesta, pero tras un par de segundos sus párpados se cerraron con más fuerza y después los abrió, permitiendome ver el azul de sus ojos y esa mancha marrón que tiene en el izquierdo, esos ojos extraños y llamativos que comenzaba a creer que no volvería a ver. La sensación de haberme quitado un pequeño peso de encima me invadió y me regañe por ello. Claro que era una excelente soldado, aunque le faltaba disciplina, y no quería perderla estúpidamente sobre todo tras el esfuerzo para obtenerla, pero tampoco debía dejar que me afectara lo más minimo. Un soldado de la Legión de Reconocimiento estaba destinado a morir. Aún así, no pude evitar sentir cierto orgullo por aquella mocosa.

—¿Crees que podrás moverte?—. Pregunté, aún no muy seguro de recibir una respuesta.

—No pienso quedarme aquí—. Su voz era débil, a penas un susurro y aún así se escuchaba tan firme y segura como siempre, sin importarle a quien se dirigía.

—Voy a tratar de quitarte peso de encima. Cuando estés lo suficientemente libre quiero que te arrastres fuera, ¿entiendes?—. Pregunté una vez más poniéndome en pie.

—Este jodido caballo es el doble que tú en tamaño y peso... Aunque eso no es tan difícil. No podrás hacerlo solo...

Frunci el ceño mirando su débil forma, o por lo menos lo que se podía ver de ella. No sabía que daños había sufrido su cuerpo. —La cadete Liberi murió en cumplimiento de su deber...—. Reflexioné en voz alta, ensayando cómo le daría el trágico anuncio a Erwin.

Liberi cerró los ojos de nuevo. —Lo que sea que hagas.. que sea deprisa...

Chasqueé la lengua. —Vine aquí para salvarte el trasero, mocosa. Se más considerada.

—Titan.

De repente una sombra se cernió sobre nosotros y alcé la mirada para ver la forma de un titan. Mierda. Me aparté del camino cuando la gigantesca mano trato de agarrarme. Me enganché a un árbol. En aquel escenario yo tenía la ventaja. Por suerte el titan no reconoció la presencia de Liberi y se concentró en mi. Trató de agarrarme una vez más, pero con velocidad me aparte y me moví entre los árboles. Le perdí de vista y soltando una buena cantidad de gas me dirigí hacia su nuca y la corté.

—No puedo perder mi tiempo contigo.

El titan se derrumbó y aterricé de nuevo junto a Liberi, agarrando al caballo sin perder más tiempo. Haciendo uso de mi fuerza comencé a tirar del cuerpo del animal hacia arriba. Poco a poco el cuerpo de Liberi quedaba libre y comenzó a arrastrar una pierna. No quise meterle prisa y opte por aguantar para ella. Cuando quedó liberada del peso del caballo, se arrastró hacia fuera. Solté al caballo y me dirigí hacia ella girandola sobre su espalda. Mis ojos se ampliaron cuando vi un trozo de cuchilla rota clavada en el lado izquierdo de su abdomen. Una gran cantidad de sangre cubría la zona. Observando su rostro pude darme cuenta de que su piel se veía más pálida.

—Liberi, ¿puedes escucharme?—. Pregunté sacando un pañuelo blanco del bolsillo. Después comencé a deshacer una de las correas de su equipo ya que no podría darle más uso. Ella abrió ligeramente los ojos y asintió una vez. Era la primera vez que la veía tan débil e indefensa, sin aquel fuego en sus ojos, y aquella visión no me gustó en absoluto. —Necesito que te mantengas despierta, puedes tomarlo como una orden—. Dije bruscamente atando la correa alrededor de su torso. El pañuelo blanco pronto se tiñó de rojo mientras cubría la herida. Con cuidado pero firmemente la agarré y la coloqué sobre mi espalda. Caminé con ella hacia mi caballo e hice lo mejor que pude para no causarle más dolor, pero cuando la monte en el caballo dejó escapar un pequeño gruñido de dolor. Me monté detrás de ella y envolví un brazo alrededor de ella, por debajo de su herida, para mantenerla erguida. Moví a mi caballo lo más despacio que me permití dentro de la urgencia de llegar al campamento improvisado si no quería que muriera en mis brazos.

Miré una vez más por encima de mi hombro. Algo no encajaba. Si el titan era un excéntrico eso explicaría la complicación, pero si ella había quedado atrapada bajo un caballo cuyo dueño no podía ubicar, ¿cómo acabó con el titan? No tenía sentido que hubiera acabado con él y posteriormente hubiera quedado atrapada bajo un caballo. Quería preguntarle que había sucedido, pero cada vez se veía más cansada. Pronto caería inconsciente. Su cuerpo se deslizó hacia un lado y reajuste mi agarre, presionandola contra mi pecho.

—Tienes una promesa que cumplir, ¿cómo pretendes exterminar a los titanes si mueres? A demás, te dije que quería un buen té cuando volvamos. Ni se te ocurra morir.

—¿Es eso... También una orden?—. Preguntó en apenas un susurro, pero logré escucharla. Fruncí el ceño mirando al frente.

—Vive. Es una orden, mocosa.

Erwin

Entré a una pequeña tienda de descanso que habíamos preparado. Todo parecía en orden. Los pelotones exteriores mantenían a los pocos titanes que acababan adentrándose en el bosque. Era el escenario perfecto para enfrentarse a los titanes. Tantos árboles no sólo lograba alejarte de su visión, el equipo funcionaba con todo su explendendor dándote una ventaja muy significativa. El riesgo de ser devorado disminuía considerablemente.

En la tienda descansaba Bozad con una venda alrededor de su cabeza. Un médico me había informado de la situación. Parecía estar bien. A su lado permanecía Ral.

—Ral, ¿dónde está Levi?

La joven se puso en pie al escucharme y me recibió con el saludo. Alcé mi diestra para que se relajara. —El capitán Levi salió en busca de Liberi, señor.

—Ya veo. ¿Se encuentra bien, Bozad?—. Pregunté mirando ahora a su compañero. El nombrado asintió, pero era obvio que algo le estaba molestando.

—Si, señor, no debe preocuparse, señor.

Asentí y salí de la pequeña tienda. No vi el caballo de Levi por ninguna parte, lo que quería decir que había salido con él. Conocía cual había sido su recorrido ya que casi siempre realizaba el mismo en cada expedición y sabía que todavía reservaba casi todo el gas en sus tanques. Ante tanto árbol un caballo no haría falta para desplazarse, pero Levi no actuaba sin pensar. Si la cadete Liberi hubiera resultado herida o sin gas, no podría volver. Levi nunca había desobedecido una orden mía y sabía que no lo haría. Confiaba fielmente en mi juicio, y si le hubiese denegado buscar a la cadete no lo habría hecho. Levi prefería cumplir órdenes, pero sin mi presencia, el capitán tomaba las decisiones que creía correctas. Por el momento confiaría en su decisión de arriesgarse en la búsqueda de un cadete que podría estar muerto. Liberi tenía potencial, uno que quería explotar, y su temprana perdida sería un fracaso.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora