Silencio

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Liberi

La tensión del soldado de la policía militar era palpable mientras compartíamos miradas con él de camino a la sede. Se encontraba con las manos es posadas en su espalda, Mike y la mujer rubia se mantuvieron a su lado en el carro. El resto íbamos con nuestros caballos. Por un momento su preocupada mirada se encontró con la mía y la apartó tan rápido como llegó, haciéndome fruncir el ceño. Quería hacerle tantas preguntas... Pero sabía que se encargarían de ello. Sus compañeros ya estarían en manos de la ley, aunque no podía fiarme ni siquiera de ello. Las leyes estaban hechas por humanos, y los humanos cometenemos errores constantemente. Quizá por ser el cuerpo más alto, no se hiciera justicia. Aún así, no había nada que pudiera hacer.

Aparté mi mirada de él para posarla en el hombre frente a mi. Levi permanecía mirando al frente sobre su negro caballo. Pensé en las palabras de Hange y Petra, dándome cuenta de que tenían razón en todo lo que dijeron. Levi era una persona difícil de tratar, y aún así era entrañable, confiable y respetable. No ocultaba la preocupación por la gente que le rodeaba, pude verlo por primera vez cuando Hange elaboró aquel catastrófico plan para capturar un titan, y desde entonces he podido comprarlo en numerosas ocasiones. Cuando me salvó durante mi segunda expedición, cuando se negaba a que Hange pusiera en riesgo su propia vida y la de otros, cuando prefería matar a los titanes por su cuenta antes que dejar a uno de sus subordinados hacerlo, cuando me aseguró que haría lo posible para evitar que volviera al subterráneo... Podía sentir mi corazón golpear con fuerza contra mi pecho cuando pensaba en aquellas palabras. La seguridad de su voz, la promesa en sus ojos... También tenían razón sobre nuestra relación. Si bien todavía nos molestaba algunas cosas del otro y lo estrangularía con su pañuelo cada vez que me mandaba limpiar, podía sentir su confianza en mí, igual que la mía había crecido en él tanto como mi respeto. No sabía desde cuando, pero había comenzado a preocuparme por él. Al ver sus ojeras debido a la falta de sueño, cuando no le veía en el comedor a la hora de comer, cuando comencé a reconocer el dolor detrás de su mirada... Aunque no lo mostraba, podía verlo ahí, podía porque yo también lo ocultaba. Desconocía sus motivos, pero sabía que no se debía a ser una persona fría con falta de empatía. Era borde y serio, pero claramente entendía el dolor de los demás y sentía el propio cuando veía morir a sus compañeros, ver aquella colección de parches no dejó duda de ello. Pensé que se molestaría por haberlo visto, ya que de todas las personas, debería ser la última de la que quisiera compasión. Pero más allá de eso, encontré el acto demasiado hermoso para lo que su fachada reflejaba. Gracias a él aquellos soldados seguían presentes, la prueba de que existieron y de lo que hicieron estaba en su cajón.

Distraidamente dirigí una mano a mi pecho, justo donde mi corazón latía con furia. No comprendía por qué me sucedía. Era molesto.

—¿Qué te pasa?

Giré mi cabeza para mirar a Oruo. —Nada.

Oruo chasqueo la lengua. —Bien, no me gustaría tener que actuar de niñero ahora.

Le miré arqueado una ceja. —Cierto. Cuantos años tienes, ¿cincuenta? ¿No estás algo viejo para esto?

Oruo comenzó a molestarse y tuve que resistir una sonrisa. —¡¿Como dices?! ¡No soy mucho más viejo que tú, mocosa!

Pude comenzar a sentir algunas miradas sobre nosotros, pero me estaba divirtiendo demasiado como para preocuparme.

—Oh, ¿en serio? Tus reflejos son demasiado lentos. Te he salvado el trasero por segunda vez.

—¡No lo vi venir! Y no es necesario que cuentes las veces, no volverá a suceder, mocosa.

—No sabes cuanto me alegro, así no me arrepentiré de salvar tu larga lengua, abuelo.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora