Recuerdos

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Siento mucho la espera, pero no lograba sacar tiempo para escribir el capítulo.

Disfruten.

☕☕☕☕☕

Corrí por las calles tan rápido como mis cortas piernas me permitían mientras lanzaba rápidas miradas hacia atrás para asegurar que mantenía una buena distancia de los comerciantes que me perseguían. Mis hombros chocaban con la gente que trataba de apartarse del camino mientras me gritaban. Contra mi pecho, aferraba un pedazo de pan.

—¡Que alguien detenga a esa niña! ¡Pequeña mierda, no escaparás!

Mis pulmones ardían, mis piernas súplicaban descanso, mis pier desnudos estaban dañados, pero solo un poco más y podría despistar a aquellos hombres, quizá disfrutar de alimento por una vez en días, por poco que fuera.
De repente, choqué contra algo duro y caí de espaldas haciéndome daño en el trasero.

—Maldita sea...

Traté de levantarme, pero una fuerza sobre mi pecho me detuvo, manteniendome contra el suelo. —¿Qué... Qué diablos te pasa? ¡déjame ir!—. Grite comenzando a patalear y tratando de apartar su pie con una mano mientras la otra aún se aferraba al pan.

La persona aplicó más presión sobre mi pecho y chasqueo la lengua. —Los mocosos sólo dais problemas.

Alcé la mirada, pero no pude ver nada debido a que su rostro estaba sombreado por un sombrero. Fulmine al hombre con la mirada.

—¿Quién en su sano juicio lleva un sobrero tan ridículo como ese en este vertedero? ¿Buscas llamar la atención? Créeme que no será una buena.

El hombre, ante mis palabras, levanto la cabeza permitiendo que su rostro se iluminara. Sus ojos de tono azul grisáceo me miraron fijamente mientras una de sus cejas se alzaban con aparente diversión, lo cual me molestó aún más.

—También sois demasiado estúpidos.

Unas pisadas se detuvieron a nuestro lado junto a respiraciones pesadas.

—Ahí está—. Uno de los hombres se rió. —parece que la rata fue atrapada. Le daremos una buena recompensa por ello—. Dijo mirando al hombre que me retenía.

El hombre apartó el cigarrillo que sujetaba entre sus labios y soltó el humo. —Lo único que quiero de vosotros es que dejéis de dar por el culo.

Los hombres se miraron entre ellos ligeramente confundidos. Finalmente se encogieron de hombros y el que había estado hablando avanzó hacia nosotros.

—Esta bien, me llevaré a la cría entonces.

Su asquerosa mano se alzó hacia mi y comencé a retorcerme en vano, aquel hombre no disminuía su peso sobre mi. Repentinamente, antes de que aquel cerdo pudiera tocarme, el hombre del sombrero posó el cigarrillo sobre su mano, quemando la piel. El otro hombre gritó de dolor y retrocedió mientras se sujetaba la mano el resto de hombres se adelantaron enfurecidos.

—¡¿Que diablos?!

—¿Vas a cargar con esta mocosa por un simple trozo de pan? Mirala bien—. El hombre apartó su pie de mi pecho para darme una patada en el costado, haciéndome girar y toser. —¿Qué pretendéis hacer con ella? ¿Divertiros y luego venderla? ¿Quién pagaría por ella? Está sucia y desnutrida, a demás de tener la lengua muy suelta. No tiene nada de especial, no merece la pena.

Los hombres se miraron entre ellos por unos segundos. —Bien, pero de todas formas deberá recibir un castigo por ladrona.

El hombre chasqueo la lengua de nuevo, claramente molesto y a continuación escuché el sonido de una moneda cayendo y rodando por el suelo.

ℒℐℬℰℛℐ ➵ Wɪɴɢs ᴏғ Fʀᴇᴇᴅᴏᴍ 【Lᴇᴠɪ Aᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ】PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora