Expedición N° 31

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—¡Avancen!

Tras la orden de Erwin, todos los caballos comenzaron a abanzar hacia la puerta. Cuanto más me acercaba, más nerviosa me sentía. No por el hecho de que por primera vez iba a ver lo que era un titan, no por la posibilidad de tener que enfrentarme a uno y mucho menos por morir. Por fin, tras toda mi vida esperando, había llegado el momento de sentir lo que era la verdadera libertad. Incluso si era un sentimiento vago, era real. Una vez mi caballo atravesó la puerta, tuve que entrecerrar los ojos ligeramente ante la luz directa del sol. Una vez me acostumbre a esta, observé aquello que creí que nunca podría apreciar. Un extenso campo verde nos recibía, decorado de algunos cuantos árboles. No había nada más, pero a mí me pareció lo más bonito que había visto nunca. No había murallas, podía ver hasta donde mi vista alcanzaba. Por el rabillo del ojo capté movimiento en el cielo. Incline la cabeza un poco para mirar hacia unas palomas que volaban sobre nosotros.

—Eh, mocosa, esto no es una excursión—. Dijo Oruo ante mi pequeña distracción. —Debes centrarte en lo que tienes delante. De lo contrario no tardarás en- — Sin verlo venir, volvió a morderse la lengua haciéndome olvidar las palabras que se acumularon en mi garganta, mirándole algo sorprendida por el repentino acto. Oruo comenzó a quejarse y arqueé una ceja.

—Y tú deberías cerrar la boca. Es muy probable que mis sentidos estén más desarrollados que los tuyos.

—Silencio. Los dos.

La profunda y autoritaria voz de Levi interrumpió. Por su tono, claramente molesto. No me moleste en mirarle y continúe avanzando. Erwin alzó el brazo hacia la derecha, señal para que todos los soldados se posicionaran en sus respectivos puestos de la formación. Nosotros no tuvimos que movernos ya que permanecíamos en la parte inferior del centro, protegiendo los carros que iban frente nosotros. Incluso si era el puesto más seguro, también era el que más responsabilidad conllevaba. Si algún titan excéntrico invadía la formación, teníamos que eliminarlos. No pasó más de dos minutos cuando vimos la primera bomba de humo. A nuestra derecha, una bomba de color rojo coloreo el cielo. Tras ellas varias las siguieron. Segundos después Erwin al frente indicó con una bomba de color verte el nuevo curso de la formación, hacia la izquierda. Durante un tiempo todo pareció ir bien, o eso parecía desde nuestra posición. Si estábamos esquivando a los titanes, eso significaba que nadie estaba luchando contra ellos.

O así tendría que ser.

Todo estuvo tranquilo durante un tiempo. El silencio reinaba en nuestro pelotón, atentos a cualquier situación inesperada. De repente, una bomba de humo negro se disparó a nuestra derecha.

—Un excéntrico—. Habló Oruo.

—No deberían tener problemas—. Comentó Erd, todos mirando con atención hacia aquella dirección.

Otro sonido de bomba nos hizo mirar a la izquierda. Humo negro. A nuestras espaldas, otro bomba de humo negro se disparó al cielo.

—¿Que diablos? Nos están rodeando— Habló de nuevo Oruo más preocupado. —Esto no me gusta nada.

—Calma. Si consiguen adentrarse, los eliminaremos— Dijo Levi con tono tranquilo. Yo me dediqué a mirarle por unos segundos antes de fruncir el ceño hacia el frente. Se suponía que estábamos en la zona más segura. Que tres excéntricos lograran adentrarse hasta nuestra posición no lo hacía en absoluto. Sólo demostraba lo incompetentes que resultaban ser el resto de soldados. Todos asintieron ante las palabras de su capitán con seguridad en sus miradas.

Un joven a caballo se aproximó a nosotros desde nuestra izquierda. Su rostro reflejaba puro pánico.

—¡Capitán Levi! ¡Un par de excéntricos están dando muchos problemas, van acompañados de otros titanes y están consiguiendo adentrarse en la formación! Esta siendo muy complicado detenerlos, mientras los normales atacan los excéntricos se abren paso al centro.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora