Decir adiós

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Notas al final del capítulo.

Mis ojos se ampliaron en reconocimiento de aquella voz que no había escuchado en poco una semana y alcé la cabeza para encontrarme con esos ojos azul grisáceo que en silencio había extrañado. Zeus, que se mantuvo acostado a mi lado en todo momento alzó la cabeza y meneó su cola, animado. ¿En qué momento comencé a sentirme de aquella manera? me preguntaba cuando recordaba al hombre que detuvo sus pasos frente a mi, algo que solía hacer con bastante frecuencia. Solo sabía con certeza que hasta que no creí en mi muerte, no me había dado cuenta de lo poco que he vivido aún, de las tantas cosas que me quedan por hacer. Enamorarme, conceder una vida, envejecer, explorar el verdadero mundo, respirar la verdadera libertad... Hasta aquel instante no me había dado cuenta de lo mucho que quería vivir realmente y de la facilidad con la que me di por vencida, con la que abandoné todo sueño y esperanza. Pero lo que más me inquietaba era que no me importaba porque en aquel momento tenia a alguien a mi lado, y no me sentí sola. Tras tanto tiempo, en un momento que sería una pesadilla para cualquier ser vivo, para mi fue tranquilo y... Cálido. Aparté la mirada inclinando mi cabeza, ocultando mi rostro de aquella intensa mirada del capitán, quien se mantenía protegido de la lluvia con una capa. No estaba preparada para enfrentarle, no en aquel momento, pero lo que sintiera era irrelevante. 

—Levi... ¿Qué estás haciendo aquí? Esta lloviendo...—. Murmuré. Supuse que no estaba allí de casualidad. Probablemente fue a buscarme, pues no parecía en absoluto sorprendido de verme allí. 

—No parece ser un problema para ti—. Dijo, realizando una leve pausa después. —Lo mismo que tú, supongo. Solo con la diferencia de que tú no deberías estar aquí, entonces, ¿Qué estás haciendo tú aquí?

Guardé silencio. Le pedí a Moblit que consiguiera la guitarra por mi, y a pesar de que se arriesgó a mi estúpido capricho, me arriesgué a venir sola aquí. Me sentía mal por traicionar su confianza. —Necesitaba aire—. Respondí finalmente, sin saber como expresar con palabras mi necesidad de estar allí en aquel momento. 

—Hay aire en todos los lados—. Dijo con simpleza, deslizándose a mi izquierda para sentarse a mi lado. El silencio nos envolvió, y aunque no se sentía incómodo, prefería que continuara hablando. Gritarme por ser una imprudente, lanzarme una lista de castigos, cualquier cosa que me impidiera pensar en el extraño ambiente que ahora existía entre los dos. No llegó nada mas que el constante sonido de la lluvia.

Ambos sabíamos con exactitud por qué estábamos allí, pero ninguno de los dos parecíamos querer mencionarlo, como si decirlo lo hiciera real, que se habían ido y no volverían, manteniéndose únicamente en el recuerdo y corazones de aquellos que continuaban con vida. Había ido porque me sentía realmente sola, pero solo me encontré con más soledad.

Decidí ser la primera en hablar. —Ni siquiera sé por qué estoy realmente aquí—. Admití, ganándome la fija mirada de Levi. —Quiero decir, ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme de ellos, ni de agradecerles como es debido que me aceptaran con tanta facilidad, en su mayoría—. Sonreí con tristeza. —Pero ellos ni siquiera están aquí realmente—. Dije haciendo referencia a las tumbas vacías.

—Sus cuerpos no están aquí, pero eso no importa porque lo que ellos han ofrecido es lo que realmente permanecerá para siempre, y es algo que nunca se debe enterrar. Ellos no se han ido, están reflejados en nosotros y en el mundo, porque todas las personas afectan de una forma u otra—. Habló mirando al frente, aunque no podía ver su rostro debido a la capa. El tono de su voz, a pesar de permanecer tan firme como siempre, era suave. Su manera de verlo causó un cambio en mis sensaciones. no estaba equivocado, todos adaptábamos inconscientemente esencia de los demás. —Por muchas veces que alguien pase por esto, nunca podrá acostumbrarse, es algo natural sentir la perdida de todo aquel cercano a nosotros, incluso en ocasiones , por ajenos. Pero hay que aprender a continuar por mucho que duela, porque no hay de otra, y no sentirnos mal por ello, por continuar con vida. Tarde o temprano todos tenemos que marchar, lo que duele es que algunos deban hacerlo tan pronto... Pero en algún momento debemos decir adiós.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora