Odio

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Caminé a un par de metros detrás de Levi a donde quiera que se dirigía. Todavía no sabía que había tras muchas de las puertas con las que nos encontrábamos a lo largo de los pasillos, ya que aún no había explorado el lugar con profundidad. Finalmente nos detuvimos frente a una de ellas. Escuché el tintineo de unas llaves antes de que la puerta se abriera. Se detuvo al lado de esta, indicándome con la cabeza que entrara. Manteniendo una mirada aburrida semejante a la de él, me introduje en el cuarto. Era una especie de despacho, muy sencillo y pequeño, pero perfectamente ordenado y, por supuesto, limpio. Incluso el aire que respiraba parecía limpio.

Escuché el cierre de la puerta y los pasos de Levi detrás de mi. Pasó por mi lado y se detuvo tras el escritorio, observando mi figura parada frente a él. Su ceño se profundizó y chasqueó la lengua mientras tomaba asiento en la silla. Fue entonces cuando me fije en que solo llevaba la camisa permitiendo ver mejor su formado cuerpo, del cual aparté la mirada tan rápido como llegó. 

—Quedate ahí quieta y no toques nada, ya has dejado suficientes huellas en el suelo.

No me contuve y rodé los ojos. Ante aquello Levi arqueó una ceja, ligeramente sorprendido de mi atrevimiento. Mantuve mis ojos entrecerrados en los suyos, los cuales siempre miraban con frialdad.

Un titan tiene más expresión facial.

—Escucha, mocosa. No te voy a retener por mucho tiempo, tengo cosas más importantes que tratar y no quiero que contamines con tus germenes este lugar.

Sí su comentario buscaba ofender, no lo consiguió, pero aún así me irritaba su forma de ser y el sentimiento aumentó debido a mi cansancio físico y mental tras la expedición.

—Sí tanto te desagrada mi presencia, ¿por qué traerme aquí o tan siquiera conversar? El sentimiento es mutuo— Susurré la última parte, aunque él lo escuchó claramente.

—No necesito tu agrado en absoluto, solo tu obediencia la cual tampoco obtengo con facilidad, pero me ocuparé de eso— Dijo con seguridad, estrechando sus ojos hacia mi. —Ahora el tema que quería tratar tiene que ver con tus acciones recientes.

—He hecho muchas cosas últimamente, ¿podrías especificar?

Su mirada, si es que era posible, se volvió más amenazante. Se veía realmente aterrador y aunque a mí no me causaba la emoción que quería, cualquier otro soldado estaría temblando en mi lugar. Era pequeño comparado con otros hombres, ni siquiera sabía su edad pero reconocía que era intimidamente, especialmente por aquellos que conocían su fuerza. Era obvio que mi comentario y el tono no le había gustado lo más mínimo, aunque no pudo importarme menos.

—Mi error, no fui del todo claro. Quedate quieta y callada. Solo quiero que hables cuando te de permiso y cuando te dirijas a mi, hazlo con respeto. Voy a tener que educarte como si tuvieras cinco años.

Mi lengua no estaba dispuesta a obedecer sus órdenes y me encontré hablando una vez más. —No puedes pedir que me dirija a ti con respeto cuando tú no lo haces conmigo. Ya te lo dije una vez, mi nombre es Liberi, no mocosa ni cualquier otra mierda. Ni siquiera tiene sentido, dudo que nos llevemos demasiados años.

Incluso si con su simple mirada me mandó callar en medio de mi discurso, no me detuve. Me negaba a rebajarme ante cualquier persona. No lo había hecho antes y no lo haría ahora. Menos ante alguien como él.

La silla resonó al ser arrastrada por el suelo de madera cuando Levi se levantó. Sin apartar la mirada de la mía, rodeó el escritorio y se posicionó frente a mi. Por unos largos segundos no sucedió nada. No habló ni se movió, simplemente mirándome. Pensé que estaba perdiendo el tiempo y consideré largarme de allí, pero antes de poder realizar cualquier tipo de acción, una de sus manos se alzó con velocidad hacia el cuello de mi camisa y me empujó contra el escritorio. La mano contraria se posicionó con firmeza contra mi nuca, manteniendo mi cabeza contra la madera. Intenté enderezarme, pero con cada empuje su agarre se apretaba obligandome a permanecer quieta.

—Sueltame— Gruñí entre dientes. Me sentía humillada por segunda vez al verme reducida por él. El hambre y el cansancio pasaron factura impidiéndole luchar contra su fuerza.

—No estás en posición de dar órdenes, yo sí. Si no te gusta la idea, bien podrías volver a meterte en el agujero del que saliste o en otras palabras, morir. Me importa una mierda, pero mientras estés bajo mi mando quiero obediencia absoluta o me veré obligado a tomas medidas más severas. No creo que sea complicado cumplir lo que te pido. Solo quiero que cierres la boca por unos minutos y escuches, luego puedes irte a lloriquear donde no te vea.

—Repudio los tipos como tú que por tener un título miran por encima del hombro a los demás y también repudio a los que se dejan pisotear de esa manera— Conteste con todo el odio que pude reunir en mi tono, ya que no podía verme el rostro.

—No has aprendido nada. Tu salvajismo te impide ver más allá del funcionamiento social en un cuerpo militar. Te lo diré de este modo. ¿Qué crees que sucedería si permito que mis hombres desobecenzan mis órdenes y hagan lo que crean oportuno durante una expedición? Mi puesto y el tuyo existen por una razón. La obecencia y confianza es clave para una buena colaboración y resultado. Necesito obtener ambas cosas de ti o mi preocupación ahí fuera no serán únicamente los titanes.

Dichas aquellas palabras, me soltó y me aperté rápidamente, mirándole con todo el odio que pude reunir. Aunque en el fondo sabía que tenía razón, pero no le daba derecho a tratar a nadie de esa manera, incluso si solo buscaba la obediencia. Me estudió por un momento antes de suspirar y apoyarse en el escritorio con los brazos cruzados.

—Mira... No soy tu enemigo, quiero que te quede claro. Nadie aquí lo es. Estamos unidos por un mismo objetivo, acabar con los titanes. ¿Tienes furia comprimida? Sácala ahí fuera contra ellos, pero no tires piedras a tu propio tejado—. Me mantuve en silencio, frunciendo el ceño esta vez hacia el suelo. —Salvaste a un compañero sin dudar un segundo, incluso cuando Gunther estaba ahí listo para intervenir y bajo la orden de actuar solo si era extrictamente necesario. Te las apañaste bien, aunque era un titan pequeño. No te confíes, mates a un titan de quince metros o a un excéntrico, nunca bajes la guardia. Confía en tus habilidades, pero con cautela y nunca hasta el límite. Esto no es una competencia y no trates de hacerte la heroína, si algo está fuera de tu alcance, déjalo.

No sabía si había reproche, elogio o negatividad en sus palabras, pero si sabía una cosa. —Hablas demasiado— Dije con irritación. Su rostro se mantuvo inexpresivo y calló por uno segundos.

—Acostúmbrate, aquí no te tienes que gustar nada, solo lidiar con ello. Ahora limpia todo lo que hayas tocado y luego puedes desaparecer de mi vista. Espero no tener que lidiar contigo por lo que queda de día.

Dicho aquello me lanzó un trapo el cual atrapé por reflejo. Esta vez fue el turno del trapo para aguantar mi ceño fruncido. Maldito obseso de la limpieza.

Te odio— Expresé abiertamente ganandome una leve mirada por su parte.

—El sentimiento es mutuo.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora